Desde la cena con ____, la mente de Izuku había estado en un estado de hiperactividad constante. Cada interacción, cada palabra, cada gesto de ____ se reproducía una y otra vez en su cabeza, como un rompecabezas del que tenía que encontrar el significado. La idea de que otras personas pudieran interponerse entre ellos lo perturbaba, pero también sabía que tenía que ser paciente. No podía permitir que su creciente ansiedad lo delatara.
En los días siguientes, Izuku decidió enfocarse en su rutina en la U.A., tratando de despejar su mente. No podía dejar que sus amigos notaran nada raro. Así que, durante el entrenamiento, se forzaba a mantenerse concentrado, trabajando duro para mantener su imagen de chico amable y decidido. Pero siempre había un momento de distracción, una fracción de segundo en la que su mente se alejaba y se encontraba pensando en ____.
Un día, después de una intensa sesión de entrenamiento en el gimnasio, Izuku se encontró con Iida en el pasillo. "¡Midoriya! He notado que te ves algo distraído últimamente," comentó Iida con su tono siempre firme y directo. "¿Estás seguro de que todo está bien? Tu rendimiento ha sido excelente como siempre, pero parece que tienes algo en la mente."
Izuku forzó una sonrisa, algo que ya se había vuelto habitual para él. "Oh, sí, Iida. Todo está bien. Solo he estado pensando en algunas cosas... ya sabes, preocupaciones sobre la preparación para los exámenes y cosas así," respondió, tratando de sonar despreocupado.
Iida ajustó sus lentes, mirándolo con una mezcla de preocupación y seriedad. "Entiendo, pero recuerda que siempre es importante mantener el equilibrio. Si hay algo que necesites discutir, estamos aquí para apoyarte, Midoriya. Como clase, debemos cuidarnos mutuamente."
Izuku asintió, agradecido pero también inquieto. "Gracias, Iida. Lo tendré en cuenta," dijo antes de despedirse y alejarse.
Mientras se dirigía a la terraza, Izuku se permitió un momento para exhalar profundamente. Había logrado mantener su fachada, pero sabía que no podía bajar la guardia. No podía permitir que nadie, ni siquiera sus amigos, descubriera lo que realmente estaba ocurriendo en su interior.
A pesar de su intento de mantener una rutina normal, la necesidad de estar cerca de ____ no desaparecía. Durante los recesos, Izuku a menudo se encontraba caminando por la terraza de la U.A., el lugar donde habían hablado con ____. Ese lugar se había convertido en su refugio, donde podía repasar cada momento que habían compartido.
Un día, mientras estaba en la terraza, recibió un mensaje de ____. Su corazón dio un vuelco al ver el nombre en la pantalla. "¡Hey, Izuku! ¿Qué tal estás? Estaba pensando si podríamos volver a vernos pronto."
La emoción corrió por sus venas, pero rápidamente se calmó a sí mismo. No podía parecer demasiado entusiasta. "Claro, me encantaría," respondió, agregando un tono casual. "¿Te parece bien este fin de semana? Hay un café tranquilo cerca del parque al que me gustaría llevarte."
Mientras esperaba la respuesta, su mente ya estaba trabajando. Necesitaba asegurarse de que esta vez fuera perfecto. Cada pequeño detalle debía ser calculado para ganar más de la confianza de ____. Y, más importante aún, debía ser un paso más para eliminar cualquier "distracción" que pudiera apartar a ____ de su lado.
"¡Perfecto! Nos vemos entonces," llegó la respuesta de ____.
Izuku sonrió, pero su mente no descansaba. Esa misma noche, desde la seguridad de su habitación, abrió de nuevo el perfil falso que había creado para seguir los movimientos de ____. Revisó las publicaciones recientes, las fotos, y los comentarios de sus amigos. Notó algunos mensajes nuevos de las mismas personas con las que había visto a ____ días antes. Y aunque el perfil de ____ estaba configurado como privado, había una pequeña vulnerabilidad: las publicaciones etiquetadas. Aquellas imágenes en las que aparecía gracias a otros, y que no siempre tenía control de ocultar.Izuku se encontró observando con detenimiento cada uno de esos amigos, especialmente a aquellos que parecían demasiado cercanos. "Si alguno de ellos piensa que puede ocupar mi lugar... entonces tendrá que aprender lo que significa alejarse," pensó, sus dedos apretando el ratón con fuerza. No podía actuar aún, pero era solo cuestión de tiempo.
Mientras se acercaba el día de la cita en el café, Izuku se preparó meticulosamente. Eligió una ropa que proyectara amabilidad y confiabilidad, pero que también resaltara un toque de intimidad. El tiempo pasaba con una lentitud insoportable, pero finalmente llegó la tarde. El sol brillaba con fuerza, pero Izuku solo sentía la tensión acumulándose en su pecho.
Cuando llegó al café, se aseguró de estar allí antes que ____. Necesitaba ese control, la capacidad de anticipar su llegada y ajustar su actitud según fuera necesario. Cuando finalmente vio a ____ acercarse, su corazón se aceleró. "Cálmate, Izuku," se dijo a sí mismo. "No puedes asustarlo."
____ lo saludó con una sonrisa cálida, y todo el nerviosismo de Izuku desapareció, reemplazado por una mezcla de euforia y alivio. "¡Hola! Me alegra verte de nuevo," dijo, tratando de mantener su voz calmada, aunque su mirada delataba la intensidad de sus sentimientos.
La conversación comenzó ligera, hablando de cosas cotidianas y compartiendo anécdotas. Pero Izuku, como siempre, dirigía la charla hacia asuntos más personales. "Me alegra que hayas venido. Me gusta este lugar porque es tranquilo... me hace sentir que puedo hablar de cosas que normalmente no compartiría," confesó, observando la reacción de ____ con cuidado.
"Sí, es un lugar muy acogedor," respondió ____, mirando a su alrededor. "Es agradable hablar así, sin tantas distracciones."
Izuku sintió una pequeña victoria interna. "Exactamente... sin distracciones," pensó. Mientras la tarde avanzaba, supo que estaba haciendo progresos. Pero también sabía que el camino por delante sería cada vez más oscuro. Y estaba dispuesto a seguir cada paso.