Capitulo 5

7 0 0
                                    

Josh estaba sumido en un sueño profundo cuando escuchó una voz distante que lo llamaba.

-Josh... Josh... ¡JOSH! ¡DESPIERTA! -la voz de Galus lo sacó abruptamente de su letargo.

-¿Qué pasa? -respondió Josh, aún adormilado.

-Nada, solo que ya es hora de que te levantes -Galus lo miró con una mezcla de impaciencia y preocupación.

Josh se frotó los ojos y, aún somnoliento, preguntó:

-¿Ya comiste, Galus?

-Sí... Sabes, creo que ya es hora de buscar a los otros, ¿no crees? -la voz de Galus reflejaba una inquietud que Josh no pudo ignorar.

-Ya te lo dije, en eso estoy. ¿Por qué crees que veo las noticias sobre KIRA? -Josh respondió con un tono que buscaba calmar las dudas de su compañero.

Galus asintió, pero el silencio que siguió fue incómodo.

-Bueno, hoy tengo cosas que hacer -dijo Josh, mientras recogía sus cosas y se dirigía a la puerta del apartamento.

Galus lo siguió con la mirada, notando la tensión en su andar.

-¿Adónde vamos? No me digas que... -Galus dejó la pregunta en el aire, su voz cargada de sospecha.

-¡No! No, no... Trato de superar eso, ¿ok? Trato de mejorar -Josh se giró hacia él, su mirada firme pero vacilante.

Galus, en silencio, reflexionó. Desde que la Death Note había llegado a la vida de Josh, algo en él había cambiado. Era como si aquella maldita libreta lo hubiera arrancado de la persona que solía ser, bueno tampoco era la gran persona antes de conseguir la libreta.

En otro lugar, un hombre revisaba su arma, comprobando que estuviera cargada.

-¿Aún sigues con las armas? -una voz sarcástica rompió el silencio. Zellogi, un shinigami de aspecto siniestro, observaba con burla-. Eres el dueño de una Death Note, ¿no sería más fácil... no sé, usarla? ¿Eh, Andre?

Andre, sin apartar la vista de su arma, respondió:

-Ya te dije, la libreta no me va a proteger siempre. Es mejor estar preparado para defenderse también.

Zellogi echó un vistazo a la libreta que reposaba sobre la mesa.

-Veo que has vuelto a escribir. ¿De quiénes son los nombres esta vez?

Andre suspiró antes de responder.

-Gente a la que les debo dinero... criminales.

Zellogi rió entre dientes.

-Como digas... -Notó un periódico en la mesa con titulares sobre KIRA-. ¿Aún sigues con eso?

-KIRA me facilitó las cosas. Al ser él quien está en el foco de atención, yo puedo matar sin problemas -Andre respondió con frialdad.

-Sí, pero tus muertes han sido todas suicidios.

-Lo sé, pero ahora debo encontrar a KIRA, para asegurarme de que no se vuelva en mi contra -Andre apretó los puños, decidido.

Zellogi, con una sonrisa maliciosa, no pudo evitar reír.

En otro lugar, una joven observaba detenidamente una hoja en blanco y un lápiz en sus manos.

-¿Sigues dibujando, Alice? -preguntó Midora, una shinigami que la acompañaba.

-Sí, es que no he tenido mucha inspiración últimamente -Alice respondió, con un tono que denotaba frustración.

Midora recogió una hoja del suelo y la observó.

-Algo me dice lo contrario. Estuviste dibujando a los otros, ¿no?

Alice asintió.

-Sí, es que si no tengo una referencia visual, no puedo encontrar determinación. Por cierto, si una persona toca la Death Note, ¿podrá verte, no?

-Sí, ¿por qué preguntas? -Midora la miró con curiosidad.

-Nada, solo me preguntaba... jijiji -Alice sonrió, con un brillo en los ojos que inquietó a Midora.

Midora, en silencio, reflexionó sobre la transformación de Alice. Desde que había comenzado a usar la Death Note, parecía que nada le importaba, como si matar personas le fuera completamente indiferente.

-Por cierto, Midora, ¿pudiste averiguar lo que te pedí? -preguntó Alice, rompiendo el silencio.

-Sí... La hora de las muertes a manos de KIRA es alrededor de las tres de la tarde y medianoche. Eso es todo.

-Bueno, algo es algo. ¿Quieres comer? -Alice ofreció, cambiando el tema.

-Está bien -Midora asintió, aunque sus pensamientos permanecieron inquietos.

En otro lado, una luz se encendió en una casa, revelando a una mujer que entraba con un suspiro.

-Hoy sí que fue un día muy cansado... -Stephanie murmuró, dejando caer su bolso en el sofá.

-Sabes que todo eso no me importa -una voz enojada resonó en la habitación. Kinddara, una shinigami de aspecto imponente, la miraba con desaprobación-. No sé por qué no has usado la libreta de nuevo, Stephanie.

Stephanie suspiró, sin ánimos para discutir.

-Tú solo quieres que use la libreta, y si fuera por ti, me obligarías a quedarme encerrada escribiendo nombres -respondió, mientras sacaba una caja de chocolates.

-Ya estoy cansada de esperar a que vuelvas a escribir un nombre -la voz de Kinddara se endureció, pero se suavizó al ver el chocolate-. ¡¿Chocolate?!

Stephanie sonrió mientras le ofrecía uno.

-Sabía que eso te calmaría -dijo con un tono juguetón.

Kinddara, aunque refunfuñando, no pudo resistir el placer del dulce.

-Bueno, hora de seguir buscando a KIRA -Stephanie cambió el tema con una determinación renovada-. Descubrí su patrón de muerte, aunque aún no tengo un rostro. Pero eso no va a impedir que lo encuentre, a él y a los demás.

De vuelta en la casa de John, tras el incidente con el ladrón, Raito observaba a su compañero en silencio.

-Entonces, ¿por dónde vas a empezar si no tienes ninguna pista? -preguntó Raito, rompiendo el silencio.

John, absorto en sus pensamientos, no respondió de inmediato.

-Eso estoy pensando -dijo finalmente, con frustración.

Raito sonrió, con un aire de misterio.

-Sabes, creo que tengo una solución -dijo con un tono que mezclaba intriga y tentación.

John lo miró, interesado.

-Habla.

-Hagamos un trato -Raito propuso, su voz suave pero cargada de promesas oscuras.

-¿Qué trato? -preguntó John, su curiosidad despertada.

-Los ojos de shinigami -Raito pronunció aquellas palabras como si fueran la clave de un poder insondable.

-¿Qué es eso? -John frunció el ceño, desconfiando.

-Los ojos de shinigami pueden ver el nombre de una persona y los años de vida que le quedan. Si esa persona posee una Death Note, los años de vida no se mostrarán. ¿Qué dices? -Raito sonrió, seguro de que su oferta era irresistible.

John reflexionó en silencio. La oferta era tentadora... pero.

-Espera... Los ojos a cambio de qué? Un trato tan bueno siempre tiene una trampa -John sospechaba, su instinto de supervivencia en alerta.

-Jejeje, eres precavido... -Raito se inclinó hacia adelante, su sonrisa se amplió-. Los ojos de shinigami a cambio de la mitad de tu vida.

-¿La mitad de mi vida? -John retrocedió, horrorizado por el precio.

-Y bien, ¿tenemos un trato? -Raito lo miró fijamente, esperando su respuesta.

Continúa...

Death Note New Beginning Donde viven las historias. Descúbrelo ahora