XXXXIX

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Después de varias horas volvimos a casa, yo seguía con la inquietud y la curiosidad de saber algo sobre la llamada que había recibido Laia en casa de mi madre, al llegar a mi casa no aguanté más y le pregunté.

-¿Quién te ha llamado antes?-Le pregunté captando su atención mientras ella se dirigía a la habitación para meterse directa a la cama.

-Verás, cuando volví a Barcelona y tu seguías en las olimpiadas, dejé mi curriculum en las oficinas del Barça por si se lo querían mirar, y ha dado la casualidad de que necesitan una piso en el Barça B-Dijo con una sonrisa y yo la miré alucinada.

Durante los seis años que estuvimos juntas en el pasado Laia siempre había intentado trabajar en el Barça, el trabajar para la empresa de su padre le impedía poder hacerlo, pero ahora lo había conseguido y estaba inmensamente orgullosa de ella.

-Ven aquí-le dije a Laia, extendiendo los brazos hacia ella, sus ojos llenos de curiosidad y diversión.

Sin previo aviso, la levanté del suelo con un movimiento fluido. La sorpresa en su rostro era evidente, y la risa que escapó de sus labios llenó el aire con una melodía contagiosa. Laia se aferró a mí mientras la giraba en el aire, su risa entrecortada por la emoción del momento. Me encantaba ver su expresión de pura felicidad, como si estuviéramos en un mundo sólo nuestro, donde todo lo que importaba era el instante presente.

Cuando finalmente la dejé caer suavemente sobre el colchón de la cama, ambas estábamos riendo. Laia cayó sobre el acolchado, su cuerpo relajándose contra la suavidad del colchón, y yo me dejé caer a su lado, ocupando el espacio justo sobre ella. Nuestros cuerpos se encontraron en una especie de abrazo natural, y la proximidad de nuestros rostros hizo que el mundo exterior se desvaneciera.

Nos miramos en silencio, nuestros rostros tan cerca que podía ver cada detalle de su expresión. La habitación parecía haberse llenado de una calma profunda, interrumpida únicamente por el ritmo suave de nuestras respiraciones. Era un momento de pura intimidad, uno en el que el tiempo parecía detenerse y todo lo que quedaba era la conexión que compartíamos.

Durante unos segundos, nos mantuvimos en ese silencio, simplemente disfrutando de la cercanía y del simple placer de estar juntas. Sentí el calor de su cuerpo bajo el mío, y el latido de su corazón resonaba suavemente contra el mío. Mirar sus ojos era como ver el mar bajo la luz del atardecer: una profundidad que parecía infinitamente hermosa.

Finalmente, mi corazón se llenó de un sentimiento tan fuerte que no pude contenerme. Con la voz cargada de emoción y sinceridad, rompí el silencio.

-Laia-empecé, mi voz temblando ligeramente-¿Te he dicho alguna vez lo enamorada que estoy de tus ojos azules?

Las palabras salieron de mi boca con una sinceridad que me sorprendió a mí misma. Ver cómo el color de su rostro cambiaba de un tono normal a un rojo intenso me hizo sonreír aún más. Laia parecía completamente sorprendida, sus mejillas sonrojadas y sus ojos abriendo aún más. Su reacción era una mezcla de sorpresa y felicidad, y no pude evitar sentir una ola de ternura al ver su respuesta.

La risa de Laia se desvaneció lentamente mientras sus ojos se encontraban con los míos. La mirada que compartíamos en ese momento era profunda y cargada de una emoción que no necesitaba palabras para ser comprendida. Laia abrió la boca, pero no dijo nada; sus ojos hablaban por ella, llenos de una mezcla de asombro y ternura.

En ese instante, entendí que las palabras que había pronunciado no eran sólo un reflejo de mis sentimientos, sino una confirmación de lo que siempre había sabido: que la conexión entre nosotras era algo profundo y sincero. Laia levantó una mano y me acarició suavemente la mejilla, un gesto que me hizo sentir aún más cerca de ella. La forma en que me miraba, con esos ojos tan llenos de emoción, me hizo sentir como si todo el universo se hubiera reducido a ese preciso momento.

Mientras nos manteníamos en esa cercanía, el mundo exterior parecía desvanecerse. La habitación, con su luz dorada y su ambiente acogedor, era el escenario perfecto para este momento íntimo y significativo. Me incliné un poco más cerca de ella, sintiendo el calor de su respiración y el latido de su corazón.

Laia finalmente rompió el silencio con una sonrisa tímida, su voz suave pero llena de emoción.

-Me lo has dicho bastantes veces, pero hacía mucho tiempo que no lo hacías-Dijo con una sonrisa sincera.

Su respuesta me llenó de una felicidad profunda. Era como si sus palabras, aunque simples, confirmaran lo que ambos sentíamos. La conexión que compartíamos en ese instante era más fuerte que cualquier otra cosa, y la sinceridad en su voz me hizo sentir aún más cercana a ella.

Nos quedamos allí, en silencio, disfrutando de la proximidad y del calor de nuestros cuerpos juntos. Las risas y las palabras se desvanecieron, dejando solo la tranquilidad de estar juntas. La luz dorada de la tarde seguía iluminando la habitación, creando un ambiente perfecto para la intimidad y el amor que compartíamos.

A medida que el tiempo pasaba, nos movimos suavemente para acomodarnos mejor en el colchón, nuestras posiciones cambiando pero siempre manteniendo la cercanía que habíamos encontrado. La conversación volvió a fluir, esta vez con un tono más suave y más introspectivo. Hablamos de nuestros sueños, de los pequeños detalles de la vida que a menudo pasaban desapercibidos, y de los sentimientos que compartíamos.

Era un momento de conexión profunda, una de esas instancias en las que el tiempo parece detenerse y todo lo que importa es el amor y la presencia de la otra. Mientras el sol comenzaba a descender del todo en el horizonte, sumiendo la habitación en una penumbra suave, nos acurrucamos juntas bajo la manta, nuestras respiraciones sincronizadas en un ritmo tranquilo y armonioso.

La tarde se convirtió en noche, y el ambiente en la habitación siguió siendo tan cálido y acogedor como al principio. En ese momento, entendí que lo que compartíamos era algo verdaderamente especial, un amor que iba más allá de las palabras y los gestos. Era una conexión profunda y sincera, un sentimiento que se reflejaba en cada mirada y en cada sonrisa.

La noche avanzó lentamente, y nos quedamos allí, abrazadas, disfrutando de la tranquilidad y del amor que nos unía. La luz de la tarde se desvaneció por completo, dejando solo el suave resplandor de las estrellas a través de la ventana. La habitación estaba en calma, y en ese silencio compartido, supe que este era uno de esos momentos que siempre recordaría con cariño.

Nos dormimos juntas, envueltas en la calidez de nuestro amor, sabiendo que lo que compartíamos era algo precioso y único. La conexión entre nosotras era profunda y verdadera, y en esa serenidad nocturna, comprendí que, independientemente de lo que viniera en el futuro, siempre tendría este recuerdo especial de amor y felicidad.
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Ha sido irse Alexis y que todo vaya bien que casualidad eh

Ya nos vamos acercando al final, quedan como mucho 10 capítulos 😞

𝐁𝐀𝐂𝐊 𝐓𝐎 𝐘𝐎𝐔-𝐀𝐥𝐞𝐱𝐢𝐚 𝐏𝐮𝐭𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora