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— La luminaria celeste será tu mejor amiga— dice Juniper a medida que me muestra la flor celeste que tiene en las manos. Es una mezcla entre una rosa y un tulipán, y es tan brillante que bien podría iluminar una habitación entera. Su color es como el del océano.— Como te dije anteriormente, no es milagrosa. Pero es muy eficaz. Actúa como sanadora y antibiótico...

Hoy, al despertar, me enviaron directamente a la enfermería a estar con Juniper. Bueno, ya está claro quien fue la única persona que tomó aquella decisión mientras todos en la aldea se la pasan luchando, entrenando, y haciendo cosas por los demás. Joder, si hasta vi un grupo de niños pequeños preparándose para el ataque. Mientras tanto, a mí me tienen aprendiendo sobre plantas.

Aún así, intento parecer lo más interesada posible en frente de Juniper. No quiero que ella se sienta mal, o crea que no estoy valorando todo el conocimiento que me está entregando de manera gratuita. 

—...sólo tienes que hacer una pasta a partir de sus pétalos. Los mezclas con un poco de agua...— continúa ella, pero yo ya he comenzado a divagar. Lo peor de todo es que ni siquiera puedo agudizar el oído para saber de qué demonios están hablando en esas reuniones porque Nain lo percibe de inmediato.

Qué fastidio. 

— Juniper, ¿te puedo hacer una pregunta?— suelto de pronto. Juniper me observa dubitativa, pero luego asiente.

— Puedes hacer todas las preguntas que quieras. De todas maneras, decidiré cuál responder.

Yo asiento para mis adentros. Suena justo.

— Alaric y Jace Conner...¿Son amigos?

— Muy amigos, sí. ¿Por qué lo preguntas?

— No lo sé. Ayer, cuando Alaric llegó, Jace no parecía muy feliz de verlo allí. Y luego, Alaric propuso que yo vaya a una de sus reuniones, pero Jace parecía molesto. Bueno, no es que alguna vez no lo parezca, pero me llamó la atención que ni siquiera se veía feliz de verlo. 

— Cuéntame qué sucedió, y te diré qué opino.

Así que eso hice. Le conté a Juniper todo lo que había sucedido la noche anterior; incluso la manera en la que sentía que alguien me seguía. No es algo que le contaría a Jace ni a Nain, porque me sentiría ridícula, pero Juniper parece ser la clase de personas que te escuchan sin hacerte sentir ridícula.

Y lo hace. Me escucha con tanta atención que siento como si, en este preciso instante, no tuviera oídos para nadie más que para mí. Bien podría caer un meteorito y ella esperaría a que termine mi historia para escapar. 

Una vez que termino, Juniper suspira.

— Bueno, no puedo decirte qué bicho le picó a Jace, pero sí puedo decirte que es extraño. Sé que creer que Jace es un fastidio, pero te prometo que no es tan terrible como parece. Una vez que llegas a conocerle, es un buen chico.

— ¿Qué hay de Alaric?

— Todos son buenos chicos. Hacen cosas terribles, sí, pero por las razones correctas. Lamentablemente, en este reinado en el que vivimos, las cosas no se pueden hacer de otra manera. Saben los dioses que lo hemos intentado. 

— Claro— digo, aunque la sonrisa no llega hasta mis ojos. Me pregunto qué diría mi padre si escuchase todo lo que he escuchado estos días. Si supiera que, en realidad, los creadores del caos no son puros mundanos.

Probablemente estallaría en ira. No lo podría creer. Y encima escuchar todas las mentira que dicen sobre él; que odia a los Áureos, que incluso armó una cacería en contra de ellos. Se desataría el caos en el castillo. Y Harris... No, Harris no podría soportarlo. Su alma es demasiado pura, su corazón demasiado bueno. Él siempre ha estado ahí para mí, y para Katya. Él no hace distinción alguna entre razas. Él se preocupa de todo el mundo.

LOS CREADORES DEL CAOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora