XXXXII

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Alexia

Me encontraba en mi apartamento, sumida en una serie de pensamientos y preocupaciones que no me dejaban en paz. Laia estaba atravesando uno de los momentos más difíciles de su vida, y yo no podía evitar sentir un peso abrumador en el pecho cada vez que pensaba en lo que estaba pasando entre ella y Alexis.

La última llamada de Laia me había dejado inquieta. La angustia en su voz era palpable, y sus palabras resonaban en mi mente como un eco constante. Ella se sentía atrapada, como si no pudiera avanzar en su vida debido a las interminables complicaciones que Alexis estaba poniendo en el proceso de divorcio. Cada mensaje de Alexis, cada obstáculo legal que aparecía, parecía estar diseñado para hacerle la vida aún más difícil. El impacto en Laia era evidente; su ansiedad, su estrés, y su desesperación estaban llegando a niveles alarmantes.

Recorría el apartamento en círculos, incapaz de concentrarme en otra cosa que no fuera el bienestar de Laia. Había momentos en los que me encontraba mirando por la ventana, tratando de hallar una solución a la tormenta emocional que Laia estaba atravesando. A pesar de todo el apoyo que intentaba darle, sentía que no era suficiente. La idea de que Alexis estaba usando el sistema legal para manipular y controlar a Laia me llenaba de una furia que no podía expresar completamente. No se trataba solo de un problema legal, sino de una lucha emocional que estaba drenando a Laia poco a poco.

Decidí sentarme en el sofá, respirando hondo para calmarme. La preocupación me envolvía, y no podía evitar pensar en cuánto estaba sufriendo Laia debido a las maniobras de Alexis. Laia había sido mi ancla, mi refugio, y ver cómo se desmoronaba bajo la presión de su todavía marido era doloroso. Quería hacer más por ella, pero sentía que estaba limitada en lo que podía hacer desde aquí, a distancia.

Me preocupaba que el estrés de la situación estuviera afectando su salud. La Laia que conocía solía ser fuerte y decidida, pero ahora parecía estar al borde del colapso emocional. La forma en que hablaba de las complicaciones legales y de la influencia de Alexis me preocupaba profundamente. Estaba claro que no solo se estaba enfrentando a una batalla legal, sino a una batalla interna mucho más difícil de manejar.

Mientras pensaba en la situación, me di cuenta de cuánto me afectaba personalmente. La Laia que conocía, la mujer con la que había compartido momentos tan especiales, estaba luchando con una carga que parecía interminable. Cada día que pasaba, mi preocupación por ella se intensificaba. Sentía una necesidad urgente de estar a su lado, de ofrecerle más apoyo, pero me encontré con las limitaciones de la distancia y la incapacidad de intervenir directamente en su vida.

Decidí que necesitaba hacer algo más concreto para ayudarla. No podía simplemente quedarme aquí, sintiéndome impotente. Así que me puse en contacto con algunos abogados y expertos legales que conocía. Quería asegurarme de que Laia tuviera el mejor asesoramiento posible para contrarrestar las maniobras de Alexis. Si podía ayudarla a tener una ventaja legal, al menos podría aliviar un poco el peso que estaba llevando.

A medida que avanzaba en mi investigación y en la organización de apoyo adicional para Laia, sentí una mezcla de esperanza y ansiedad. La idea de que pudiera ayudarla a superar esta etapa me brindaba algo de consuelo, pero la realidad de la situación seguía siendo abrumadora. Cada vez que hablaba con ella, veía el dolor en sus ojos, escuchaba la desesperanza en su voz, y me preguntaba si alguna vez esta pesadilla terminaría.

Mi propia vida parecía estar en pausa mientras me enfocaba en Laia. El tiempo y la energía que dedicaba a resolver sus problemas estaban consumiendo gran parte de mi atención, y aunque no me importaba, la realidad de que estábamos atrapadas en una red de complicaciones legales y emocionales me llenaba de inquietud.

Pensé en la última conversación que tuvimos. Laia había mencionado cómo se sentía atada a Alexis, cómo su influencia seguía pesando en cada aspecto de su vida. Era doloroso escuchar eso, y el sentimiento de impotencia al no poder hacer más para aliviar su carga era aplastante. La necesidad de hacer todo lo posible para ayudarla era más fuerte que nunca, y estaba decidida a estar a su lado en cada paso del camino, sin importar cuán difícil se volviera la situación.

𝐁𝐀𝐂𝐊 𝐓𝐎 𝐘𝐎𝐔-𝐀𝐥𝐞𝐱𝐢𝐚 𝐏𝐮𝐭𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora