Capítulo 28: Sombras del Pasado

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El sol comenzaba a esconderse en el horizonte cuando Tanjiro y Nezuko caminaban de vuelta a casa después de otro día en la escuela. El ambiente entre ambos era tranquilo, pero Tanjiro notaba algo diferente en su hermana. Nezuko parecía más pensativa de lo habitual, con una pequeña sonrisa que no llegaba a ocultar del todo una cierta inquietud.

—Nezuko —llamó suavemente Tanjiro, deteniéndose frente a ella—. ¿Está todo bien?

Nezuko levantó la vista y sonrió ampliamente, como si su preocupación desapareciera en ese instante.

—¡Sí, todo bien, nii-san! —respondió con su característico entusiasmo, pero Tanjiro conocía a su hermana demasiado bien como para dejarlo pasar.

—Sabes que puedes contarme lo que sea, ¿verdad? —insistió él, con una mirada comprensiva.

Nezuko se quedó en silencio por unos segundos, mirando al suelo antes de hablar.

—Es solo que... últimamente he estado pensando en Zenitsu. Sé que siempre ha sido muy... entusiasta conmigo, pero me he dado cuenta de que realmente se preocupa por mí —admitió con un leve rubor en las mejillas.

Tanjiro la miró sorprendido. Aunque sabía que Zenitsu tenía sentimientos por Nezuko desde hace mucho tiempo, no esperaba que su hermana empezara a corresponderle tan pronto.

—Si sientes que es lo correcto, entonces deberías seguir tu corazón —dijo Tanjiro, con una sonrisa cálida.

Nezuko asintió, pero la duda seguía presente en su expresión. Algo le decía a Tanjiro que este no sería un camino sencillo para su hermana.

Mientras tanto, en otro lado de la escuela, Shinobu y Kanae estaban juntas en el jardín, disfrutando del final del día. El aroma de las flores rodeaba el ambiente, pero la conversación entre las hermanas estaba cargada de cierta tensión.

—Shinobu, últimamente te he notado más cercana a Tanjiro —comentó Kanae, sin rodeos, mientras miraba una flor de cerezo.

Shinobu, sorprendida por el comentario, intentó mantener la calma.

—¿A qué te refieres? —respondió ella, tratando de sonar despreocupada.

Kanae soltó una pequeña risa, una que indicaba que no caería en esa evasión tan fácilmente.

—Vamos, hermana. Soy tu hermana mayor, puedo notar esas cosas. Además, también yo he sentido algo por él —admitió Kanae, esta vez sin rodeos, mientras su mirada se fijaba en la puesta de sol.

Shinobu la miró con asombro. Sabía que Tanjiro era una persona importante para ambas, pero nunca había imaginado que su hermana también sentía algo más profundo por él. El corazón de Shinobu latía con fuerza, y por primera vez en mucho tiempo, no supo qué decir.

—No es algo que me moleste, Shinobu. Creo que Tanjiro es una persona excepcional, y si alguien lo merece, esa eres tú —añadió Kanae, con una sonrisa sincera, aunque en el fondo había una pequeña sombra de melancolía.

Shinobu cerró los ojos un instante, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. La relación con Tanjiro siempre había sido especial, pero hasta ahora no había comprendido cuánto significaba para ella. Y saber que Kanae también tenía esos sentimientos complicaba las cosas.

En otro lado del campus, Inosuke y Aoi terminaban su turno en el comedor, como era costumbre. Aunque en las últimas semanas, las cosas entre ellos habían comenzado a cambiar de una manera que ambos notaban, pero ninguno quería mencionar.

—Hoy te vi peleando en el gimnasio otra vez —dijo Aoi de repente, mientras limpiaba una mesa.

Inosuke la miró con su habitual ceño fruncido.

—¡Claro que sí! ¡¿Cómo voy a mejorar si no peleo con los más fuertes?! —exclamó con orgullo.

Aoi sonrió levemente, pero luego lo miró de reojo.

—Solo espero que no te metas en problemas... otra vez —añadió, recordando las veces que había tenido que intervenir para evitar que Inosuke se metiera en líos por sus actitudes impulsivas.

Inosuke, sin embargo, notó algo distinto en la forma en que Aoi le hablaba. Tal vez era el tono de preocupación en su voz o la forma en que lo miraba, pero sintió que había algo más entre ellos, algo que aún no se habían atrevido a confrontar.

—No necesito que te preocupes por mí —respondió Inosuke, aunque en el fondo una parte de él comenzaba a valorar la preocupación de Aoi de una manera que no podía explicar.

Aoi lo observó unos segundos antes de responder.

—Lo hago porque quiero, no porque tenga que hacerlo —dijo ella con suavidad, lo que dejó a Inosuke sin palabras.

Era la primera vez que alguien le decía algo así, y aunque su orgullo le impedía admitirlo, sentía algo diferente cuando Aoi estaba cerca. El ambiente entre ellos se llenó de una tensión palpable, una que ninguno de los dos estaba listo para abordar por completo.

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Corazones entrelazados: Amores y conflictos en la Escuela KimetsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora