9.

19 4 2
                                    

Hay unas cuantas personas tocando tambores justo al pie de la terraza. No sé en qué momento han llegado, ni porqué son los únicos aquí cuyas capas son negras, pero lo que sí sé es que están haciendo que mis nervios se pongan de punta. Cada estruendo de cada tambor hace que mi corazón salte, una y otra vez. 

Estoy a punto de morir. Eso es todo en lo que puedo pensar. Estoy a punto de morir y no tengo escapatoria alguna. Por donde sea que mire, hay gente. No alcancé a conocer siquiera a los creadores del caos. No alcancé siquiera a completar una pequeña pizca de la misión que mi padre encomendó para mí.

— Bien, comencemos— anuncia Nain, girándose sobre sus propios talones para observarme durante milésimas de segundo. Cuando se vuelve hacia el público, parece nervioso.— Yo, Nain Eldrein, digo que dejemos que se quede. Hace bastante tiempo que alguien se nos unió. Ya va siendo hora de aire fresco, ¿no?

Alivio. Recorre mis venas por al menos dos segundos. Luego, se desvanece en medio de los abucheos. La opinión de los que están allí es obvia; no me quieren en este lugar. Yo tampoco quiero estar en este lugar, para ser honesta. No es mi destino estar aquí. Mi destino es encontrar a los creadores del caos, y no podré hacerlo si estoy muerta.

— Yo— una silueta conocida se levanta de pronto. Penny se pasea con elegancia por entre medio de mi silla y al lado de Nain, cada paso que da es un recordatorio del aroma mágico que va dejando tras ella. Me lanza una mirada rápida, un sonrisa confiada y escalofriante.— Digo que la matemos.

— ¡Si, si!— gritan algunas personas, entusiasmadas mientras aplauden. Pareciera como si los ojos de la fae ardieran en llamas, en un deseo sobrenatural por destruir. Por destruirme.

Nain niega con el rostro, desesperado, pero a pesar de su negativa, él parece ser la única persona aquí que me quiere viva. Y cuando agudizo el oído, lo único que hago es confirmarlo. Comentarios de todo tipo llegan a mí.

<<Sucia intrusa>>, <<Hay que asesinarla>>, <<no pertenece aquí...>>

— ¡Yo digo que la matemos!— chilla entonces Fiora, sus ojos rojos parecieran a punto de estallar. Está tan eufórica que despierta aún más a la multitud que de por sí ya está vuelta loca. Una sed de sangre brutal recorre sus expresiones faciales. Se levanta de golpe, camina hacía donde todos están gritando, y anima al público a chillar más y más.

Me giro en mi asiento, preocupada. Mi corazón está latiendo a mil por hora. Sólo queda el voto de Xander, quien sigue observándome como si yo fuera un juguete del cual se quiere adueñar. Trago saliva y le lanzo una rápida mirada a Jace, cuya expresión demuestra aburrimiento extremo. Claramente, a él no le interesa lo que suceda conmigo.

Estoy sola en esto.

— ¡Entonces está decidido!— dice Penny, juntando sus manos con deseo.— ¡La intrusa será elimina...!

— Falta mi voto— la voz grave y ronca de Xander es lo suficientemente fuerte como para no necesitar gritar, y aún así provocar que todo el mundo le escuche. Todos los rostros se giran en su dirección de pronto. El cuervo de Fiora vuela desde su cabeza hasta el brazo del hombre de torso desnudo y se mueve junto con él cuando camina en mi dirección.

Xander da la vuelta a mi silla, sin dejar de observarme. Se ha armado un silencio sepulcral en el lugar. Nadie parece querer decir nada, pero puedo escuchar los latidos desbocados de los corazones de todos en ese lugar.

Me encojo en mi asiento, intimidada por la penetrante mirada del moreno. A pesar de que me observe con un sólo ojo, es lo suficientemente amedrentador para hacerme sentir asustada. Siento el calor subir por mi cuello hasta mi cuero cabelludo, empapándome en sudor. 

LOS CREADORES DEL CAOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora