LII

352 43 6
                                    

Alexia y yo habíamos salido con las chicas de fiesta, echaba de menos una buena fiesta y hacerlo con ella lo mejoraba bastante.

La noche en la discoteca había comenzado con la promesa de una velada animada. La música pulsaba fuerte y el ambiente estaba lleno de risas y movimientos frenéticos. Me había alejado un momento de ella para ir a la barra, me incliné hacia la barra para pedir otra bebida cuando un chico, de cabello oscuro y con una sonrisa bastante confiada, se acercó. Me sorprendió un poco, pero traté de ser educada.

—Hola, ¿qué tal? —me dijo, con un tono que sonaba más como una apertura que como una simple conversación.

Lo miré y le devolví la sonrisa de manera cortés, aunque no me sentía especialmente interesada en seguir conversando con él.

—Hola, bien, gracias-Dije en tono cortante.

Aparentemente, mi respuesta no fue suficiente para disuadirlo. Se acercó un poco más y la distancia que había entre nosotros comenzó a sentirse incómoda.

—¿Te gustaría salir a bailar? —me preguntó, acercándose aún más, casi en un intento de forzar la proximidad.

Sentí un leve escalofrío. Aunque no quería ser grosera, estaba claro que no quería bailar con él. Decidí ser directa para evitar malentendidos.

—No, gracias —dije con firmeza—. Tengo pareja.

El chico no parecía moverse. Su sonrisa persistía y no se desvanecía, como si no hubiera escuchado lo que acababa de decir.

—Eso no es un problema. Solo quiero pasar un buen rato contigo. ¿Seguro que no quieres bailar?

Su insistencia me hizo sentir incómoda y frustrada. Era evidente que no estaba tomando en serio mi rechazo. Decidí que debía ser más clara.

—Te he dicho que no—mi voz fue un poco más firme—. Por favor, respétalo.

Pero el chico continuó sin mostrar señales de entender. Su actitud parecía desafiante, como si pensara que mi situación no era importante.

—Vamos, solo será una noche. No tienes nada que perder, tu pareja no está aquí-Dijo acercándose más.

Me sentí rabiosa por su falta de respeto. ¿Cómo podía ser tan desconsiderado? No solo estaba ignorando mi rechazo, sino que también estaba minimizando mi situación. Intenté mantener mi compostura, pero el cansancio emocional se hacía notar.

—De verdad, no estoy interesada. —dije, con un tono que esperaba dejar claro que no había lugar para más discusiones—. Por favor, déjame en paz.

Alexia

La música de la discoteca pulsaba con fuerza, creando una atmósfera eléctrica que nos envolvía. Las luces intermitentes y el bullicio de la gente en la pista de baile contribuían a la energía frenética del lugar. Las chicas y yo estábamos en una zona apartada de la discoteca, rodeadas por el ruido y la multitud. Mientras disfrutábamos de nuestras bebidas y conversábamos, me distraje momentáneamente con una conversación animada con todas.

Fue entonces cuando me di cuenta de que Laia estaba hablando con un chico que no conocía. Al principio, me pareció que estaban simplemente charlando, pero al observar con más detalle, empecé a notar que el chico estaba insistiendo demasiado. La sonrisa en el rostro de Laia se desvanecía lentamente, y su postura se estaba volviendo más rígida. Su lenguaje corporal mostraba incomodidad, y no podía ignorar el creciente malestar que percibía.

La preocupación me invadió cuando Mapi notando la situación, se acercó rápidamente a mí con una expresión de alarma.

—Alexia, creo que Laia necesita tu ayuda —dijo, con un tono serio que no pude ignorar.

𝐁𝐀𝐂𝐊 𝐓𝐎 𝐘𝐎𝐔-𝐀𝐥𝐞𝐱𝐢𝐚 𝐏𝐮𝐭𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora