Capitulo 37 Parte 1

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Durante el mes desde que John se entero lo de Fiztgerald. El sol de la mañana bañaba la habitación de John con una luz cálida, pero dentro de su mente, el ambiente era mucho más sombrío y confuso. A pesar de que el mundo exterior parecía moverse con normalidad, su interior estaba plagado de preguntas y nuevas ideas. Desde aquella fatídica noche, algo en John había cambiado. Ya no era simplemente un hombre luchando contra la injusticia; algo mucho más oscuro y ambicioso había comenzado a germinar en su conciencia.

Mientras se levantaba lentamente de la cama, los suaves pasos de Stephanie entrando en la habitación le devolvieron brevemente a la realidad.

-Buenos días, guapo -dijo ella con una sonrisa mientras lo miraba.

John se desperezó y la miró con el rostro aún algo adormilado.

-Buenos días -respondió, bostezando.

Stephanie comenzó a hablarle con una mezcla de cariño y seriedad.

-Escucha, hoy tengo que ir a trabajar, aunque ya sabes, en teoría, estoy en mis vacaciones forzadas.

John la miró, sorprendido.

-¿No estabas de vacaciones también? Pensé que por fin íbamos a descansar juntos.

-Lo sé, pero hay un caso en el que he estado trabajando y quiero terminarlo ya -dijo, acercándose para darle un suave beso.

John suspiró, resignado.

-Está bien, ve tranquila. Yo estaré bien.

Stephanie lo miró fijamente por un momento, como evaluando si era cierto lo que decía.

-¿Seguro que estarás bien sin mí? -preguntó mientras se inclinaba para otro beso.

-Sí, sí. Estaré bien -respondió él, devolviéndole el beso con una sonrisa que ocultaba algo más profundo.

-Nos vemos en la noche entonces. ¡Adiós, John! -dijo Stephanie mientras recogía sus cosas y salía apresurada.

John observó cómo la puerta se cerraba tras ella, y con un profundo suspiro, dejó que su mente volviera a vagar. Apenas pasaron unos segundos cuando una voz familiar rompió el silencio.

-Hola, John -dijo Raito, emergiendo del suelo como si formara parte de las sombras mismas.

John se giró hacia él, como si fuera la cosa más natural del mundo.

-Buenos días, Raito. ¿Quieres ir a caminar? -preguntó, poniéndose los zapatos.

Raito lo miró con una sonrisa de medio lado.

-Sabes que vaya donde vayas, yo voy a seguirte. Son las reglas de la libreta.

-Entonces, vamos -dijo John mientras tomaba su abrigo y las llaves, dispuesto a salir.

En las calles, la brisa fresca de la mañana acariciaba el rostro de John mientras caminaba en silencio. Sin embargo, había algo en su interior que no encontraba calma, algo que se agitaba cada vez más con cada paso.

-¿Qué pasa, John? No has hablado desde que salimos -dijo Raito, flotando a su lado, curioso por la aparente calma que John mostraba.

John miró al suelo por un segundo, luego levantó la vista y, sin girarse hacia él, respondió:

-Lo sé, solo que... -Se detuvo a mitad de la frase cuando algo llamó su atención.

En la distancia, una pantalla en la calle proyectaba las últimas noticias. El anuncio no era distinto de muchos otros que había visto antes, pero esta vez, las palabras resonaron en su mente de una forma distinta.

Anuncio en pantalla: "Las personas no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo, han comenzado a reaccionar ante la presencia de KIRA. Mientras que algunos gobiernos lo ven como una amenaza, otros sectores de la población lo veneran como un "regalo divino'".

John se detuvo por completo, sus ojos fijos en la pantalla mientras una leve sonrisa comenzaba a formarse en su rostro.

-¿"Regalo divino"? -susurró para sí mismo.

Anuncio en pantalla: "La gente ve a KIRA como el único capaz de hacer justicia ante los males que afectan a la sociedad, considerándolo una figura divina".

La sonrisa de John se ensanchó, apenas perceptible, pero lo suficientemente notable para que Raito lo captara.

-Oh... ¿Así que ahora te ven como una figura divina, eh? -dijo Raito con una risa baja y perturbadora-. Esto es mucho mejor de lo que te habrías imaginado, ¿verdad?

John no respondió de inmediato. Sus pensamientos se agitaban. Las piezas comenzaban a encajar de una manera que no había anticipado antes. ¿Dios del nuevo mundo? Eso había dicho una vez, ¿pero realmente entendía lo que significaba en ese momento? Ahora todo parecía más claro, más palpable.

-Así que... "figura divina", ¿eh? -repitió John, casi saboreando las palabras.

Raito, flotando a su lado, lo observaba con una mirada divertida.

-Sabes, dijiste lo de ser el dios del nuevo mundo cuando estabas con Stephanie aquella noche... aunque parece que ahora lo dices en serio -comentó, dándole una mirada intrigada.

-¿Cuándo dije eso? -preguntó John, fingiendo no recordar, aunque sabía perfectamente a qué se refería Raito.

-La noche en que bebieron un poco de vino... -Raito lo observaba con detenimiento, esperando ver la reacción de John.

John simplemente sonrió.

-Estaba borracho -dijo, como si esa explicación fuese suficiente para acallar cualquier duda, pero la sonrisa en su rostro decía otra cosa.

Mientras seguían caminando, John se detuvo repentinamente al ver a un hombre sospechoso a lo lejos. Un criminal que parecía estar planeando algo. Raito lo miró expectante.

-¿Vas a encargarte de él? -preguntó Raito, ya anticipando la respuesta.

Pero John no hizo nada. Simplemente lo observaba, como si estuviera esperando que algo más sucediera.

-Solo quiero ver algo -respondió finalmente John, su sonrisa ampliándose de manera siniestra.

Raito lo observó detenidamente. John estaba cambiando, y el cambio era algo que él, como observador, encontraba fascinante. Algo oscuro estaba despertando en John, algo mucho más peligroso que antes.

-Esto va a ser muy interesante... -murmuró Raito con una risa baja, mientras John seguía observando al criminal, la sombra de una nueva ambición reflejada en sus ojos.

Continuará...

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