Corazones entrelazados: Amores y conflictos en la Escuela Kimetsu

Capítulo 3: Secretos y Encuentros Inesperados

El día en la Escuela Kimetsu avanzaba lentamente, pero las emociones dentro de cada estudiante y profesor estaban lejos de ser tranquilas.

Durante el descanso, Tanjiro se encontraba en el patio, disfrutando del aire fresco, cuando Zenitsu apareció a su lado, nervioso como siempre.

—Tanjiro... —dijo Zenitsu, con la mirada fija en el suelo—. ¿Te has dado cuenta de lo... complicada que es esta escuela?

Tanjiro sonrió con amabilidad.

—No lo diría complicada, Zenitsu. Solo creo que todos tenemos nuestras propias luchas. ¿Por qué lo preguntas?

Zenitsu tragó saliva, sin atreverse a mirarlo a los ojos. Estaba ocultando su relación con Nezuko, y el peso de ese secreto comenzaba a ser insoportable. Sabía que eventualmente Tanjiro lo descubriría, y cuando eso sucediera... temía lo peor.

—Nada... olvídalo —dijo finalmente, alejándose de su amigo antes de que la conversación pudiera profundizarse.

Por su parte, Nezuko, que estaba en la biblioteca buscando algunos libros, no podía dejar de pensar en Zenitsu. Aunque su relación era secreta, a veces deseaba poder decirle a Tanjiro lo que sentía. Pero el miedo de perder la confianza de su hermano mayor era demasiado grande. "Algún día", pensó, "algún día él lo entenderá".

Mientras tanto, Inosuke y Aoi se cruzaron en uno de los pasillos del colegio. Como era habitual, Inosuke no perdió la oportunidad de hacer un comentario brusco.

—¡Oye tú! ¿Por qué siempre estás ignorándome? —dijo, con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

Aoi lo miró con calma, pero su tono fue más duro de lo normal.

—¿Por qué habría de prestarte atención? Siempre estás actuando como un niño salvaje.

Inosuke la miró, perplejo. Nadie le hablaba de esa manera, pero había algo en Aoi que lo hacía sentir... diferente. Aunque no lo admitiera, le gustaba que ella fuera la única que lo tratara de esa forma.

—No soy un salvaje —refunfuñó, dándose la vuelta y alejándose de ella—. Algún día te darás cuenta de que soy el mejor.

Aoi, viendo cómo se alejaba, sonrió ligeramente. Sabía que bajo esa apariencia ruda y arrogante, Inosuke era mucho más de lo que mostraba. Pero tampoco pensaba rendirse fácilmente. Si él quería su atención, tendría que ganársela.

Por otro lado, las hermanas Kochou, Shinobu y Kanae, se encontraban en una charla privada en el jardín de la escuela.

—Shinobu, ¿por qué siempre tienes que competir conmigo? —preguntó Kanae, con una expresión seria.

—No estoy compitiendo, Kanae —respondió Shinobu, con su característica sonrisa calmada—. Tanjiro es simplemente... interesante.

—Interesante, claro —respondió Kanae, con una leve burla en su voz—. Pero no lo suficiente como para que tú lo tengas todo, ¿no?

Shinobu miró a su hermana con una chispa de desafío en los ojos.

—Tal vez él elija por sí mismo —dijo, antes de levantarse y dejar a Kanae sola en el jardín.

El conflicto entre las hermanas apenas comenzaba a desarrollarse, y Tanjiro, sin saberlo, se encontraba en medio de una rivalidad que pronto estallaría en algo más.

Mientras tanto, Rengoku, uno de los profesores más populares de la escuela, observaba la interacción de los estudiantes desde una distancia prudente. Su actitud relajada y su sonrisa contagiosa siempre atraían miradas, y Mitsuri, que lo observaba desde una esquina del pasillo, no era la excepción.

—Es tan... encantador —susurró Mitsuri, abrazando sus libros contra su pecho.

Rengoku, sin embargo, estaba demasiado ocupado siendo el centro de atención como para darse cuenta de los sentimientos de Mitsuri. Para él, las mujeres eran una constante, pero no había una que verdaderamente captara su interés. Al menos, no todavía.

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