Hana no pudo dormir esa noche. Estaba sentada en su escritorio, su pequeña lámpara iluminando las hojas de su cuaderno de apuntes, pero no podía concentrarse en sus estudios. Su mente estaba llena de pensamientos de preocupación por ___ y lo que había enfrentado esa noche. No podía sacarse de la cabeza la expresión de Izuku; esos ojos fríos y calculadores llenos de una obsesión peligrosa. Sentía que ___ estaba en un peligro aún mayor del que había pensado.
Hana nunca se había considerado particularmente valiente. Siempre había sido una persona más bien reservada, observadora, alguien que prefería resolver problemas con palabras y no con confrontaciones. Pero algo cambió dentro de ella cuando conoció a ___ y sus amigos. Por primera vez, se había sentido parte de algo, había sentido un lazo de amistad genuino, y no estaba dispuesta a ver cómo eso se desmoronaba.
Miró la fotografía enmarcada en su escritorio, una foto tomada unos meses atrás, donde estaban ___, Haruto, Mei, y ella, riendo durante un día de picnic. Esa había sido una de las pocas veces que ___ parecía genuinamente feliz, sin el peso del mundo sobre sus hombros. Era ese ___ al que quería proteger, el ___ que sonreía libremente sin miedo.
"Debo hacer algo", pensó Hana, apretando sus puños con determinación. "No puedo dejar que Izuku lo arrastre a la oscuridad".
Al día siguiente, Hana llegó temprano a la casa de Haruto, uno de los pocos amigos cercanos que compartía su preocupación. Cuando él abrió la puerta, la invitó a entrar y le ofreció un té caliente. Su expresión era seria.
—Gracias por venir, Hana —dijo Haruto, sentándose en la mesa con ella—. Mei llegará en cualquier momento. Creo que deberíamos hablar de lo que ocurrió anoche.
Hana asintió y comenzó a explicarles todo con lujo de detalles. Las palabras de Izuku, su mirada perturbadora, y su total falta de remordimiento. Haruto la escuchaba con atención, mientras Mei, que había llegado en medio del relato, se quedó boquiabierta.
—¡Eso es horrible! —exclamó Mei—. Izuku está completamente desquiciado. No podemos dejar que ___ siga en esa situación.
Haruto, siempre el más calmado y racional, suspiró profundamente. —Esto es más complicado de lo que pensábamos. No solo tenemos que cuidar de ___, sino también asegurarnos de no empeorar las cosas.
Hana tomó una bocanada de aire y se inclinó hacia delante. —Izuku mencionó que nadie podría quitárselo. Estaba claro que no lo decía en broma. Pero creo que, si mostramos a ___ que tiene un apoyo sólido, que no está solo, podríamos ayudarlo a tener la fuerza para alejarse de Izuku.
Mei frunció el ceño. —¿Y cómo vamos a hacer eso? Izuku no se va a detener. Va a ser difícil mantener a ___ alejado sin una razón fuerte.
Haruto miró a Hana, sus ojos llenos de respeto. —Hana tiene razón. Si logramos fortalecer el vínculo con ___, podemos darle el coraje que necesita para enfrentar a Izuku y poner fin a esto.
Hana decidió que lo primero era pasar más tiempo con ___. Así que, esa tarde, con el pretexto de ayudarlo con un proyecto de clase, lo invitó a salir al parque cercano. Haruto y Mei también se unieron, creando un ambiente relajado, una salida que pareciera casual, pero que tenía un propósito mucho más profundo.
Mientras caminaban, Hana observaba a ___ de cerca. Sus ojeras y su semblante cansado eran más notables de cerca, pero cada vez que le hablaban, él sonreía, aunque parecía forzado. En un momento, cuando los demás se adelantaron un poco, Hana aprovechó para hablar a solas con él.
—___, —dijo con suavidad, deteniéndose a su lado bajo un árbol—. Sé que algo está mal. No quiero presionarte, pero quiero que sepas que puedes confiar en nosotros.
___ se quedó en silencio por un momento, su mirada perdida en el horizonte. Finalmente, suspiró.
—Lo sé, Hana —respondió, su voz apenas un susurro—. Pero hay cosas que son... difíciles de explicar.
Hana sintió una punzada en el corazón. Sabía que debía ir con cuidado. —No necesitas explicar nada si no te sientes cómodo. Solo quiero que sepas que no estás solo. Estamos aquí para ti, pase lo que pase.
___ la miró y, por un instante, Hana pudo ver el miedo detrás de su sonrisa. Luego asintió y murmuró un agradecimiento, pero Hana sabía que aún no había llegado al fondo de lo que realmente sentía.
Decidió cambiar de táctica. —Oye, ¿recuerdas el picnic que tuvimos hace unos meses? —dijo, sonriendo—. Fue uno de los mejores días que hemos tenido. Creo que deberíamos tener más momentos así, ¿no crees?
Un destello de luz cruzó los ojos de ___, y su sonrisa pareció volverse un poco más genuina. —Sí, me encantaría.
Pasaron la tarde jugando juegos simples, riendo y disfrutando de la compañía del otro. Hana, Haruto, y Mei hicieron todo lo posible por distraer a ___ de sus preocupaciones. A medida que avanzaba el día, la tensión en el rostro de ___ parecía desvanecerse lentamente.
En un momento, mientras estaban sentados en un banco tomando refrescos, Haruto hizo una sugerencia que sorprendió a todos.
—¿Qué tal si hacemos un viaje el próximo fin de semana? Solo nosotros cuatro. Podría ser divertido y... una buena oportunidad para relajarnos.
___ pareció dudar al principio, pero luego, viendo las caras expectantes de sus amigos, asintió. —Eso suena... bien.
Hana sonrió, sintiendo una chispa de esperanza. Quizás, con más momentos así, podrían romper la oscuridad que rodeaba a ___ y alejarlo del "tinte verde, corazón oscuro" de Izuku. Sabía que no sería fácil, pero también sabía que valía la pena intentarlo.
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Tinte Verde Corazón Oscuro (Izuku Yandere X Malereader)
FanfictionLee la historia nomas