La catalizadora. El cambiaformas. Katya siendo una Áurea. El Wyvern. Mi madre. Todo da vueltas en mi cabeza como una espiral sin salida. No puedo dejar de pensar en lo que sucedió cuando fui al mundo espiritual. No puedo dejar de pensar en lo que significa lo que mi madre me dijo.
Miro a Jace Conner desde el otro lado de la aldea. A Juniper le está costando tanto trabajo mental intentar reparar todo tejiéndolo en su cabeza que Jace ha decidido hacerlo él mismo, junto a otras personas de la aldea.
Sin embargo, no son muchas casas las que llevan armadas porque Fiora también ha utilizado mucho poder mental creando las estructuras que se necesitan.
Le doy un vistazo por encima del hombro mientras Alaric y yo recogemos los últimos escombros que faltan por llevarse. Mi acompañante ha estado yendo y viniendo con mucha más frecuencia el último mes, al igual que Caleb, que se ha dedicado a cuidar de Juniper en la enfermería y de relevarla cuando lo necesita. La última semana ha dormido aquí, en una de las habitaciones que Jace Conner destinó para él en la casa principal.
Nain ha estado preocupado porque dice que he estado ausente, pero la verdad es que solamente he estado pensativa. No dejo de darle vueltas a todo lo que mi madre me dijo aquella noche, y tampoco es como si pudiera ir y contarle a cualquier persona después de que le prometí a Selene que se quedaría entre las dos.
Alaric suelta una pala de escombros dentro de una de las estructuras ahuecadas que Fiora ha construido para nosotros. Lo miro de reojo. Luce igual que ha lucido las últimas semanas; de torso desnudo, sudado, con las cenizas y la suciedad cubriendo su rostro.
— ¿Puedo preguntarte algo?— dejo caer los escombros de mi pala adentro de la estructura. Él me observa.
— Acabas de hacerlo.
— Ya. Qué divertido. Me hubiera reído un montón si fuera un crío de siete años— ruedo los ojos, pero a Alaric sí que le ha salido una risita por lo bajo.
— Puedes hacerme todas las preguntas que quieras, Eleanor.
Yo asiento, algo insegura. Sé que no deberíamos hablar de esto fuera de las reuniones que hemos tenido, en las que hemos quedado de no hablar de nada hasta que la aldea esté reconstruida, pero la curiosidad me está matando.— ¿Lograste saber a qué se debió el ataque a la aldea?
Alaric entorna la mirada en mi dirección. Él es el único que tiene el poder para poder espiar escabullirse en cualquier lugar en el momento en el que a él le plazca, por eso es el encargado de traer información valiosa a Divinity. Sin embargo, no he escuchado ninguna palabra sobre el ataque.
O bien el rey no fue, o bien se lo han tenido demasiado guardado como para que Alaric haya escuchado algo. En vez de eso, él niega con el rostro:— No he tenido oportunidad de ir al castillo.
Yo arrugo la frente.— ¿Y a dónde vas?— la curiosidad abandona mi sistema para dar paso a las preguntas.— Cuando has salido a buscar información estos días, ¿a dónde has ido?
— Lo primero que hice fue ir a ver a Vincent, a ver si sabía algo. Me imaginé que quizás estaba enfadado por lo que le habían hecho pasar cuando fueron a verle, pero no fue el caso. Vincent no podría estar más despreocupado de lo que pasa aquí y más preocupado de asesinar guardias reales para tenerlos encadenados en la pared como perros— suelta una pequeña sonrisa irónica que me hace entender que no está de acuerdo con los métodos de Vincent, al igual que todos aquí al parecer.
— ¿Y luego?
— Luego Jace quería que hablara con otros creadores del caos. Hay grupos pequeños a lo largo de Isla Aurora, escondidos en muchos lugares. Si logramos encontrarlos, quizás logremos unificarnos con ellos también. De momento, hay que esperar.
— Jace Conner quiere enfrentarse a la batalla ahora— digo. No es una pregunta. Sé que Jace está listo para ir a preparar la emboscada a mi padre, pero la verdadera pregunta es, ¿cuántas de estas personas están listas también?
El ejército de Nain es bueno en muchos aspectos, pero no sé si podrían derribar a mi padre. No cuando mi padre es capaz de anular poderes. Eso quiere decir que Penny, Fiora, Alaric... nadie podría utilizar sus poderes en una batalla real contra el rey.
Ellos tienen más hombres, más armas, están mucho mejor preparados que el grupo de revolucionarios que vive en Divinity.
— No sé si deberíamos preocuparnos por eso ahora— suspira Alaric, pasándose una mano por la frente humedecida por el calor.
Yo asiento y continúo en lo que estábamos. No dejo de darle vueltas a la situación. A cómo habrá entrado toda esa gente en Divinity cuando se supone que sólo los líderes entran y salen. Hemos hablado en la reunión que tuvimos, pero nadie le encuentra una verdadera lógica.
La respuesta más votada es que simplemente descubrieron como llegar, pero, ¿qué tal si no fue así? ¿Qué tal si hay algo más? No todas las respuestas pueden ser tan fáciles, y sé que no soy la única que cree lo mismo.
Jace Conner luce pensativo cada vez que lo veo. Parece estar dándole vueltas a todo lo que ha sucedido, y sé que no se ha quedado nada más con lo que hemos hablado en la reunión. Sé que a él le resulta tan extraño como a mí.
Recuerdo la conversación que tuve con mi madre. Puedo entender a Jace Conner porque es un animal. Es un Lyktos. Esa es la única razón por la que pude entenderlo desde el primer día; la única razón por la que no necesitamos hablar con el otro cada vez que nos miramos.
La información debería hacerme sentir aliviada, pero no lo hace. Siento una presión constante en el pecho. Sin Katya aquí, son pocas las preguntas que puedo responder por mí misma.
De momento, el hecho de que ella no sea mundana no es más que una especulación, a pesar de que no tengo motivos para no creerle a mi madre. No cuando ella dijo que estaba orgullosa de Emery. Que estaba orgullosa de Eleanor.
El resto de la semana pasa igual. Intento no darle demasiadas vueltas a lo que me dijo mi madre porque, cuando lo hago, termino igual de confundida que antes y de vuelta al principio, sin tener una respuesta clara. Podría pedirle a Selene que me ayudase a ir con ella de nuevo, pero sé bien que ni siquiera es una opción.
Se está librando una guerra allí afuera. Una guerra grande. Y ni siquiera estoy segura de qué lado de la guerra estoy.
Si hay algo peor que traicionar alguien es traicionar a todos.

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LOS CREADORES DEL CAOS
FantasiEmery ama los secretos. Ama espiar a hurtadillas a su padre, adora escuchar las conversaciones que su hermano tiene con Katya, y sueña despierta con aquel lugar en el bosque de Aurora que nadie parece conocer. Emery ama los secretos. De hecho, los a...