XIX

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Laia

Desperté en una habitación que no era la mía, pero que me resultaba extrañamente familiar. La luz de la mañana entraba a través de las cortinas con una suavidad que me hizo sentir que todo estaba en orden. Miré a mi alrededor, reconociendo los detalles de la habitación de Alexia: las paredes pintadas en un tono suave, la lámpara de mesa con su cálido resplandor, y el aroma ligero del café que me imaginé que provenia de la cafetería del hotel.

Recorrí la habitación con la vista, tratando de despejar mi mente nublada. A pesar de que no comprendía completamente por qué me había sentido tan mal la noche anterior, el malestar parecía haberse desvanecido. Me sentía mucho mejor, aunque aún confusa. Miré a mi lado y vi a Alexia aún dormida. La escena era tranquila y reconfortante. Su cabello estaba esparcido en la almohada y su respiración era regular, casi musical.

Decidí no moverme de la cama. Me acomodé en la posición en la que me había despertado, inmóvil, y me permití observarla. Me sentí afortunada de estar aquí, en este lugar que, a pesar de los años y de todo lo que había pasado, seguía siendo un refugio. Reflexioné sobre la conversación que habíamos tenido anoche, y sobre cómo me había abierto a ella de una manera que no había hecho en años. Las palabras de Alexia todavía resonaban en mi mente, susurrándome al oído.

El tiempo pasó en silencio, y finalmente, Alexia comenzó a moverse. Sus párpados se levantaron lentamente, y cuando sus ojos se encontraron con los míos, vi el destello de sorpresa y alivio en ellos. Me sentí un poco nerviosa, el corazón comenzando a latir más rápido al ver que estaba despertando. Aún acostada, me incorporé un poco, con la mirada fija en ella, buscando el momento perfecto para expresar lo que llevaba dentro.

-Buenos días-dije con voz suave, intentando sonar natural a pesar de que mis pensamientos estaban enredados en una maraña de emociones.

Alexia sonrió, pero había una mezcla de preocupación y curiosidad en su expresión.

 -¿Te encuentras mejor?-preguntó, su tono reflejando el cuidado que siempre había tenido por mí.

-Mucho mejor-respondí.-Me alegra despertar y ver que estás aquí.

Se incorporó, estirando los brazos y luego pasándolos por su cabello enredado. Me miró con un semblante amable, pero yo sabía que había algo más profundo en sus ojos, una pregunta no formulada, una inquietud que deseaba resolver.

Finalmente, me armé de valor. Sabía que debía hablar sobre lo que sentía, aunque el temor a la respuesta y a las emociones no correspondidas me hacía dudar.

 -Alexia-Empecé, mi voz temblando ligeramente-hay algo que necesito preguntarte.

Ella me miró atentamente, esperando. 

-Claro, ¿qué pasa?-Preguntó con una sonrisa pero con algo de preocupación.

-¿Me sigues queriendo?-No podía contenerme más. Las palabras salieron de mis labios casi sin pensarlo.

Su reacción fue inmediata. Sus ojos se abrieron un poco más, y su rostro se sonrojó suavemente. Fue un pequeño gesto, pero significó mucho para mí. La timidez y la vulnerabilidad que reflejaba eran un testimonio de sus sentimientos. 

-Sí-dijo finalmente, su voz casi un susurro.-Como el primer día.

En ese instante, el mundo pareció detenerse. Sus palabras llenaron el aire entre nosotras con una sinceridad que me hizo sentir más viva que nunca. Nos miramos a los ojos, y en ese segundo, sentí una conexión que había sido una constante en nuestra relación, pero que en ese momento parecía más fuerte y más palpable que nunca.

𝐁𝐀𝐂𝐊 𝐓𝐎 𝐘𝐎𝐔-𝐀𝐥𝐞𝐱𝐢𝐚 𝐏𝐮𝐭𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora