El gimnasio abandonado parecía vibrar con una energía oscura y latente, mientras la tensión crecía con cada segundo que pasaba. Todoroki había creado un camino de hielo que se extendía por el suelo, brillando bajo la luz tenue que penetraba a través de las ventanas rotas. Hana y ___ corrieron sin mirar atrás, sus corazones latiendo a mil por hora. Sabían que cada segundo contaba.
Izuku, sin embargo, no estaba dispuesto a dejar que se escaparan tan fácilmente. Su expresión había pasado de ser una mezcla de tristeza y desesperación a una determinación fría y peligrosa. De un momento a otro, el aire a su alrededor pareció distorsionarse, como si estuviera cargado con una extraña presión. Su voz resonó nuevamente en el gimnasio, pero esta vez, había una calma inquietante en ella.
—¿Creen que pueden huir de mí...? —murmuró Izuku, sus ojos centelleando con una intensidad casi inhumana—. Nadie puede separarnos, ___... absolutamente nadie.
Antes de que pudieran reaccionar, Izuku movió su mano hacia adelante y, con un destello verde, liberó una ráfaga de viento que se arremolinó como un torbellino furioso en dirección a ellos. El aire se volvió salvaje, cortante, arrancando trozos de los viejos tableros de baloncesto y lanzándolos como proyectiles. Todoroki levantó un muro de hielo para bloquear el ataque, pero sabía que solo estaban comprando tiempo.
—¡Sigan corriendo! —gritó Todoroki, mientras el sudor perlaba su frente—. ¡No se detengan!
Hana asintió, su mano sujetando firmemente la de ___, tirando de él para que se mantuviera en movimiento. Pero la distancia hacia la salida parecía interminable. Cada paso se sentía como si el suelo se hubiera vuelto pegajoso, ralentizándolos, mientras la sensación de peligro crecía como una sombra persistente.
Izuku, ahora completamente perdido en su obsesión, se abalanzó hacia ellos con una velocidad impresionante. Saltó sobre el hielo que Todoroki había generado, su mirada fija solo en ___. Sin embargo, Todoroki no le dio tregua. Extendió su mano y, con una ola de calor, derritió el hielo bajo los pies de Izuku, haciéndolo perder el equilibrio momentáneamente. Era solo un segundo, pero en una pelea como esta, cada segundo contaba.
—Hana, ___, ¡rápido! —insistió Todoroki, mirando hacia atrás para asegurarse de que estuvieran a salvo.
Pero entonces, un destello de movimiento desde el lado opuesto los tomó por sorpresa. Sin que ellos lo supieran, Izuku había lanzado una sombra de sí mismo, una proyección creada con su Quirk mejorado. La figura se lanzó hacia ___ con una velocidad aterradora. Antes de que pudiera reaccionar, la proyección de Izuku había alcanzado a ___, agarrándolo del brazo y tirando de él hacia atrás con una fuerza implacable.
—¡No! —gritó Hana, intentando intervenir, pero la sombra era más rápida, deslizándose fuera de su alcance como si fuera humo.
Todoroki, al ver esto, tomó una decisión inmediata. —¡Hana, encárgate de proteger a ___! Yo me ocuparé de esto —dijo, girando sobre sus talones y lanzándose directamente hacia Izuku.
El verdadero Izuku había recuperado el equilibrio y estaba avanzando con una mirada de absoluta resolución. Cuando vio a Todoroki acercándose, su sonrisa se ensanchó, pero había algo peligroso en ella, algo más allá de la razón. —No me detendrás, Todoroki —susurró, su voz casi un gruñido. Alzó sus manos, y una energía verde y negra crepitó alrededor de sus dedos.
Los dos se encontraron en el centro del gimnasio. El hielo y el fuego de Todoroki chocaron con la energía oscura de Izuku, creando un estallido que iluminó todo el lugar. El choque fue brutal, como si dos fuerzas de la naturaleza se enfrentaran, el suelo temblando bajo ellos. Cada golpe resonaba con un eco que hacía vibrar las paredes y el suelo.
Mientras tanto, Hana no perdió el tiempo. Corrió hacia ___, quien seguía luchando por liberarse de la proyección de Izuku. La sombra se desvanecía y volvía a formarse, como una figura fantasmagórica. Hana, con la linterna en mano, la arrojó con todas sus fuerzas contra la sombra, rompiendo su cohesión por un breve instante.
—¡Rápido, ___, corre! —le instó Hana, jalándolo hacia la salida.
Sin embargo, justo cuando parecía que estaban a punto de lograrlo, la verdadera Izuku apareció nuevamente, su figura bloqueando la puerta con una velocidad impresionante. Sus ojos estaban dilatados, casi brillando con una intensidad maníaca.
—No dejaré que te vayas de nuevo, ___ —susurró Izuku, su voz resonando con una mezcla de emoción y desesperación. Su presencia era opresiva, como si todo el aire en el gimnasio se hubiera vuelto más denso.
Hana y ___ retrocedieron, el miedo y la incertidumbre clavándose en sus corazones. Todoroki, al notar la situación, se lanzó hacia Izuku, pero este, con un movimiento casi sobrenatural, esquivó su ataque y se plantó justo frente a ___.
—Es suficiente, Todoroki —dijo Izuku, su voz ahora más baja, pero llena de una determinación feroz—. Esta es mi decisión.
Antes de que Todoroki pudiera reaccionar, Izuku se movió con una rapidez abrumadora. Con una mano tomó a ___ del brazo, su mirada verde clavándose en la suya.
—Confía en mí, ___ —dijo, su voz suavizando ligeramente—. No te haré daño. Nunca.
Y, en un abrir y cerrar de ojos, Izuku activó su Quirk con todo el poder que tenía. Un viento arremolinado los envolvió a ambos, levantando polvo y escombros a su alrededor. Todo sucedió en un parpadeo. Cuando el torbellino se disipó, Izuku y ___ habían desaparecido.
El gimnasio quedó en un inquietante silencio. Todoroki y Hana quedaron solos, el eco de lo que acababa de suceder resonando en sus mentes.
—No... —murmuró Hana, su voz quebrándose—. Tenemos que encontrarlo. No podemos dejar que Izuku se lo lleve.
Todoroki, con el rostro endurecido por la determinación, asintió. —No se detendrá hasta que lo encuentre. Y nosotros tampoco lo haremos.
La búsqueda no había terminado. Apenas había comenzado.
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Tinte Verde Corazón Oscuro (Izuku Yandere X Malereader)
FanfictionLee la historia nomas