Capitulo 50 Parte 4

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El ambiente en el almacén se volvía cada vez más tenso. Las sombras danzaban bajo las luces intermitentes de los vehículos de la policía, y el sonido metálico de las botas de los agentes SWAT resonaba en el espacio cerrado. Andre, atrapado entre sus propias decisiones y el destino que él mismo había forjado, levantó las manos mientras sostenía su arma.

—¡Arriba las manos! —gritó uno de los agentes del SWAT, apuntando directamente a Andre.

—¡Maldición! —murmuró Andre, con la mirada perdida, levantando las manos a regañadientes.

Near, que había estado observando desde la distancia, dio un paso adelante.

—¿Eres el compañero de KIRA? preguntó Near, su tono era bajo pero cargado de autoridad.

Andre vaciló un segundo antes de responder.

—Yo... sí, lo soy... —su voz temblaba, pero de repente, en un acto impulsivo, sacó su arma y la apuntó directamente a Near.— ¡Sí, lo soy! gritó con desesperación.

—¡Tiene un arma! —gritó uno de los agentes, tensando su cuerpo y preparándose para disparar.

—¡No lo hagas! —exclamó Near, levantando la mano para calmar la situación.

—¿Quién eres tú para darme órdenes?—gritó Andre, con sus ojos llenos de rabia y confusión.

El equipo SWAT esperaba la señal de Near, listos para intervenir, pero Near seguía firme.

—¡Lo necesito vivo! —dijo Near con una frialdad que cortaba el aire.

Andre soltó una carcajada amarga.

—Tú... Así que tú eres la persona a la que he estado intentando matar durante meses... —dijo, apretando más fuerte el arma.

—Si—respondió Near, sin perder la compostura. —Baja el arma, Andre. Podemos resolver esto de otra manera.

—¡Oh, no! —gritó Andre.— No voy a pasar mi vida en una celda. ¡Ni lo pienses!

—¡Near! —gritó Rester, preocupado por la situación.

—¡Se que si me entrego moriré de todas formas! El juez me condenará a la pena máxima, y yo no voy a pasar por eso. ¡No soy tan idiota!

Near, evaluando cada movimiento de Andre, mantuvo la calma.

—Si no vas a cooperar con nosotros, al menos dinos dónde está la libreta.

La mención de la libreta hizo que Andre retrocediera un paso, su mente trabajando frenéticamente.

—¿Cómo saben que soy el compañero de KIRA? —preguntó, tratando de entender cómo lo habían encontrado.

—Te llamas Andre Smith, ¿no es así?—dijo Near.

La sorpresa en los ojos de Andre fue evidente.

—¿Cómo...?

—KIRA, a través de sus últimos actos, dejó tu nombre.

Andre estaba completamente desconcertado. Su mente volvía una y otra vez al mismo pensamiento: ¡Ese idiota lo planeó todo! ¡Me trajo aquí!

Near dio un paso adelante, con la mirada fija en Andre.

—Dinos dónde está la libreta, Andre. ¡Hazlo ahora!

Pero Andre ya había cruzado el umbral de la desesperación.

—¡Olvídalo!—gritó con fuerza.— Sí, soy el compañero de KIRA. Sí, soy uno de los que acaba con la vida de los criminales. ¡Y lo haría una y otra vez!

Su mente comenzó a desmoronarse en una espiral de pensamientos. Ese imbécil de KIRA seguro ya tiene mi libreta... Lo sabía... me trajo aquí para morir... ¿Por qué terminé así?

Los recuerdos de su vida lo golpearon como una avalancha. Había elegido seguir a KIRA, había aceptado cada decisión. Pero ahora, enfrentado a la realidad, todo lo que había construido se derrumbaba.

—Josh perdóname... Intente pero no lo logré.—penso Andre con tristeza por lo que va a pasar.

—¡Yo acepté seguir a KIRA! —gritó Andre.—¡Yo acepté venir aquí! ¡Yo acepté hacer todo lo que él me pidió!

Andre apretó el gatillo, decidido a acabar con Near. El sonido del disparo resonó por todo el almacén.

—¡Va a disparar! —gritó uno de los agentes del SWAT. ¡PUM!.

Un disparo perforó el aire. Andre gritó de dolor y cayó al suelo, su pierna sangrando.

—¡Awww!—gimió mientras trataba de sostenerse en pie, pero no podía. La sangre manaba de su pierna mientras se retorcía en el suelo.

Near se acercó con cautela, manteniendo la mirada fija en Andre.

—Andre Smith... quedas arrestado.

Andre, con el rostro cubierto de sudor y dolor, gritó:

—¡No! ¡No, no! —Sus ojos se llenaron de terror mientras intentaba levantarse.

Wilson se acercó y lo levantó del suelo.

—Vamos—dijo Wilson, mientras lo levantaba con cuidado.

—¡No! ¡No, renuncio! ¡Renuncio! gritaba Andre, con una voz quebrada y desesperada.

Near lo miró, confundido.

—¿Qué...?

En ese momento, Zellogi, que había estado observando toda la escena desde la distancia, dio un paso adelante.

—¿Estás seguro? —preguntó con calma, mirando directamente a Andre.

—¡Renuncio! —repitió Andre con todas sus fuerzas.

Zellogi asintió, su rostro sin expresión. En su mente, recordó la promesa que le había hecho a Andre. Andre... Sé que nuestro primer encuentro fue turbulento... pero siempre te las ingeniaste para sobrevivir. Sin embargo, no puedo esperar a que salgas de la cárcel... porque sé que nunca saldrás.

Con esa determinación, Zellogi sacó su libreta y escribió el nombre de Andre en ella, cumpliendo su promesa. Fue divertido mientras duró... pensó para sí mismo, mientras observaba a Andre desmoronarse.

—Nos vemos, Andre... -murmuró, mientras se alejaba lentamente.

Andre lo vio alejarse y, por un instante, su mente quedó en blanco.

—Nos vemos... —susurró Andre, viendo cómo Zellogi desaparecía en la oscuridad.

De repente, todo se detuvo para Andre. El mundo, el sonido, las voces... Todo se ralentizó. Sólo escuchaba el latido de su corazón... hasta que se detuvo por completo.

—¡Andre! ¡Andre! —gritó Wilson, mientras sacudía su cuerpo. ¡No responde!

Near se arrodilló junto a Andre, su rostro lleno de incredulidad.

—No... ¡No, Andre, no! —gritó Near, incapaz de procesar lo que estaba ocurriendo.

—¡Necesitamos un médico, ahora! gritó Rester, mientras corría hacia la salida.

En ese momento, Jude entró al almacén, notando el caos que se había desatado.

—¿Near? ¿Qué pasa? —preguntó Jude, observando a Andre tendido en el suelo. ¿¡Andre!?

El almacén se llenó de un ambiente opresivo, una mezcla de emociones: tristeza, miedo y frustración. Cada persona allí presente experimentaba una oleada de sentimientos que se entrelazaban en el aire.

Todos compartían la misma pregunta en sus mentes: ¿Qué pasará ahora?

Continuará...

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