El frío viento otoñal acariciaba las calles mientras el cielo se nublaba con tonos grises. La atmósfera reflejaba la confusión y el miedo que ___ sentía dentro de sí mismo. Los últimos días habían sido extraños; su amigo había desaparecido sin dejar rastro, y sus amigos restantes comenzaban a insistirle cada vez más en que se alejara de Izuku. A pesar de las advertencias, ___ sentía esa extraña atracción por Izuku, una mezcla de compasión, culpa y una oscura curiosidad que no podía ignorar.
Un día, mientras caminaba hacia su casillero en la escuela, sintió una presencia incómoda. Los susurros de sus compañeros se hacían más evidentes, con miradas furtivas en su dirección. Al llegar a su casillero, notó que la cerradura estaba mal ajustada. Confundido, abrió la puerta, y lo que encontró dentro le heló la sangre.
Dentro del casillero de ___ había una serie de fotos pegadas con cinta. Cada una de ellas mostraba a ___ en diferentes lugares: caminando a casa, riendo con amigos, incluso en momentos de privacidad, como mirando por la ventana de su habitación. La sensación de ser observado sin saberlo provocó una oleada de terror en su pecho. Pero lo peor no eran solo las fotos, sino las notas que las acompañaban.
Las notas estaban escritas a mano, con una caligrafía elegante y meticulosamente cuidadosa:
"¿Quién más te cuidará como yo?"
"¿Ves cómo te miran? No son tus amigos."
"Te protegeré de ellos, te lo prometo."Pero había otras más perturbadoras:
"No puedes confiar en nadie. Ellos solo te harán daño."
"Yo siempre estaré aquí para ti, incluso cuando todos los demás te abandonen."Los mensajes insinuaban una obsesión inquietante, pero con una ambigüedad que hacía difícil identificar al autor. Izuku había sido inteligente en su elección de palabras. Las notas no mencionaban su nombre, ni una firma que pudiera asociarlas con él, pero había algo en la forma en que estaban redactadas, una proximidad emocional que ___ no podía ignorar. Era como si Izuku estuviera hablándole directamente, pero sin hacerlo de forma abierta. Era un juego retorcido de percepción, hecho para sembrar duda y miedo en su mente.
Mientras ___ miraba cada foto y cada nota, una sensación de aislamiento comenzó a crecer en él. Su respiración se volvió pesada, y el corazón le latía con fuerza. Pensó en sus amigos, en Izuku, y en la confusión que todo esto estaba provocando en él. ¿Podría confiar en alguien? ¿Debería confrontar a Izuku? La paranoia comenzaba a instalarse, justo como Izuku había planeado.
Desde la distancia, Izuku observaba. Sabía que ___ había encontrado las fotos y las notas. Había estudiado cada movimiento de ___, sabía cómo y cuándo entrar a la escuela sin ser visto, y cómo manipular las emociones de ___ para llevarlo al borde. Su obsesión no era simplemente una cuestión de amor, sino un deseo de posesión absoluta. Y cualquier amenaza a esa posesión debía ser eliminada.
Una de esas amenazas era Emi, la amiga más cercana de ___. Había sido persistente al intentar mantener a ___ lejos de Izuku, y eso era algo que Izuku no podía tolerar. Sabía que tenía que actuar rápido y decisivamente.
Esa misma noche, Izuku la siguió de cerca, asegurándose de mantenerse en las sombras mientras Emi caminaba hacia su casa. Había elegido un punto estratégico en su camino habitual, un callejón oscuro y sin salida donde nadie podría ver o escuchar lo que estaba a punto de suceder. Izuku había llevado consigo una cuerda gruesa y un cuchillo, sabiendo que debía hacerlo rápido y sin ruido.
Emi nunca tuvo una oportunidad. Mientras pasaba por el callejón, Izuku se abalanzó sobre ella, tapándole la boca con una mano enguantada y empujándola con fuerza contra la pared. Con su otro brazo, apretó la cuerda alrededor de su cuello. Sus ojos se abrieron con terror, y los gritos de auxilio quedaron atrapados en su garganta. Emi pataleó y forcejeó, pero Izuku era más fuerte y estaba determinado.
"¿Creías que podrías mantenerlo lejos de mí?" susurró Izuku con una voz fría y calculada cerca de su oído. "No entiendes lo que soy capaz de hacer por él."
La fuerza de Izuku aumentaba a medida que Emi luchaba por su vida. Podía sentir cómo la cuerda se hundía en su piel, la lucha desesperada en sus ojos apagándose lentamente. Cuando finalmente dejó de moverse, Izuku la soltó. Observó el cuerpo inerte por unos segundos, asegurándose de que realmente estaba muerta. No podía haber errores. No ahora.
Tomando el cuchillo, Izuku hizo un corte en el torso de Emi. Quería asegurarse de que no hubiera manera de identificar el cuerpo, no inmediatamente al menos. Actuó con rapidez, encendiendo un bidón de gasolina que había traído consigo y rociando el cuerpo. Las llamas se encendieron en segundos, y el olor a carne quemada llenó el callejón. Izuku observó el fuego con una calma escalofriante, su mente enfocada solo en un objetivo: proteger su relación con ___ a toda costa.
Al día siguiente, la desaparición de Emi se convirtió en el tema de conversación en la escuela. Los rumores se esparcieron como un incendio, y los estudiantes no dejaban de hablar sobre ello. Algunos decían que la habían visto por última vez cerca de su casa, otros inventaban teorías sobre quién podría haberla secuestrado. Pero en el fondo, un miedo creciente se extendía entre ellos, una sensación de que algo oscuro acechaba a su alrededor.
Para ___, la desaparición de Emi fue el golpe final. Sintió que el mundo a su alrededor se desmoronaba lentamente. Su mente ya no podía separar la realidad de las mentiras, la verdad de los juegos mentales. Sentía que su entorno se volvía cada vez más hostil, más peligroso. Y en el centro de ese caos, siempre estaba Izuku.
Los amigos restantes de ___ lo rodearon, preocupados por su estado mental. Uno de ellos, con el rostro tenso y la voz seria, le preguntó directamente: "¿Qué te pasa, ___? Has estado extraño últimamente. ¿Es por Izuku?"
___, atrapado en una encrucijada emocional, vaciló antes de responder. "Recibí un mensaje de él anoche... dice que necesita hablar conmigo. Pero no sé qué hacer. Todo esto es demasiado."
"Entonces no vayas," insistió otro de sus amigos. "No te acerques a él. No confíes en él. Ese chico es peligroso. Si necesitas ayuda, nosotros estaremos aquí. No te dejes arrastrar por sus juegos."
Mientras tanto, en las sombras, Izuku continuaba observando y esperando. Su sonrisa no mostraba ni alegría ni simpatía. Era la sonrisa de alguien que ya había decidido el destino de todos aquellos que se interpusieran en su camino. Sabía que ___ estaba perdiendo la confianza en sus amigos, justo como lo había planeado. Sabía que pronto, ___ no tendría a nadie más en quien confiar excepto en él.
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Tinte Verde Corazón Oscuro (Izuku Yandere X Malereader)
FanfictionLee la historia nomas