Capítulo 39

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El fin de semana en la casa de los abuelos había sido más sofocante de lo que ___ había anticipado. El intento de alejarse del control asfixiante de Izuku solo había empeorado su paranoia. Aunque buscaba un respiro, sentía que los ojos verdes de Izuku estaban sobre él en todo momento, incluso a kilómetros de distancia.

Regresó antes de lo planeado, con la esperanza de encontrar algo de calma en la familiaridad de su hogar. Pero en cuanto entró, el sentimiento de inquietud se intensificó. Subió las escaleras a su habitación sin mirar atrás, cerrando la puerta con un leve "click" que sonó más fuerte de lo que debería. Sabía que, tarde o temprano, tendría que enfrentar a Izuku nuevamente, y temía lo que pudiera suceder.

El teléfono de ___ vibró en su bolsillo, sacándolo de sus pensamientos. Sacó el aparato y su corazón se hundió al ver el nombre de Izuku en la pantalla.

Izuku: "Finalmente estás de vuelta. ¿Te divertiste en tu pequeño escape? Sabes que no puedes esconderte de mí, ¿verdad?"

El tono del mensaje era claro, directo, con una amenaza apenas velada. ___ sintió una oleada de ansiedad recorrer su cuerpo. Bloqueó su teléfono de inmediato, negándose a responder. No quería caer en el juego de Izuku, pero sabía que esto solo empeoraría las cosas.

La casa estaba silenciosa, solo se escuchaba el sonido ocasional del viento moviendo las hojas en el jardín. Aiko estaba fuera, probablemente disfrutando de la calma del anochecer. Por un momento, ___ dejó que el silencio lo tranquilizara. Pero de repente, un ruido en la ventana rompió esa frágil paz.

Se giró lentamente hacia el sonido, su corazón latía tan rápido que sentía que le estallaría. A través de la penumbra, distinguió la silueta de alguien parado afuera de su ventana. Y entonces, lo vio claramente: Izuku, con una expresión siniestramente tranquila, observándolo con una intensidad que lo heló hasta los huesos.

—¿Izuku...? —susurró ___, más para sí mismo que para el intruso.

Sin pronunciar una sola palabra, Izuku deslizó la ventana y entró a la habitación con la agilidad de un cazador que no quiere asustar a su presa. Se movió con una confianza inquietante, como si perteneciera allí, como si hubiera hecho esto mil veces antes.

___ retrocedió hasta la pared, su cuerpo entero tenso de miedo. —¿Qué haces aquí, Izuku? —preguntó, tratando de que su voz no temblara.

Izuku se tomó un momento para responder, manteniendo su mirada fija en ___ como un depredador estudiando a su presa. Finalmente, sonrió, pero era una sonrisa que no alcanzaba a sus ojos.

—No me gusta cuando te alejas de mí, ___ —dijo suavemente, su voz teñida de una dulzura inquietante—. Pensé que ya habías aprendido que no puedes irte sin decirme adónde. Eso no está bien.

La sangre de ___ se heló ante el tono posesivo de Izuku. —Te dije que necesitaba espacio... —empezó a decir, pero Izuku lo interrumpió con un tono más agudo.

—¿Espacio? ¿De mí? —La sonrisa de Izuku desapareció, dejando al descubierto una mirada oscura y celosa—. No, no entiendes. No hay 'espacio' entre nosotros. No debería haberlo. Somos más que eso.

Izuku se acercó más, su presencia llenando la habitación, cada paso acompañado de una energía amenazante que hizo que ___ se sintiera aún más atrapado. —¿Por qué quieres alejarte de mí, ___? ¿Qué te da tanto miedo? —preguntó, aunque el tono de su voz revelaba que ya sabía la respuesta.

___ trató de mantener la calma, aunque su corazón latía con fuerza. —No es que... —tragó saliva—. No es miedo, es solo que esto... esto no es normal. Tú no eres normal.

Izuku soltó una risa baja, una que resonó en la pequeña habitación con un eco perturbador. —¿Normal? —repitió, como si saboreara la palabra—. ¿Y qué es lo normal, entonces? ¿Dejar que otras personas te alejen de mí? ¿Que te llenen la cabeza con ideas de libertad y espacio? —Izuku se acercó aún más, su voz bajando a un susurro furioso—. No dejaré que eso pase, ___. No mientras yo pueda evitarlo.

___ intentó moverse hacia la puerta, pero Izuku se anticipó, acorralándolo contra la pared. —No puedes huir de mí —dijo Izuku con un tono que bordeaba lo amenazante—. Eres mío. Y haré lo que sea necesario para que lo entiendas.

Izuku levantó una mano, acariciando la mejilla de ___ con los dedos, un gesto que podría haber sido considerado tierno si no fuera por el brillo perturbador en sus ojos. —No puedes esconderte de mí, ___ —continuó, su tono oscuro y lleno de posesividad—. No cuando estoy tan cerca, tan... dispuesto a hacer lo que sea necesario para protegerte de todo y de todos.

___ sintió cómo su respiración se aceleraba. —Izuku, tienes que parar —dijo, su voz temblando—. Mi madre podría entrar en cualquier momento y...

Izuku chasqueó la lengua, su expresión tornándose en un gesto de falsa amabilidad que hacía que su piel se erizara. —Oh, no te preocupes por eso —respondió, con un tono casi burlón—. Nadie va a interponerse entre nosotros. Ni tu madre, ni nadie.

La desesperación se reflejó en el rostro de ___. —Izuku, por favor... —intentó de nuevo, su voz cargada de miedo y frustración.

Pero Izuku ya no escuchaba. Se inclinó aún más cerca, su aliento rozando la piel de ___, sus ojos fijos en los de él con una intensidad casi hipnótica. —¿Qué necesitas que haga? ¿Quieres que desaparezca a quien sea que esté en nuestro camino? Porque lo haré. Cualquier cosa para proteger lo nuestro.

___ supo en ese instante que las palabras no iban a ser suficientes. Intentando mantener la calma, asintió ligeramente. —Está bien... solo, por favor, vete por ahora, Izuku. No quiero problemas.

Izuku lo miró fijamente, y por un segundo, el brillo de locura en sus ojos pareció suavizarse. —Por ahora... —susurró, retrocediendo lentamente, pero sin perder su tono amenazador—. Pero recuerda, ___, esto no es el final. Nunca será el final. Solo un hasta luego.

Antes de que ___ pudiera responder, Izuku salió por la ventana como una sombra en la noche, desapareciendo tan silenciosamente como había llegado.

___ permaneció allí, temblando ligeramente, mientras su respiración se estabilizaba lentamente. La habitación, aunque vacía, aún parecía resonar con la presencia de Izuku. Sabía que esto era solo el comienzo de algo mucho más oscuro y peligroso. Tendría que encontrar una forma de escapar de esta sombra cada vez más opresiva, antes de que Izuku decidiera que la única manera de mantenerlo a salvo... era eliminando todo lo demás.

Tinte Verde Corazón Oscuro (Izuku Yandere X Malereader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora