XXXVIII

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El beso entre Laia y yo se intensificaba, con cada roce de nuestros labios transmitiendo una emoción que iba más allá de las palabras. La dulzura del momento pronto dio paso a una pasión que se hacía cada vez más evidente. Sin soltarme, Laia comenzó a acariciar mi espalda, sus manos deslizándose con ternura mientras el calor entre nosotras crecía.

Sintiéndome impulsada por una oleada de deseo compartido, decidí que quería estar más cerca, experimentar la conexión entre nosotras de una manera más íntima. Con un impulso decidido, rodeé a Laia con mis brazos y la levanté del suelo. Ella se aferró a mí con una mezcla de sorpresa y excitación, y me sonrió con una chispa de complicidad en los ojos.

La llevé suavemente hacia la encimera de la cocina, moviéndola con cuidado mientras la colocaba allí. La superficie fría contrastaba con el calor que sentíamos, y la altura nos permitía estar a la misma altura, mirándonos cara a cara mientras nuestras respiraciones se entrelazaban.

Me coloqué entre sus piernas, acercándome aún más. Nuestros cuerpos estaban en contacto directo, y la cercanía intensificaba el deseo que sentíamos. Nuestros labios se encontraron de nuevo en un beso que ahora era más profundo y apasionado. Cada movimiento era una exploración delicada, pero cargada de intensidad, como si estuviéramos redescubriendo cada rincón de nuestro amor.

Laia rodeó mi cintura con sus piernas, atrayéndome más cerca, y nuestras manos continuaron su danza, acariciando, explorando. La pasión en el beso se hacía más evidente con cada instante, y el mundo exterior parecía desvanecerse mientras nos perdíamos en la intimidad del momento.

La conexión era palpable, una mezcla de ternura y deseo que nos envolvía por completo. Cada caricia y cada beso reflejaban la profundidad de nuestros sentimientos, mientras la cocina se convertía en el escenario de una reafirmación de nuestra cercanía y amor.

El momento entre Laia y yo se estaba intensificando, cada caricia y beso profundizándose en una pasión compartida que nos envolvía por completo. La cocina, antes un espacio neutral, se transformaba en el escenario de una conexión intensa y amorosa. El calor del instante era tan abrumador que el mundo exterior parecía desvanecerse.

Sin embargo, justo cuando nuestras respiraciones se volvían más entrecortadas y nuestras manos exploraban con más ansias, el sonido del timbre rompió bruscamente la atmósfera. Laia se apartó ligeramente, una expresión de sorpresa en su rostro.

-No puede ser-exclamó entre risas nerviosas, tratando de recuperar el aliento mientras su mirada se encontraba con la mía.

La situación, tan inesperada como desconcertante, nos hizo reír suavemente. Sabíamos que el timbre era un recordatorio inoportuno de que el mundo exterior seguía adelante, a pesar de la intimidad que acabábamos de compartir.

Con una mezcla de resignación y diversión, me acerqué a Laia y la ayudé a bajar de la encimera. Sus piernas temblaban ligeramente por la intensidad del momento, y se aferró a mí por un momento mientras buscaba estabilidad. La ayudé a colocarse en el suelo, y luego, con un último beso rápido en la mejilla, me dirigí hacia la puerta.

Abrí la puerta con una sonrisa, esperando encontrar cualquier cosa menos lo que realmente me encontré. Al otro lado, mi hermana Alba estaba de pie, con una expresión de sorpresa que pronto se transformó en un reconocimiento incómodo. Sus ojos se deslizaron rápidamente entre Laia, que estaba justo detrás de mí y aún visiblemente sonrojada, y mi propia cara, que seguramente reflejaba el mismo desconcierto.

-¿Que haces aquí?-exclamé, tratando de mantener la compostura mientras la sorpresa se asentaba en mi rostro.

Alba se aclaró la garganta, claramente consciente de la interrupción.

-Lo siento, Alexia,” dijo con una sonrisa nerviosa-No quería interrumpir. Solo quería hablar y… bueno, parece que estoy llegando en un momento poco adecuado.

Su tono era amable, pero su mirada revelaba que había comprendido la situación rápidamente. La tensión en el aire era palpable, y me di cuenta de que Alba había captado el contexto de lo que acabábamos de compartir. Intenté ocultar mi vergüenza con una sonrisa, consciente de que la situación no era ideal.

-Está bien, Alba-dije, tratando de mantener un tono relajado.-Entra anda.

Mientras Alba entraba, Laia se acercó y saludó con una sonrisa un tanto forzada, aún recuperándose del momento íntimo que habíamos compartido. Laia se esforzó por mantener una actitud relajada a pesar de la interrupción, y yo sentí un leve alivio al ver que ella también estaba manejando la situación con gracia.

-¿Y de que querías hablar?-Le pregunté sentándome en el sofá.

-De ella-Dijo señalando a Laia con una risa.

-Si me queréis criticar me voy eh-Dijo Laia haciéndose la ofendida.

-Sigues siendo igual de tonta-Dijo mi hermana y Laia se llevó la mano al pecho continuando con su interpretación.

-Al grano Alba-Dije riendo viendo que mi hermana se estaba yendo por las ramas como le pasaba siempre.

-¿Habéis vuelto?-Preguntó directa.

La risa que había llenado la sala se desvaneció momentáneamente cuando Alba hizo su pregunta directa. "¿Habéis vuelto?" La pregunta era como un jarro de agua fría que congeló la conversación en su punto álgido. Laia y yo nos miramos, ambas con una expresión de sorpresa y confusión.

Las palabras de Alba flotaban en el aire, y en ese instante, todo lo que habíamos compartido en la cocina y la intimidad que habíamos redescubierto se sintió de repente a la vista de otra persona. Habíamos estado tratando de retomar nuestra relación, volver a encontrar el camino que una vez tuvimos, pero la pregunta de Alba nos había sacado completamente de balance.

Laia se quedó inmóvil, sus ojos reflejando una mezcla de confusión y nerviosismo. Yo, por otro lado, sentí un nudo en el estómago mientras trataba de procesar la pregunta. La situación que había sido tan natural y fluida entre nosotras ahora se sentía incómoda y expuesta.

-No... no exactamente- dije finalmente, buscando las palabras adecuadas. La realidad era que no habíamos formalizado nada. Laia y yo estábamos redescubriendo nuestro vínculo, sí, pero no habíamos hablado de regresar oficialmente a una relación.

Laia asintió con un gesto que reflejaba la misma incertidumbre que yo sentía.

-Estamos… en un proceso de volver a conocernos y ver qué pasa-agregó, intentando aclarar la situación.

Alba observó, claramente tratando de asimilar la respuesta.

-Ah, entiendo-dijo con un tono que mezclaba sorpresa y una pizca de curiosidad-Pensaba que podría ser algo más, dada la manera en que os veía.

La conversación se tornó un poco incómoda mientras intentábamos retomar el tema, pero el ambiente se había enfriado ligeramente. La pregunta de Alba había revelado la falta de definición en nuestra relación actual, lo cual, aunque era una verdad a medio camino, nos dejaba un poco vulnerables.
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Os dejo otra vez con la tensión😁

Alba nos ha cortado el momento pero juro que habrá más

Ya tengo los primeros cinco capítulos de Jana y Ana (gracias por ayudar con el nombre🙏😭)

soy una máquina con las historias (estoy enferma)

𝐁𝐀𝐂𝐊 𝐓𝐎 𝐘𝐎𝐔-𝐀𝐥𝐞𝐱𝐢𝐚 𝐏𝐮𝐭𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora