La atmósfera en la U.A. se volvía más pesada con cada día que pasaba. Aunque los entrenamientos seguían y las clases avanzaban, algo se sentía fuera de lugar. Y ese "algo" era Izuku Midoriya.
Mientras los otros estudiantes de la clase 1-A se preparaban para el próximo examen de combate, Izuku parecía estar en otro mundo. Su mente rara vez se encontraba en el presente. En su lugar, estaba constantemente absorto en pensamientos sobre ___. Los últimos días habían sido particularmente difíciles. Desde aquella conversación en la casa de ___, algo dentro de él había cambiado, o mejor dicho, algo había despertado.
Una mañana, mientras Izuku se encontraba en el comedor de la U.A., Ochaco y Iida lo observaron desde lejos. Ambos habían notado cómo Izuku parecía más distraído que de costumbre. Su postura, normalmente relajada pero alerta, ahora se mostraba tensa, y sus ojos, que siempre estaban llenos de determinación, parecían oscuros y cansados.
“Midoriya ha estado en silencio durante las últimas reuniones del grupo de estudio,” comentó Ochaco en voz baja a Iida, quien asintió con seriedad.
“Esto no es normal,” respondió Iida. “Deberíamos hablar con él hoy, después de clases. Podría necesitar ayuda, y es nuestro deber como amigos y compañeros estar allí para él.”
Mientras tanto, en la mente de Izuku, un nuevo plan comenzaba a formarse. Sabía que tenía que ver a ___ de nuevo, pero esta vez no podía arriesgarse a ser rechazado. Necesitaba saber más, obtener más información. Sus pensamientos giraban en torno a la idea de que si no podía estar cerca de ___ físicamente, al menos podría vigilarlo.
Después de las clases, en lugar de dirigirse a su habitación como de costumbre, Izuku tomó un desvío y salió del campus. Se movió con cuidado, asegurándose de que nadie lo siguiera. Había oído hablar de algunas tiendas en la ciudad que vendían equipo de vigilancia y accesorios de seguridad. No estaba seguro de qué necesitaría exactamente, pero sabía que tenía que estar preparado para todo.
Su corazón latía con fuerza mientras caminaba por las calles. No podía evitar sentir una extraña emoción mezclada con su ansiedad. La idea de proteger a ___ a toda costa lo llenaba de una adrenalina que nunca había experimentado antes. *Esto es lo correcto. Necesito asegurarme de que esté a salvo... siempre.*
Esa noche, después de notar que Izuku no estaba en su habitación ni en las áreas comunes, Ochaco, Iida, y Todoroki decidieron confrontarlo. Esperaron pacientemente en la sala común de la residencia, intercambiando preocupaciones y observando el reloj.
“Debe haber ido a algún lado sin decirle a nadie,” dijo Todoroki, con el ceño fruncido. “No es propio de él.”
Cuando Izuku finalmente regresó, llevaba una bolsa discreta, pero sus compañeros notaron el ligero sudor en su frente y su respiración irregular, como si hubiera estado apresurándose. Iida se levantó de inmediato, bloqueando su camino. "Midoriya, necesitamos hablar."
Izuku se detuvo, mirando a Iida con una expresión que se debatía entre la sorpresa y la molestia. "¿Sobre qué?" preguntó, tratando de sonar casual.
“Has estado actuando extraño estos últimos días,” intervino Ochaco. “Te notamos distraído, más de lo habitual. ¿Hay algo que quieras contarnos?”
Izuku sintió cómo sus músculos se tensaban. No podía dejar que sus preocupaciones y planes se descubrieran. "Estoy bien," respondió con una sonrisa forzada. "Solo he tenido muchas cosas en la cabeza últimamente, entrenamientos y demás."
Pero Todoroki no estaba convencido. "No es solo eso, Midoriya. Te conocemos lo suficientemente bien como para saber que no estás siendo honesto."
El silencio llenó la habitación por unos momentos, y la presión sobre Izuku aumentó. Sabía que sus amigos estaban preocupados, pero no podían entenderlo. No podían comprender lo que ___ significaba para él, lo importante que era mantenerlo a salvo.
“De verdad, chicos, no es nada,” insistió Izuku finalmente. “Aprecio que se preocupen, pero... necesito tiempo para ordenar mis pensamientos.”
Sus compañeros intercambiaron miradas, sintiendo que algo se les escapaba. “Está bien, pero por favor, si necesitas hablar o si hay algo que podamos hacer, solo dilo,” dijo Ochaco suavemente.
Izuku asintió, pero por dentro sabía que sus caminos se estaban separando. No podía permitirse el lujo de distraerse con las preocupaciones de los demás. Tenía un propósito mucho mayor.
Esa noche, Izuku se encerró en su habitación, repasando los elementos que había comprado: una pequeña cámara oculta, un dispositivo GPS y algunos otros artilugios. Sabía que estaba cruzando una línea peligrosa, pero no podía contenerse.
Si esto es lo que necesito hacer para proteger a ___, entonces lo haré, pensó, su mirada fija en los dispositivos frente a él.
Al día siguiente, Izuku decidió ir al colegio de ___. Había recopilado suficiente información para saber los horarios de ___ y de sus amigos. Cuando llegó, se escondió en un lugar cercano, con la cámara lista para registrar cualquier actividad. Sus ojos estaban enfocados en la entrada del edificio, esperando ver aparecer a ___ o a alguno de sus amigos.
Pasaron unos minutos eternos hasta que vio a algunos de los amigos de ___ salir. Al ver que ___ no estaba con ellos, Izuku sintió una mezcla de frustración y ansiedad. Se acercó lentamente a los amigos, quienes lo miraron con sorpresa.
“Disculpen,” dijo Izuku con una voz calmada. “Soy un amigo de ___ y me dijeron que ha estado enfermo. Solo quería saber si está bien.”
Uno de los amigos de ___, un chico de cabello castaño, lo miró de arriba abajo antes de responder. “Sí, ___ ha estado un poco mal estos días. Está descansando en casa.”
Izuku asintió, aunque por dentro la ansiedad lo estaba carcomiendo. “Gracias,” murmuró antes de alejarse lentamente. Pero mientras se alejaba, su mente ya estaba tramando el siguiente paso. Tenía que saber más. Tenía que ver a ___ con sus propios ojos.
De regreso en la U.A., Izuku se sumergió más en sus pensamientos oscuros. Sus compañeros notaban cómo cada vez más se distanciaba, pero él seguía convencido de que lo que estaba haciendo era por el bien de ___. Y ahora, con sus nuevos "recursos", estaba decidido a seguir adelante.
El tiempo parecía desvanecerse mientras Izuku planificaba su siguiente movimiento. Nada más importaba. Su misión estaba clara: mantenerse cerca de ___, protegerlo de cualquier peligro… incluso de sí mismo.