Hana había notado que algo andaba mal desde hace días. Desde su regreso a la escuela, después de haber faltado un día por una repentina gripe, la primera persona a la que había buscado con la mirada fue a ___. Pero lo que vio no era lo que esperaba. ___ parecía un fantasma de sí mismo: ojeras oscuras adornaban sus ojos cansados, su cabello estaba enmarañado y su ropa desordenada. Aunque siempre había sido un poco distraído con su apariencia, esto era diferente.
Ese día, Hana no había podido concentrarse en sus clases. Mientras los profesores explicaban fórmulas y hablaban de historia, sus pensamientos se desviaban hacia ___. Lo observaba desde su lugar, notando la forma en que sus hombros se encorvaban más de lo habitual, cómo su mirada se perdía en el vacío. Algo no estaba bien, y ella podía sentirlo en su estómago.
Al sonar el timbre de la hora del almuerzo, Hana decidió actuar. Se acercó a Mei y Haruto, que estaban conversando en un rincón del patio. —Oigan, ¿han notado cómo está ___ últimamente? —preguntó, intentando sonar casual, aunque la preocupación teñía su voz.
Mei asintió lentamente, lanzando una mirada fugaz hacia ___, quien se encontraba a cierta distancia, sentado en un banco, con la cabeza apoyada en una mano. —Sí, se ve... diferente. Cansado, creo.
—Es más que eso —interrumpió Haruto, frunciendo el ceño—. Hoy no ha dicho una sola broma en toda la mañana. Ni siquiera ha sonreído.
Hana asintió. Sus amigos lo notaban, pero parecía que no comprendían la magnitud de lo que ella estaba viendo. Decidió que tenía que hacer algo por su cuenta.
Durante el resto del día, Hana observó cada movimiento de ___. Lo vio evitar conversaciones, lo vio alejarse de sus amigos y, lo que más le preocupaba, lo vio sobresaltarse ante el más mínimo ruido. Algo o alguien había perturbado su tranquilidad, y Hana no iba a quedarse de brazos cruzados.
Al final de las clases, en lugar de regresar a casa como todos los demás, Hana se quedó cerca de la entrada de la escuela, esperando. Vio cómo ___ se despedía de Mei y Haruto, con una sonrisa forzada, y luego tomaba el camino hacia su casa, solo. Sin pensarlo dos veces, Hana decidió seguirlo.
Manteniéndose a una distancia prudente, caminó detrás de él por las calles. Había algo en la forma en que ___ caminaba, la rapidez de sus pasos, la constante mirada hacia atrás como si temiera que alguien lo estuviera siguiendo. Hana trató de mantenerse lo más silenciosa posible, sin querer alarmarlo.
Cuando ___ llegó a su casa y entró, Hana se quedó de pie frente a la puerta por unos momentos, debatiéndose. Sabía que no debía irrumpir en la privacidad de su amigo, pero también sabía que no podía ignorar lo que estaba viendo. Finalmente, tomó aire y se acercó, tocando suavemente la puerta.
### El Encuentro
Después de unos instantes de espera, la puerta se abrió con un chirrido y ___ apareció al otro lado, su expresión de sorpresa evidente al ver a Hana allí.
—Hana, ¿qué haces aquí? —preguntó, su voz sonando más baja de lo habitual. Sus ojos parecían aún más cansados de cerca, y Hana pudo ver el leve temblor en sus manos.
—Vine a ver cómo estabas —respondió ella, forzando una sonrisa cálida—. No pude dejar de pensar en ti todo el día. Me preocupas.
___ dudó por un momento, sus ojos barriendo el pasillo detrás de él como si buscara a alguien o algo. Finalmente, se hizo a un lado. —Pasa.
Hana entró y sintió inmediatamente una atmósfera pesada, casi sofocante. La casa estaba en silencio, pero había algo más en ese silencio; una tensión subyacente que parecía vibrar en el aire. Se volvió hacia ___, quien cerraba la puerta con más fuerza de la necesaria.
