Capitulo 13

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Las noticias de suicidios inexplicables comenzaron a surgir en diferentes partes de la ciudad, generando un pánico silencioso entre quienes conocían el verdadero origen de estas muertes. Jude, con su rostro sombrío, reunió a todos en la casa de John para compartir lo que había descubierto.

-Jude, ¿me estás diciendo que hay otra libreta? -exclamó Josh, con incredulidad en su voz.

-Me temo que sí... -respondió Jude, su voz cargada de preocupación-. Lo descubrí mientras trabajaba. Y por lo que pude ver, quien la posee quiere que lo encontremos.

Stephanie, visiblemente inquieta, intervino rápidamente.

-Entonces, tenemos que encontrarlo antes de que haga algo estúpido. Espera... Jude, ¿ya ha hecho algo?

Jude asintió, su rostro reflejando la gravedad de la situación.

-Sí, ya lo ha hecho.

John, siempre práctico, decidió que era hora de actuar.

-Entonces, será mejor que empecemos. Jude, ¿tienes lo que te pedí?

-Sí, aquí tienes. -Jude le entregó una lista de criminales, que John había solicitado anteriormente.

John miró la lista por un momento antes de levantar la vista.

-Bueno, entonces, ¿por dónde empezamos?

Josh, con una expresión de disculpa, se levantó de su asiento.

-Lo siento, tengo que irme. Tengo trabajo y, además, tenemos que comer, ¿no es así, Galus?

Galus asintió en silencio. John los despidió con un gesto.

-Adiós, Josh.

Josh se despidió mientras salía de la casa, dejando a los demás inmersos en sus pensamientos.

-Yo también tengo que trabajar... -dijo Jude, levantándose para marcharse.

-Está bien, ve. -John lo despidió con una mirada seria.

Stephanie, que había permanecido en silencio, finalmente habló.

-Realmente no tengo nada que hacer hoy. ¿Y tú?

John la miró y sonrió ligeramente.

-No, me reporté enfermo, así que no tengo nada... ¿Vamos a caminar?

-Sí -respondió Stephanie, aceptando la oferta.

En un rincón apartado de la ciudad, dentro de una camioneta abandonada, un joven de 24 años se acomodaba incómodamente en el asiento del conductor.

-¿No crees que quedarte tanto tiempo en esta camioneta sea una buena idea? -le preguntó Arma, una shinigami de aspecto imponente.

Trevor, el joven, suspiró.

-Bueno, no tengo casa ni dinero, así que no tengo muchas opciones.

Arma lo observó con curiosidad.

-¿Has comido algo?

-Sí, un poco.

Arma reflexionó mientras lo miraba: Un chico joven, con cabello largo y negro, cubierto desde la nariz hasta el cuello por un pasamontañas. Un alma perdida en medio de una ciudad que lo había olvidado.

-Vamos a caminar un poco -propuso Trevor, deseando salir de la oscuridad de la camioneta.

-Sí... -aceptó Arma.

En un parque cercano, Alice y Midora, paseaban tranquilamente.

-Aaaaaw -suspiró Alice, dejando escapar su frustración.

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