Capitulo 81

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Un recuerdo del pasado invadido la mente de Cecilia,hace casi doce meses…

Cecilia despertó lentamente, apenas entreabriendo los ojos.

—Mmm… ¿qué? —murmuró todavía somnolienta—. ¿Qué hora es?… No quiero levantarme… pero debo hacerlo —dijo, levantándose con pereza.

A través de la ventana, vio el sol apenas asomarse sobre el horizonte, llenando el cielo de luz. Sin embargo, una sensación de pesadez continuaba invadiendo su cuerpo, resistiéndose a dejarla en paz.

—Mmm… un día más, otra mañana horrible más —se dijo a sí misma mientras preparaba una taza de café.

En ese momento, unos golpes sonaron en la puerta de su apartamento.

—¡Voy! —respondió, mientras se cambiaba con rapidez.

Abrió la puerta y se encontró con el rostro familiar de su hermana.

—¿Sí? Hola, Tammi.

—¡Hola, Ceci! —dijo Tammi, abrazándola—. ¿Cómo está mi hermana favorita?

Cecilia suspiró.

—Cansada.

—Sí, ya lo sé. Por eso vine a verte.

—Bueno, es un buen trabajo, pero es muy cansado.

Tammi la miró con curiosidad.

—Pensé que la seguridad en una prisión sería fácil.

—No, sí lo es… pero entre insultos, mal comportamiento y disturbios, pues es difícil.

—Vaya… Yo no aguantaría un trabajo así.

—Sí, creo que sí —dijo Cecilia con una sonrisa cansada.

En ese tiempo, ella era feliz. Ahora… Solo quedaban recuerdos de aquellas conversaciones que tenía con su hermana. Conversaciones que ya no podría tener.

Tiempo presente…

La voz de Cecilia se rompió al recordar lo que sucedió.

—Aún recuerdo… lo que pasó…

Oficina de policía

Un oficial la miró con seriedad.

—¿Qué fue lo que pasó?

—Íbamos caminando y…

—Sabemos que fue un asalto fallido… ¿no es así?

Cecilia asintió con tristeza.

—Sí… mi error ese día fue no haber llevado nada… ni siquiera cinco dólares… Tal vez eso hubiese cambiado las cosas.

El oficial la observó en silencio.

—Bien, señorita Wilmer. Sabemos que dice conocer al asaltante, ¿verdad?

—Sí… un hombre llamado Harold Anderson. Fue acusado de robo violento en una tienda. Yo lo vigilaba cuando trabajaba en la prisión antes de que fuera liberado…

—Escuche, señorita Wilmer. El tema es que no tenemos suficientes pruebas para relacionar a Anderson con el crimen de su hermana…

Cecilia suspiró con amargura.

—Ya lo sabía —dijo, levantándose de su silla para salir de la habitación.

Ya fuera de la oficina, se detuvo un momento.

—Sabía que harían lo mismo.

Recuerdos del pasado…

—¿Qué pasó?

—Mi madre también falleció de la misma manera… y pasó lo mismo. La policía, por falta de pruebas, no atrapó al criminal.—repondio ella con tristeza al recordar eso.

—¿Y qué ocurrió con el criminal que acabó con tu hermana? ¿Y el que acabó con tu madre?.

—KIRA… KIRA acabó con ellos.—dijo ella con convicción.

Los primeros días de KIRA vinieron a su mente.

Recordó cómo estaba postrada en su cama, demasiado triste para levantarse, solo mirando la televisión sin mucho interés, dejándola encendida frente a ella.

—Interrumpimos su programa para informarles que el número de fallecidos por ataques al corazón sigue aumentando —anunciaba el presentador de noticias.

—Mmm… No sé qué será —murmuró Cecilia, apenas prestando atención—. Dijeron que no era una enfermedad.

—Las nuevas víctimas son… —continuó el presentador.

Cecilia se levantó lentamente para ir a buscar algo de comer, pero entonces…

—Harold Anderson y Stan Benson… Gracias por su atención, les mantendremos informados.

Ella se quedó inmóvil.

—¿¡Se fueron?! ¿¡Los dos?!

—¿Qué sentiste?

—Primero, alivio… porque por fin se habían ido. Mi hermana y mi madre podrían descansar en paz.—dijo ella al recordar la carga de sentimientos del momento.

—¿Y después?.

—Miedo… porque no sabía cuál era la causa… Hasta que….

—¿Hasta que…?.—pregunto con curiosidad esperando la respuesta de Cecilia.

—Me enteré de él.

—¿Él?

—KIRA….—dijo ella con un tono firme.

Cecilia recordaba claramente el momento en que escuchó el nombre de KIRA.

—Así que fue alguien, ¿no? ¿KIRA? —se dijo a sí misma, con indiferencia—. Si lo hace, es por una razón… Hasta ahora solo han sido criminales… —murmuró mientras salía de su apartamento.

Mientras caminaba, escuchó a algunas personas hablar al respecto.

—¿Viste lo que pasó?

—Sí, al parecer se llama KIRA, y creo que es una persona…

—¿Entonces, es un ser humano?

—Sí, por un lado es aterrador, pero por otro… nos libra de los criminales, y eso nos hace sentir más seguros, ¿no?

—Sí, creo que sí.

Cecilia comprendió en ese momento.

—Ahí me di cuenta… KIRA hace esto por nosotros… Lo hace porque, como tú, como yo, queremos un mundo libre de crimen, un mundo… un mundo en paz.—dijo Cecilia,con un brillo de confianza en los ojos.

—¿Y qué dices?.—pregunto ella esperando una respuesta.

—Me alegra que te hayas unido a la verdadera realidad… Sí, KIRA hace esto por nosotros, y es nuestra labor esparcir su mensaje.

—Sí… Por cierto, ¿cómo te llamas?.—pregunto ella que en toda la conversación no supo el nombre de la persona de adelante de ella.

—Llámame Hoffman.

Continuará...

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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