—___, ¿qué está pasando? —preguntó directamente. Su preocupación ya no podía contenerse.
Él bajó la mirada, nervioso. —No es nada, de verdad. Solo he estado un poco estresado...
—No te creo —interrumpió Hana suavemente—. Has estado actuando raro, como si tuvieras miedo. ¿Alguien te está haciendo daño?
Por un segundo, ___ pareció considerar sus palabras, pero el miedo rápidamente inundó su rostro. Recordó las palabras de advertencia de Izuku, el tono amenazador y la intensidad en sus ojos cuando le dejó claro lo que sucedería si hablaba con alguien sobre él.
—No puedo decirte —respondió finalmente, su voz apenas un susurro. —Es complicado.
—¿Es por Izuku? —preguntó Hana, disparando a ciegas. Había visto a Izuku con ___ varias veces y siempre había sentido algo extraño en la manera en que lo miraba, pero nunca había querido creer que fuera algo tan grave.
La reacción de ___ fue inmediata. Sus ojos se abrieron con sorpresa y miedo, y su respiración se aceleró. Hana supo que había dado en el clavo.
—Lo es, ¿verdad? —insistió, dando un paso hacia él. —Si él te está haciendo algo, necesitas decírmelo. No estás solo, ___. Estamos aquí para ayudarte.
—Hana, no... no puedo —___ estaba a punto de quebrarse. Las lágrimas amenazaban con caer, pero sabía que no podía exponer todo lo que estaba pasando. No cuando Izuku podía aparecer en cualquier momento, como un depredador acechando a su presa.
Antes de que Hana pudiera decir algo más, un ruido detrás de la casa la hizo sobresaltarse. ___ giró la cabeza bruscamente hacia el origen del sonido, el miedo en su cara intensificándose.
—¡Tienes que irte! —exclamó ___, con un pánico repentino. —Ahora, antes de que...
La puerta trasera se abrió de golpe y apareció Izuku, su expresión era una mezcla de calma perturbadora y algo mucho más oscuro. Su presencia llenó el pasillo con una energía inquietante.
—Oh, vaya, qué sorpresa... —dijo Izuku con una sonrisa torcida al ver a Hana—. No esperaba visitas.
Hana sintió que su corazón se aceleraba, pero mantuvo la compostura. —Hola, Izuku. Solo vine a ver cómo estaba ___. Se ha visto bastante cansado últimamente.
Izuku entrecerró los ojos, pero la sonrisa en su rostro no desapareció. —¿Es así? Qué amable de tu parte preocuparte tanto por él.
___ sintió cómo la tensión crecía con cada palabra de Izuku. Sabía que esto podía terminar muy mal si no hacía algo. —Hana, creo que es mejor que te vayas ahora —dijo apresuradamente.
Izuku dio un paso hacia adelante, su mirada fija en Hana. —Sí, quizás sea lo mejor —dijo, su voz suave pero llena de amenaza implícita—. ___ necesita descansar, ¿verdad?
Hana sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero no podía dejar a su amigo así. —___, si necesitas algo, cualquier cosa... sabes cómo encontrarme.
Izuku asintió lentamente, pero su sonrisa no llegó a sus ojos. —Claro que lo hará. Ahora, adiós, Hana.
Hana no tuvo más remedio que obedecer, pero mientras se alejaba, su preocupación no hizo más que crecer. Sabía que algo horrible estaba pasando, y ahora más que nunca, estaba decidida a descubrir la verdad y proteger a ___, sin importar el costo.
Cuando llegó a casa, Hana no pudo dormir. Su mente estaba llena de pensamientos sobre ___ e Izuku. Decidió que tenía que hablar con Haruto y Mei al día siguiente, y que juntos encontrarían una manera de ayudar a su amigo. No iba a dejar que alguien tan importante para ella sufriera solo, y estaba lista para enfrentar cualquier cosa para protegerlo.
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Tinte Verde Corazón Oscuro (Izuku Yandere X Malereader)
FanfictionLee la historia nomas