XVII

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Mi mente seguía girando mientras ayudaba a Laia a salir del baño, Alexia me miró con desagrado, pero yo no me iba a detener. La cena había sido una serie de momentos estresantes, y la preocupación por su estado de salud no me permitía relajarme. Sabía que Alexis había estado manipulando la situación, y mi principal objetivo ahora era asegurarme de que Laia estuviera completamente fuera de su alcance.

La habitación del hotel estaba en el segundo piso, con una vista panorámica que en circunstancias normales habría sido impresionante. Pero en ese momento, la belleza del paisaje no hacía más que intensificar mi ansiedad. Había decidido llevar a Laia a mi habitación en lugar de la suya, buscando una forma de protegerla completamente. No podía permitir que Alexis tuviera acceso a ella de ninguna manera.

Laia estaba visiblemente agotada y se recostaba en mi hombro mientras caminábamos por el pasillo. Traté de mantenerme tranquila, pero mi mente estaba en alerta máxima. La idea de que Alexis pudiera estar planeando algo aún me inquietaba, y tenía que asegurarme de que Laia estuviera a salvo.

Cuando llegamos a mi habitación, utilicé la tarjeta para abrir la puerta. La cerré detrás de nosotros y me volví hacia Laia, que se había dejado caer en la cama con un suspiro de alivio.

—Laia, estás a salvo aquí —le dije, intentando sonar reconfortante—. No quiero que te sientas mal. Solo descansa un poco.

Laia asintió, pero su expresión era una mezcla de cansancio y preocupación. Me preocupaba que no estuviera recuperándose del todo, así que me acerqué a ella con una botella de agua.

—Toma esto, puede ayudarte a sentirte mejor —le dije, ofreciéndole el agua y las pastillas.

Laia aceptó con una débil sonrisa y tomó un sorbo de agua. Me senté a su lado, intentando calmarme y pensar en los siguientes pasos. Había conseguido mantenerla alejada de Alexis, al menos por ahora, pero no podía bajar la guardia. Mi mente seguía girando alrededor de lo que había visto y lo que debía hacer para mantener a Laia segura.

A medida que Laia comenzaba a relajarse, observé cómo su respiración se volvía más tranquila. Me preocupaba que el malestar pudiera ser más serio de lo que parecía, así que decidí vigilarla durante un tiempo. No podía permitir que Alexis interfiriera de nuevo. La idea de que hubiera algo más siniestro detrás de su comportamiento me llenaba de determinación.

Mientras pasaba el tiempo, el silencio en la habitación se volvió casi reconfortante. Me aseguré de que Laia estuviera cómoda, ajustando las sábanas y apagando las luces para que pudiera descansar en un entorno tranquilo. Mi mente seguía trabajando, considerando cada detalle de lo que había ocurrido y lo que aún podía suceder.

Una parte de mí estaba aliviada de que Laia estuviera en un lugar seguro, pero la tensión no desaparecía. Sabía que debía mantenerme alerta y prepararme para cualquier eventualidad. La situación con Alexis había demostrado que no se podía confiar en él, y mi prioridad era proteger a Laia a toda costa.

El tiempo pasó lentamente mientras vigilaba a Laia. Cada pequeño cambio en su respiración me hacía preguntarme si estaba realmente mejorando. Mi ansiedad seguía presente, pero traté de mantener la calma para no preocuparla más. La idea de que Alexis pudiera intentar algo más para alcanzarla me mantenía en constante vigilancia.

Finalmente, cuando me sentí un poco más tranquila al ver que Laia parecía estar recuperándose, decidí dejarla descansar.

Regresé al salón con una mezcla de preocupación y alivio, consciente de que el peligro inmediato para Laia estaba bajo control. La cena había continuado sin que nadie notara su ausencia, y la tensión que sentía me hacía desear que todo fuera diferente. Mientras caminaba de vuelta al área de la cena, noté a Sandra y a mí madre, que estaban conversando cerca de la mesa. Ambas me miraron con expresiones de preocupación cuando me acerqué.

-Alexia, ¿qué le pasaba a Laia?-preguntó Sandra con una preocupación evidente en sus ojos.

Intenté mantener una expresión tranquila mientras respondía. No podía permitir que mi nerviosismo se reflejara en mis palabras.

-No está bien, se mareó un poco. La he llevado a mi habitación para que descanse. Creo que solo necesita un poco de tiempo para recuperarse-respondí, intentando sonar lo más calmada posible.

Ella asintió, pero su mirada seguía reflejando inquietud. Sabía que la situación con Laia había sido complicada, y mi respuesta había sido una forma de tranquilizarlas sin revelar todos los detalles.

-¿Estáis bien ahora?-Me preguntó mi madre curiosa.

-Hemos hablado todo, estamos bien, creo-Dije con una sonrisa y ellas asintieron.

Mientras conversaba con Sandra y Eli, sentí una presencia inquietante detrás de mí. Giré la cabeza y vi a Alexis, que se levantaba de su mesa con una expresión que no podía descifrar del todo. Su mirada estaba fija en mí, y podía sentir el peso de su atención mientras se dirigía hacia la salida.

Mi mente corrió a toda velocidad al ver su comportamiento. Aunque Alexis parecía estar decidido a abandonar la cena y regresar a su habitación, no me preocupaba. Sabía que Laia estaba segura en la mía, lejos de cualquier posible interferencia de Alexis. Me sentí un poco más aliviada al saber que, al menos por ahora, había logrado mantenerla a salvo.

-¿Quién es?-Preguntó Sandra mirando a Alexis, anteriormente lo había visto al lado de su hija y quería saber si identidad.

-Es el marido de Laia -Dije sintiendo un nudo en la garganta al pronunciar aquellas palabras.

Ambas me miraron con sorpresa y pena y no dijeron nada más, cosa que agradecí.

Alexis se alejó con pasos decididos, y no pude evitar seguirlo con la mirada. Sabía que su salida no cambiaba el hecho de que Laia estaba en un lugar seguro, y mi prioridad seguía siendo mantener su bienestar a toda costa. Mientras él se alejaba, traté de concentrarme en mantener la calma y asegurarme de que Sandra y mi madre no sospecharan nada más.

Ellas empezaron a hablar sobre temas más ligeros, y poco a poco la conversación se desplazó hacia aspectos más triviales de la cena. Aunque seguía siendo consciente de lo que estaba ocurriendo, traté de involucrarme en la conversación para no dejar que mi preocupación me consumiera.

Mientras la cena continuaba y las conversaciones seguían fluyendo, mi mente no dejaba de volver a Laia. La idea de que pudiera haber un nuevo riesgo me mantenía en alerta. A pesar de los intentos de disfrutar la velada, sabía que debía estar lista para cualquier cosa que pudiera surgir.

En el fondo, me sentía agotada por el estrés de la noche. La constante vigilancia y la necesidad de mantenerme alerta me habían dejado exhausta. Pero el hecho de que Laia estuviera en un lugar seguro me daba una sensación de alivio y determinación para seguir adelante.

La noche avanzaba, y mientras la cena llegaba a su fin y la gente comenzaba a retirarse, mi mente seguía ocupada con la preocupación de que algo pudiera salir mal. La seguridad de Laia seguía siendo mi principal prioridad, y mientras el evento continuaba, me preparaba para enfrentar cualquier desafío que pudiera presentarse.

En el fondo, sabía que la situación no había terminado. La noche había demostrado ser mucho más complicada de lo que había esperado, y el riesgo aún estaba presente. Pero, por ahora, lo más importante era que Laia estaba a salvo en mi habitación, y yo estaba decidida a hacer todo lo posible para protegerla y asegurarme de que nada más pudiera amenazar su bienestar.

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Como la protege😭

Alexia sigue completamente pillada de Laia, no importa cuantos años hayan pasado

𝐁𝐀𝐂𝐊 𝐓𝐎 𝐘𝐎𝐔-𝐀𝐥𝐞𝐱𝐢𝐚 𝐏𝐮𝐭𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora