Capitulo 28

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Después de largas horas de planificación, John, Jude, Andre, Josh, Trevor, Alice y Stephanie finalmente habían ultimado los detalles para llevar a cabo su peligroso plan. Sabían que debían moverse con cuidado si querían eliminar a sus enemigos sin levantar sospechas. La decisión fue unánime: rotarían los equipos para despistar a cualquiera que los siguiera de cerca.

Por la mañana, en la casa de John

El sol apenas se filtraba por las cortinas cuando Stephanie despertó al sentir el calor del cuerpo de John junto al suyo, abrazados en la cama.

-¿Qué pasa? -murmuró, mientras observaba a John todavía dormido. Se inclinó hacia él, besándolo suavemente en la mejilla-. Buenos días, John.

John apenas abrió los ojos, confundido.

-¿Qué hora es? ¿Stephanie?

-Estoy aquí abajo -respondió ella, ya levantada.

-Bien... ¿Dónde está mi camisa?

Justo en ese momento, Raito apareció atravesando el piso con su típica actitud despreocupada.

-Buenos días, John -dijo con una sonrisa traviesa-. ¿Te divertiste anoche?

-Buenos días, Raito. Oye, ¿has visto mi camisa?

-No, no la he visto. Te espero abajo -dijo antes de desaparecer nuevamente.

John, mientras bajaba las escaleras hacia la sala se giró hacia Stephanie y la vio usando su camisa.

-Oye, Stephanie, ¿has visto mi...?

Stephanie lo miró inocentemente.

-¿Pasa algo, John?

-No, no es nada -dijo rápidamente, sonrojándose-. Buenos días -añadió, acercándose para besarla.

-Buenos días -respondió ella con una sonrisa.

John cambió rápidamente de tema, aún avergonzado.

-Creo que tendremos que rotar los equipos para no levantar sospechas.

Stephanie hizo un puchero, triste.

-¿En serio?

John la tranquilizó.

-Espera, espera. Solo rotaremos los equipos. Tú y yo seguiremos juntos, pero hoy trabajaré con Andre. ¿Está bien?

-Está bien -aceptó ella, resignada.

-Vamos -dijo John, subiendo a su cuarto para vestirse.

Horas después, John y Andre conducían en el auto de Andre, recorriendo la ciudad en busca de ideas y oportunidades.

-Entonces, ¿qué haremos? -preguntó Andre.

John, con el rostro algo cansado, respondió mientras se acomodaba en el asiento.

-Estaba pensando en qué haremos con Jude. Para nosotros es fácil, pero para él...

Andre lo miró mientras daba una mordida a su sándwich.

-¿Dormiste bien? -bromeó.

-Sí, sí. Oye, Andre, ¿sabes por qué te pedí que manejaras lo de la libreta?

Andre alzó una ceja, intrigado.

-¿Por qué?

-Bueno, pensé que nos ayudaría. Después de Jude, eres en quien más confío.

Andre se detuvo por un segundo, sorprendido.

-¿En serio? Bueno, gracias, supongo. Oye, por cierto, tienes una mancha roja en el cuello.

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