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Cuando llegamos a casa, el sol ya había comenzado a desaparecer en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos cálidos que se reflejaban en las ventanas. La casa estaba tranquila, y el ambiente acogedor parecía un contraste perfecto con el ajetreo del día. Después de todo lo que había pasado, me sentía satisfecha y emocionada por mi nuevo trabajo, y había algo reconfortante en regresar a nuestro hogar compartido con Alexia.

Mientras aparcaba el coche en el garaje, Alexia estaba de buen humor, y me dirigió una sonrisa radiante mientras salía del vehículo. Había algo en su expresión que me hizo pensar que estaba tramando algo. Nos dirigimos hacia el salón, donde el sofá estaba invitándonos a descansar.

-¿Sabes qué? Me siento absolutamente agotada-Dijo Alexia dejándose caer sobre el cheslong.

La expresión de agotamiento en su rostro me hizo reír.

-¿De verdad? Si has dicho que hoy había sido un entrenamiento tranquilo-Le dije mirándola con una sonrisa.

-Si, si, ha sido tranquilo-Respondió Alexia, pero su tono cambió a uno más melodramático mientras se recostaba en el sofá y ponía una mano en la espalda. -Pero creo que he encontrado una nueva lesión. Me duele muchísimo la espalda.

La exageración en su voz me hizo soltar una risa.

-Oh, ¿sí? ¿Desde cuándo tienes esa lesión tan grave?-Le pregunté fingiendo preocupación.

Alexia se inclinó hacia adelante, colocando su rostro en una mueca dramática.

-Desde hace, digamos, unos minutos. Es como si el estrés del día se hubiera acumulado en un solo punto y ahora tuviera que cargar con una carga de dolor inhumano-La forma en que actuaba era tan exagerada que no pude evitar reír más fuerte.

-¿Y qué vamos a hacer con ese dolor inhumano?-Pregunté mirándola.

-Creo que solo hay una solución- dijo Alexia con un tono de voz serio, pero con una pequeña sonrisa en sus labios.

-¿Estás segura de que no estás exagerando un poco?-Le pregunté aguantando la risa.

-No, para nada-dijo Alexia, con los ojos muy abiertos y la voz en tono de súplica. -Este es un caso muy grave, y tú eres mi única esperanza.

-Bueno, en ese caso-respondí con una sonrisa-tendré que ayudarte.

Me dirigí al cuarto de baño para lavarme las manos antes de comenzar el masaje. Mientras lo hacía, no pude evitar pensar en lo divertida y juguetona que estaba siendo Alexia. Sabía que estaba exagerando un poco, pero eso solo añadía al encanto de la situación. Al salir del baño, me dirigí al salón y encontré a Alexia en la misma posición, pero con una expresión aún más dramática en su rostro.

-¿Lista?-le pregunté con una sonrisa, mientras me acercaba al sofá.

-Lista-exclamó Alexia, girando ligeramente para que pudiera acceder a su espalda.

Me puse sobre ella y comencé a masajear su espalda, la verdad es que Alexia necesitaba ese masaje, ya que noté bastantes nudos en su espalda.

Alexia

Mientras me recostaba en el sofá, la idea de un masaje parecía una solución perfecta a la tensión acumulada en mi espalda. No había mucho que decir, ya que mi dolor, aunque algo exagerado estaba bastante claro. Laia, siempre tan atenta, se ofreció a darme un masaje, y aunque estaba segura de que su entusiasmo también estaba ligado a un toque de broma, no podía negar cuánto lo necesitaba.

Tan pronto como las manos de Laia comenzaron a trabajar en mi espalda, una oleada de alivio recorrió mi cuerpo. El primer contacto fue suave y un poco frío, pero inmediatamente me di cuenta de que era exactamente lo que necesitaba. Sus dedos se movían con precisión, presionando en puntos específicos que eran un claro reflejo de la tensión acumulada a lo largo del día.

Al principio, su toque fue ligero, casi como si estuviera evaluando la intensidad del dolor. Sentí cómo sus manos se deslizaban lentamente por mi espalda, aplicando una presión que empezaba a deshacer los nudos de tensión que se habían formado. Me sorprendió la habilidad con la que Laia sabía exactamente dónde presionar, como si pudiera leer mi cuerpo y entender exactamente qué necesitaba.

-Ah, justo ahí-murmuré, sintiendo cómo el alivio se extendía desde el centro de mi espalda hacia los bordes. La presión en ese punto específico era justo lo que necesitaba para empezar a liberar la tensión. El calor de sus manos parecía penetrar profundamente en los músculos, haciendo que la sensación de alivio fuera aún más intensa. Cada movimiento de sus manos era deliberado y cuidadosamente ajustado, y podía sentir cómo mis músculos se relajaban gradualmente bajo su toque.

Laia seguía trabajando con una mezcla de firmeza y suavidad, y a medida que sus manos recorrían mi espalda, el dolor que había sido constante durante todo el día empezaba a desvanecerse. El ritmo constante y los movimientos fluidos de sus manos creaban una sensación de calma que me hacía olvidar, por un momento, las preocupaciones y el estrés acumulado. Cada vez que Laia se detenía en un punto particularmente tenso, podía sentir cómo el músculo se relajaba y se aliviaba, como si estuviera liberando todo el peso de la semana.

Había algo increíblemente reconfortante en la forma en que sus manos se movían con tanta precisión y cuidado. Era como si supiera exactamente cómo hacer que me sintiera mejor, y la forma en que lo hacía era casi mágica.

A medida que el masaje continuaba, la tensión en mi espalda se desvanecía y una sensación de bienestar se extendía por mi cuerpo. Me sentía cada vez más relajada, y la combinación de la presión firme y el toque suave de Laia creaba una experiencia de masaje que no solo aliviaba el dolor físico, sino que también proporcionaba un profundo sentido de calma y tranquilidad.

El ritmo del masaje era constante y reconfortante. Laia ajustaba la presión y el ritmo según lo que sentía, y podía ver que estaba completamente concentrada en hacerme sentir mejor. Cada movimiento parecía estar sincronizado con mis necesidades, y eso hacía que el masaje fuera aún más efectivo.

Finalmente, cuando Laia terminó y se alejó, me sentí completamente renovada. El dolor había disminuido significativamente, y la sensación de relajación y alivio era palpable. Laia se sentó a mi lado, y mientras me acomodaba en el sofá, me di cuenta de cuánto había apreciado su esfuerzo. Había algo realmente especial en la forma en que se preocupaba por mí y en cómo estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para asegurar mi bienestar.

-Gracias amor-le dije con sinceridad, sintiendo una profunda gratitud por lo que acababa de hacer.

-Otro día en vez de dramatizar pídemelo directamente-respondió Laia con una sonrisa cálida-Sabes que no me voy a negar.

En ese momento, mientras nos sentábamos juntas en el sofá, rodeadas por la tranquilidad del hogar, me di cuenta de que esos pequeños gestos de cuidado y amor eran los que realmente importaban. El masaje había sido una solución efectiva para el dolor, pero la verdadera magia estaba en la forma en que Laia me había demostrado cuánto le importaba. Con cada toque, con cada sonrisa, había transformado un día agotador en uno lleno de cariño y conexión.
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Como aprovecha Alexia eh

En el siguiente capítulo tendremos ese momento de tensión😘

𝐁𝐀𝐂𝐊 𝐓𝐎 𝐘𝐎𝐔-𝐀𝐥𝐞𝐱𝐢𝐚 𝐏𝐮𝐭𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora