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2020
Alexia

Las luces de la ciudad se filtraban a través de las cortinas, proyectando sombras difusas en las paredes de mi habitación. Me encontraba sentada en el borde de la cama, mis pensamientos girando en círculos sin cesar. Laia había llegado hace unas horas, y la tensión en el aire entre nosotras era palpable. Su comportamiento distante y reservado en las últimas semanas me había dejado confundida y frustrada.

-Laia, no entiendo por qué estás actuando así. Antes podíamos hablar de cualquier cosa, pero ahora...-mi voz temblaba, reflejando el cansancio y la angustia que sentía-Ahora me das respuestas cortantes y evitas el tema cada vez que intento acercarme.

Laia estaba sentada en una silla cerca de la ventana, su postura rígida y su mirada baja. Parecía estar luchando con algo interno, algo que no quería compartir. La evasividad y la distancia solo alimentaban mis dudas y paranoias.

-No es que quiera ser distante, Alexia. Hay cosas que no puedo hablar ahora, simplemente no puedo. No sé cómo explicarlo sin que todo se vuelva aún más complicado-dijo con una voz cargada de tristeza.

Cada palabra que decía parecía aumentar mi ansiedad. Caminé de un lado a otro, intentando procesar lo que estaba ocurriendo. Sentía que la confusión se estaba convirtiendo en una maraña de emociones difíciles de manejar.

-¿Más complicado?-repetí, mi voz cargada de enojo y desesperación- ¿Cómo puedes decir eso? Siento que te estás alejando cada vez más y no sé por qué. ¿Acaso no confías en mí? ¿O es que hay algo que no me quieres decir?

Laia levantó la vista por un momento, y vi el dolor en sus ojos. Parecía que mis acusaciones la habían golpeado con fuerza. Mi indignación y mi deseo de entender se chocaban con su resistencia a hablar.

-No es que no confíe en ti. Es solo que hay cosas que no puedo discutir en este momento. Por favor, Alexia, solo...-Sus palabras se desvanecieron en un susurro, y su súplica no hizo más que intensificar mi enfado.

La incertidumbre que sentía me empujaba a la desesperación, y no podía seguir escuchando evasivas.

-¿Sabes qué?-dije, mi voz endurecida- Si no puedes hablar de lo que está pasando, si no puedes ser honesta conmigo, entonces no sé qué hacer. ¿Acaso esperas que solo espere pacientemente a que todo se aclare por sí mismo?

Laia se levantó lentamente de la silla, acercándose a mí con una expresión de súplica.

-Alexia, por favor. Quédate conmigo esta noche. Hablemos. Quizás si estamos juntas, pueda explicarte mejor lo que está pasando.-El ruego en su voz me hizo sentir aún más conflictuada.

Mi enfado me decía que no debía ceder, pero una parte de mí sabía que necesitábamos resolver esto. Sin embargo, el dolor y la confusión que sentía eran demasiado intensos para dejarlos de lado en ese momento.

-No, Laia-respondí, mi voz cortante-Si no puedes decirme lo que está pasando ahora, si no puedes ser abierta conmigo, entonces no sé si puedes quedarte aquí. No creo que permanecer solo agrave las cosas. Necesito espacio para pensar.

La expresión de Laia se transformó en una mezcla de dolor y resignación. Me sentí mal por herirla, pero mi necesidad de claridad y mi frustración eran demasiado abrumadoras. Laia se quedó allí, sin saber qué decir, y yo me dirigí hacia la puerta.

-Creo que sería mejor si te fueras esta noche-dije con firmeza, tratando de mantener la calma a pesar del dolor que sentía.

Laia se quedó parada, con los ojos llenos de lágrimas. No dijo nada más mientras se dirigía hacia la puerta. La vi recoger sus cosas con movimientos lentos y cansados, y el silencio que se hizo en la habitación era denso y opresivo. Cada movimiento que hacía parecía reflejar la tristeza y la incomodidad que ambas sentíamos.

𝐁𝐀𝐂𝐊 𝐓𝐎 𝐘𝐎𝐔-𝐀𝐥𝐞𝐱𝐢𝐚 𝐏𝐮𝐭𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora