Stephanie había pasado otra noche en la casa de John. La calidez del hogar, combinada con el sutil sonido de la lluvia, había hecho que el ambiente fuera propicio para reflexionar sobre todo lo que había sucedido.
En la casa de John
John despertó desorientado, con el cabello alborotado y los ojos medio cerrados.
-¿Ah? ¿Qué pasó? -murmuró, tratando de sacudirse el sueño de encima.
-Buenos días -saludó Raito desde lo alto del techo, con su habitual serenidad.
-Buen día -respondió Stephanie, con una sonrisa suave en los labios.
John giró la cabeza, notando por primera vez la presencia de Stephanie.
-Oh, Stephanie... Buen día.
-¿Dormiste bien? -preguntó ella, con una voz dulce que escondía algo de preocupación.
-Un poco... ¿y tú? -John se frotó los ojos, todavía lidiando con los efectos del sueño.
-Sí, dormí bien. ¿Y si vamos a caminar? -propuso Stephanie, intentando aliviar la tensión que sentía en su interior.
John asintió con la cabeza, levantándose lentamente del sofá.
-Bueno, vamos -dijo, mientras buscaba su abrigo y se preparaba para salir.
En la calle, sentados en una banca
La mañana era fresca y tranquila, pero John no podía ignorar la inquietud en los ojos de Stephanie. Se acomodó en la banca y la observó con atención.
-¿Pasa algo? -preguntó finalmente, rompiendo el silencio.
-¿Por qué lo dices? -Stephanie evitó su mirada, jugueteando con un mechón de su cabello.
-Te veo algo distraída -insistió John.
Stephanie suspiró, sabiendo que no podía ocultar lo que sentía.
-Es solo que... lo que te dije anoche, no se lo he contado a nadie más.
John la miró, entendiendo la magnitud de su confesión.
-Yo tampoco le he dicho a nadie cuál fue el primer nombre que escribí en la libreta -admitió, compartiendo su propio secreto-. Y, ¿qué fue eso de que te volviste fiscal por las razones equivocadas?
Stephanie bajó la mirada, sus pensamientos volviendo a los recuerdos de su padre.
-Bueno, al principio sí quería ser fiscal... para que mi padre se sintiera orgulloso. Pero luego me di cuenta de que él solo quería que lo fuera para que yo pudiera enviar a un criminal a la cárcel.
-¿Por qué? -John la miró con curiosidad, intentando comprender.
-Porque él no pudo hacerlo... -Stephanie dijo en un susurro, casi como si hablara consigo misma.
John, sintiendo la pesadez del momento, intentó cambiar el tema.
-¿Y tú por qué te volviste psicólogo? -preguntó ella con una sonrisa, intentando aliviar la tensión.
-Creo que siempre quise ser psicólogo, pero... no lo sé. -John se encogió de hombros y luego bostezó-. Perdón, creo que aún tengo sueño.
Stephanie lo miró, un leve sonrojo en sus mejillas.
-Bueno, la verdad es que... deberíamos discutir sobre el plan, ¿no crees? ¿John?
Pero John ya había cerrado los ojos, cayendo suavemente sobre las piernas de Stephanie.
-¡John, estamos en la calle! -dijo, intentando despertarlo sin éxito.
Stephanie respiró hondo, tratando de calmarse. Piensa, actúa normal, no levantes sospechas, se dijo a sí misma. Entonces, con un gesto nervioso, comenzó a acariciar el cabello de John, intentando parecer una pareja común.
Desde arriba de un árbol, Raito observaba la escena con una sonrisa burlona.
-Te está gustando esto, ¿verdad? -rió suavemente.
-¡No lo estoy disfrutando! -respondió Stephanie, su rostro ahora completamente rojo.
En la casa de Ross
El timbre sonó, rompiendo la tranquilidad de la mañana. La hija de Ross corrió hacia la puerta y la abrió con entusiasmo.
-¡Ya voy! -dijo, para luego encontrarse con la figura enmascarada de Near-. ¿Sí? ¿Qué eres?
Desde la cocina, Ross escuchó la voz de su hija.
-¿Quién es, hija?
-Papi, ¿es amigo tuyo? Me asusta con esa máscara.
La esposa de Ross se acercó, mirando a Near con curiosidad.
-¿Quién es, amor? -preguntó-. Aww, cariño, ¿es compañero tuyo?
Ross, sintiendo la tensión en el aire, le dijo a su hija:
-Hija, vuelve a tu habitación, ¿sí?
-Muy bien -respondió la niña, obediente, mientras se alejaba con su madre.
Ross miró a Near y lo invitó a entrar.
-Pasa. -Near entró, sus ojos fríos observando cada detalle de la casa-. ¿Qué quieres, Near? Por favor, quítate esa máscara.
-No me la quitaré -respondió Near con firmeza.
-Entonces, ¿qué quieres? -Ross intentó mantener la calma, pero la presencia de Near lo ponía nervioso.
-He notado que tú y Fitzgerald han estado actuando raro últimamente -dijo Near mientras caminaba por la sala, sus pasos resonando en el silencio.
Ross tragó saliva, sintiendo cómo el sudor comenzaba a formarse en su frente.
-Bueno... yo...
Sin previo aviso, Near se arrodilló y sacó una libreta de debajo de un mueble.
-"Death Note", ¿eh? -Near miró la libreta con una expresión inescrutable.
-¿Qué es eso? -Ross intentó sonar ignorante, pero el miedo era evidente en su voz.
Near comenzó a leer las instrucciones de la libreta, sin levantar la vista.
-Vamos, Ross.
-¿Vamos a qué?
-A la base.
-¿Para qué? -Near le mostró las instrucciones de la libreta, y Ross sintió cómo su corazón se detenía por un momento.
-Si no quieres que esto se convierta en un escándalo, mejor finge que vamos a trabajar. Será mejor para ella -Near sostuvo una foto de la hija de Ross, sus palabras cargadas de amenaza.
Ross se levantó lentamente, intentando mantener la compostura.
-Amor, voy a trabajar -dijo a su esposa, tratando de sonar casual.
-¿En serio? -La sorpresa en su voz era evidente.
-Es importante.
-Bueno... que te vaya bien.
-Adiós, papá -se despidió su hija desde la puerta de su habitación.
-Adiós, hija -Ross respondió con una sonrisa forzada antes de salir de la casa junto a Near, rumbo a la base.
Continuará...
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Death Note New Beginning
FanfictionEn un mundo corrompido por la maldad humana el rey shinigami envidia 7 deaths notes al mundo humano ¿Quienes serán sus portadores? O lo más importante¿Acaso se corromperan por el poder de la libreta? Está historia es un mundo alterno al del manga o...