La discoteca era un torbellino de luces y sonidos, pero en nuestro rincón del sofá, todo parecía más tranquilo. La música era un eco distante, un murmullo que acompañaba nuestra conversación suave y nuestro pequeño refugio de intimidad. Laia y yo nos habíamos acomodado en un rincón cómodo y alejado del bullicio, donde los almohadones y el sofá nos ofrecían un oasis de calma en medio del frenético ritmo de la noche.
Laia estaba recostada contra el respaldo del sofá, con un brazo alrededor de mi cintura y el otro descansando sobre su regazo. Yo, a su vez, me había acurrucado a su lado, apoyada en su pecho. Sentir el calor y la cercanía de Laia me daba una sensación de seguridad y felicidad que contrastaba enormemente con el resto del ambiente. Susurros y risas de otras personas parecían lejanos, como si hubieran sido absorbidos por la calidez del momento que compartíamos.
Sus labios se curvaban en una sonrisa relajada mientras me miraba, y yo no podía evitar sentir una oleada de amor y ternura hacia ella. El brillo de sus ojos bajo la luz tenue me hacía sentir como si estuviéramos en un mundo aparte, separado de la discoteca y de todo lo demás.
Aprovechando la calma del momento, decidí que era el instante perfecto para plantear una pregunta que había estado rondando en mi mente. Era una cuestión importante, y aunque lo habíamos mencionado antes, nunca habíamos hablado de ello con tanta seriedad. Sabía que Laia había tenido sus reservas sobre la idea de casarse, y en lugar de eso, hace años habíamos acordado que mudarnos juntas sería el paso definitivo que daríamos en nuestra relación, en vez de casarnos en un futuro.
Con una mezcla de nervios y emoción, me incliné un poco hacia Laia, buscando el momento adecuado para sacar el tema. Mi corazón latía con fuerza, y aunque intentaba mantener la calma, no podía evitar que mi nerviosismo se hiciera presente. Sentí una ligera presión en el estómago mientras preparaba mis palabras.
—Oye, Laia —empecé, tratando de que mi voz sonara natural, aunque el nerviosismo se filtraba en cada palabra—. Hay algo que quería preguntarte.
Laia me miró con curiosidad y una ligera sonrisa en los labios. Su mirada era cálida y atenta, y eso me dio un pequeño empujón para continuar.
—¿Qué pasa? —preguntó, su voz suave y acogedora.
Tomé una respiración profunda, sintiendo cómo mis manos comenzaban a sudar un poco. Me despeiné un poco el cabello para despejar la mente y encontrar las palabras correctas.
—Se que nunca has sido muy fanática de la idea de casarte, y lo hemos hablado antes. En lugar de eso, dijimos que lo que realmente queríamos era mudarnos juntas algún día. —Mi voz tembló ligeramente, y me esforzaba por mantener la compostura—. Bueno, me preguntaba... si estás lista para dar ese paso ahora.
El silencio que siguió fue casi ensordecedor, y mi mente comenzó a correr a mil por hora. Laia me miraba con una mezcla de sorpresa y afecto, y podía ver cómo estaba procesando lo que acababa de decir. Me sentía expuesta, y el nerviosismo se apoderaba de mí cada segundo que pasaba. Mis pensamientos se amontonaban en mi mente, preguntándome si había hecho la pregunta en el momento correcto.
Finalmente, Laia esbozó una sonrisa cálida y tierna, sus ojos brillando con una mezcla de emoción y ternura.
—¿Ahora? —preguntó, con un tono de voz que reflejaba su sorpresa y, al mismo tiempo, una sutil emoción—. ¿Realmente quieres dar ese paso ahora?
Asentí lentamente, sintiendo una oleada de alivio y emoción al ver su reacción. Mi corazón seguía latiendo rápido, pero el nerviosismo estaba comenzando a ser reemplazado por una sensación de esperanza y anticipación.
—Sí, estoy lista —dije, tratando de sonar firme y sincera—. Quiero compartir mi vida contigo, y creo que mudarnos juntas sería el siguiente gran paso para nosotras. Me encantaría tenerte a mi lado, en un hogar que construyamos juntas.

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𝐁𝐀𝐂𝐊 𝐓𝐎 𝐘𝐎𝐔-𝐀𝐥𝐞𝐱𝐢𝐚 𝐏𝐮𝐭𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬
عشوائيDespués de 6 años saliendo una discusión tonta termina con la relación de Laia y Alexia, Laia se va dejando todo atrás y sin dar explicaciones, pero cuatro años después el destino las vuelve a conectar de nuevo, las vidas de ambas son muy distintas...