Capítulo 60: El desenlace final (Parte 3)

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El aire en la Escuela Kimetsu estaba cargado de tensión mientras el día decisivo llegaba. Kanae, consumida por su obsesión, había orquestado el enfrentamiento definitivo entre Tomioka y Tanjiro. Para ella, esto era el clímax de su plan; si lograba que Tomioka desafiara a Tanjiro, todo cambiaría. Su objetivo no solo era separar a Tanjiro de Shinobu, sino también demostrar que podía manipular los corazones de los demás, incluso los más fuertes.

Tomioka, por su parte, había pasado noches en vela, atormentado por la creciente presión interna. Las palabras de Kanae resonaban en su mente, empujándolo hacia el límite de lo que era capaz de soportar. Se convenció de que debía hacer algo radical para demostrarle a Shinobu que él era el hombre que la merecía.

El encuentro estaba destinado a ocurrir. En un rincón aislado de la escuela, en un patio cubierto de árboles, Tomioka y Tanjiro se encontraron cara a cara. El viento agitaba las hojas de los árboles mientras el silencio entre ellos se volvía insoportable. Tomioka, con una mirada llena de determinación y rabia contenida, dio un paso adelante.

"Tomioka..." comenzó Tanjiro, pero su voz fue interrumpida por la furiosa mirada de su amigo.

"Tanjiro, no puedes tener a Shinobu", escupió Tomioka, su voz temblando de emoción contenida. "No después de todo lo que siento por ella. He estado esperando, sufriendo en silencio, mientras tú simplemente te la ganaste sin esfuerzo. ¡No es justo!"

Tanjiro, aunque sorprendido por la agresividad de Tomioka, mantuvo la calma que lo caracterizaba. Entendía el dolor que sentía su amigo, pero sabía que las emociones no se podían forzar, y mucho menos usar como arma.

"No es justo para nadie, Tomioka. Pero no puedes obligar a Shinobu a sentir algo que no siente. Los sentimientos no se ganan a la fuerza", dijo Tanjiro, su voz serena pero firme. "Lo que Shinobu y yo tenemos es real, pero eso no significa que debamos pelear por ello".

Tomioka, con los puños apretados, sintió cómo la ira dentro de él crecía. No podía aceptar esas palabras. Los celos y la frustración lo habían cegado, llevándolo al borde de sus límites emocionales. En un arranque de ira, se lanzó hacia Tanjiro, decidido a enfrentarlo físicamente.

Pero justo cuando el golpe iba a conectar, una voz familiar atravesó el aire.

"¡Tomioka, detente!" Shinobu apareció en escena, su rostro mostrando una mezcla de preocupación y angustia. Su grito resonó con una fuerza que nadie hubiera imaginado en ella. "Esto no resolverá nada, ¡basta!"

El tiempo pareció detenerse. Tomioka, congelado por las palabras de Shinobu, detuvo su ataque. La rabia en su pecho fue reemplazada por una tristeza aplastante al ver la desesperación en los ojos de Shinobu. No podía continuar. No podía lastimar a la persona que más amaba, aunque su corazón estuviera roto.

Shinobu se acercó lentamente a Tomioka, su mirada llena de compasión. "Giyuu... lo siento. Nunca quise que esto te hiriera de esta manera. Eres importante para mí, pero no de la manera que esperas. Mis sentimientos por Tanjiro son claros, y no puedo cambiar lo que siento por ti. Pero siempre serás alguien a quien valoro".

Las palabras de Shinobu eran un consuelo, pero también un clavo final en el corazón de Tomioka. Con un último suspiro, asintió en silencio, dándose cuenta de que no había nada que pudiera hacer para cambiar la situación. Con el corazón roto, se dio la vuelta y se marchó lentamente, sus pasos pesados mientras la sombra de su dolor lo envolvía.

Desde la distancia, Kanae observaba la escena con incredulidad. Su plan había fallado. En su mente, había creado una fantasía en la que Tanjiro sería suyo, pero ahora todo se desmoronaba. Lleno de frustración y lágrimas en los ojos, Kanae sintió cómo la realidad la golpeaba con fuerza. No podía controlar los corazones de los demás, y mucho menos forzar a Tanjiro a amarla. Con una mezcla de rabia e impotencia, abandonó su obsesión, aceptando finalmente que su amor por Tanjiro nunca sería correspondido.

Al final del día, cuando la escuela ya estaba en calma, Shinobu y Tanjiro se encontraron a solas en el mismo jardín donde todo había comenzado. La luna brillaba sobre ellos, reflejando la paz que finalmente habían alcanzado después de tanta incertidumbre.

"Tanjiro..." comenzó Shinobu, su voz suave y llena de emociones. "Gracias por siempre estar a mi lado, incluso cuando las cosas se complicaron".

Tanjiro sonrió, tomando su mano con ternura. "Siempre estaré aquí, Shinobu. Nada podrá separarnos si confiamos el uno en el otro".

En ese momento, ambos se miraron a los ojos y, bajo la luz de la luna, sellaron su amor con un beso. El futuro estaba lleno de esperanza, pero también de desafíos. Sin embargo, sabían que, juntos, podrían superar cualquier obstáculo que se les presentara.

Mientras tanto, en la distancia, Tomioka y Kanae, aunque rotos por dentro, comenzaban su propio proceso de sanación, sabiendo que, aunque el amor no siempre es correspondido, la vida sigue adelante. Y en la Escuela Kimetsu, con las cicatrices emocionales aún sanando, todos los estudiantes comenzaban a mirar hacia el futuro con nuevos propósitos y esperanzas renovadas.

 Y en la Escuela Kimetsu, con las cicatrices emocionales aún sanando, todos los estudiantes comenzaban a mirar hacia el futuro con nuevos propósitos y esperanzas renovadas

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Corazones entrelazados: Amores y conflictos en la Escuela KimetsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora