Todoroki Shoto no era el tipo de persona que intervenía sin una razón válida. Siempre había sido más reservado, más analítico que sus compañeros. Pero últimamente, había notado cosas que no cuadraban con Izuku Midoriya. Desde que comenzó el tercer año en la U.A., había algo inquietante en la forma en que Izuku actuaba, especialmente cuando se trataba de ___. Todoroki había observado a Izuku desde la distancia, notando los cambios sutiles en su comportamiento: su tendencia a aislarse más de los demás, la forma en que sus ojos a veces se oscurecían cuando hablaba de ___, y cómo su obsesión se volvía más evidente día tras día.
Un día, después de una clase de combate, Todoroki decidió quedarse en el gimnasio para entrenar un poco más. Cuando se encontraba solo, escuchó una conversación que lo dejó intranquilo.
—No dejaré que nadie se acerque a él —la voz de Izuku, aunque baja, tenía un tono escalofriante, un susurro posesivo.
Todoroki se quedó quieto, oculto tras una pared. La voz de Izuku resonaba con una intensidad que nunca había escuchado antes. Parecía estar hablando consigo mismo, como si su mente estuviera atrapada en un oscuro monólogo.
—Él es mío, y haré lo que sea necesario para que siga siendo así...
El hielo corrió por las venas de Todoroki al escuchar esas palabras. Sabía que algo andaba mal, pero esto confirmaba sus peores temores. Decidió esperar a que Izuku se fuera antes de salir de su escondite. Necesitaba procesar lo que acababa de escuchar y, lo más importante, decidir qué hacer al respecto.
Esa misma noche, Todoroki decidió hablar con su padre, Endeavor. Aunque su relación había sido complicada, Endeavor tenía experiencia en tratar con amenazas reales y podía ofrecerle una perspectiva más amplia.
—Padre, necesito tu consejo —dijo Todoroki, acercándose a la oficina de Endeavor en la agencia de héroes.
Endeavor levantó la mirada de los papeles que tenía en el escritorio y observó a su hijo con una mezcla de curiosidad y preocupación. —¿Sobre qué?
Todoroki explicó lo que había notado sobre Izuku en los últimos meses y, finalmente, le contó lo que había escuchado esa tarde en el gimnasio.
—Parece que Midoriya está obsesionado con esa persona —dijo Todoroki—. No es normal. Me preocupa lo que pueda hacer.
Endeavor escuchó con atención, asintiendo lentamente. —La obsesión puede ser peligrosa, especialmente en alguien con un poder tan inestable como el de Midoriya. ¿Crees que está dispuesto a cruzar la línea?
—No estoy seguro —respondió Todoroki, frunciendo el ceño—. Pero su comportamiento no es el de alguien en su sano juicio. Quiero detenerlo antes de que haga algo de lo que todos nos arrepintamos.
Endeavor se apoyó en su escritorio, sus ojos encendidos con determinación. —Entonces sigue observándolo. Averigua más. Y si crees que es una amenaza real, no dudes en actuar. Eres un héroe, Shoto. No debes dejar que el miedo te paralice.
Todoroki decidió seguir el consejo de su padre. Al día siguiente, en la escuela, mantuvo un ojo más atento en Izuku. Lo veía durante los descansos, en las clases, e incluso después de clases. Notó cómo Izuku enviaba mensajes con frecuencia en su teléfono, sus dedos tecleando frenéticamente mientras su expresión se volvía sombría. Esto solo aumentó su preocupación.
Después de clases, mientras caminaba por los pasillos en dirección al dormitorio, Todoroki se encontró con Izuku cara a cara. Izuku sonrió, pero había algo extraño en esa sonrisa; parecía tensa, casi forzada.
—Todoroki, hace tiempo que no hablamos mucho —dijo Izuku, su tono amigable pero con un trasfondo inquietante—. ¿Cómo has estado?
Todoroki no dejó entrever ninguna de sus preocupaciones. Mantuvo su habitual expresión serena. —He estado bien. Tú pareces… algo distraído últimamente, Midoriya.
Izuku parpadeó, su sonrisa vacilando por un instante. —Oh, es solo... estrés. Sabes cómo es con los exámenes y las misiones. A veces, simplemente hay muchas cosas en mi mente.
—¿Cosas? —Todoroki se inclinó ligeramente hacia adelante, con una mirada penetrante—. ¿O personas?
Por un segundo, la expresión de Izuku cambió. Su sonrisa desapareció y sus ojos se entrecerraron, pero volvió rápidamente a su fachada tranquila.
—¿A qué te refieres? —preguntó, con una risa tensa.
Todoroki no respondió de inmediato. Simplemente mantuvo su mirada fija en Izuku. Quería ver cómo reaccionaría, cómo respondería a esa pequeña provocación. Después de unos segundos que parecieron eternos, Izuku soltó un suspiro.
—Todoroki, no te preocupes. Estoy bien. Solo... tengo mucho en mi mente. —Con un gesto rápido, Izuku cambió de tema—. Bueno, debo irme. Nos vemos.
Izuku se fue con rapidez, y Todoroki quedó allí, con una sensación de incertidumbre en el estómago. Sabía que algo no estaba bien. Pero también sabía que necesitaba pruebas antes de poder hacer cualquier cosa.
Esa noche, Todoroki no podía dejar de pensar en lo que había pasado. Decidió hablar con alguien de confianza: Iida Tenya. Sabía que Iida era justo y siempre trataba de hacer lo correcto.
—Necesito hablar contigo sobre Izuku —dijo Todoroki en la habitación de Iida, con un tono serio.
Iida lo miró con sorpresa. —¿Izuku? ¿Qué sucede?
Todoroki explicó lo que había visto y escuchado. A medida que hablaba, la expresión de Iida se volvió más preocupada.
—Esto es serio —dijo Iida finalmente—. No podemos ignorarlo. Izuku es nuestro amigo, pero si está en peligro o si él es el peligro, debemos intervenir.
Todoroki asintió. —Estoy de acuerdo. Pero no podemos precipitar nuestras acciones. Debemos actuar con cautela, reunir más información y, cuando sea necesario, confrontarlo directamente.
Ambos sabían que esto no iba a ser fácil. Pero Todoroki estaba decidido. No permitiría que su amigo cayera en la oscuridad sin luchar para sacarlo de ahí, incluso si eso significaba enfrentarse a él.
Mientras se preparaban para lo que venía, Todoroki no podía evitar sentir que el "tinte verde, corazón oscuro" de Izuku ya había manchado demasiado. Pero, con la ayuda de sus amigos y su propia determinación, estaba dispuesto a ser la luz que disipe esa oscuridad.
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Tinte Verde Corazón Oscuro (Izuku Yandere X Malereader)
FanfictionLee la historia nomas