Corazones entrelazados: Amores y conflictos en la Escuela Kimetsu

Capítulo 33: Confesiones No Dichas

Las semanas pasaban, y la tensión entre los personajes principales seguía aumentando. Kanae y Shinobu evitaban discutir abiertamente sus sentimientos por Tanjiro, pero ambas sabían que estaban caminando hacia un punto de ruptura. Mientras tanto, Tanjiro permanecía ajeno a la tormenta emocional que giraba en torno a él, concentrándose en sus estudios y en ayudar a sus amigos.

Inosuke y Aoi seguían profundizando su relación, aunque ninguno de los dos era consciente del impacto que eso tenía en sus círculos cercanos. En uno de esos momentos cotidianos, Inosuke, en su típico estilo tosco, decidió invitar a Aoi a entrenar con él después de clases. Aoi, sorprendida por la propuesta, aceptó con un toque de timidez.

—Vamos, Aoi, te mostraré cómo se hace un verdadero entrenamiento —gruñó Inosuke con una sonrisa retadora.

Aoi, aunque no lo demostraba abiertamente, sentía cómo su corazón latía más rápido. Cada vez era más difícil ignorar los sentimientos que empezaban a crecer dentro de ella.

Por otro lado, Tengen seguía cumpliendo su rol como confidente. En una conversación casual en la sala de profesores, se encontró con Rengoku, quien se había mostrado más serio y reservado últimamente. A pesar de su carácter alegre y decidido, algo en Rengoku parecía estar cambiando. Tengen, con su usual tacto, no dejó pasar la oportunidad de indagar.

—Rengoku, te he visto pensativo estos días. ¿Pasa algo? —preguntó Tengen mientras se servía una taza de café.

Rengoku, después de un momento de silencio, suspiró profundamente. Aunque su relación con Mitsuri era fuerte, la presión de mantener su profesionalismo como profesor lo estaba afectando.

—Tengen, a veces me pregunto si estoy haciendo lo correcto. Mi relación con Mitsuri... sé que no es lo más adecuado en nuestra situación —confesó Rengoku, frotándose la frente con frustración.

Tengen lo observó por un momento, evaluando sus palabras antes de responder.

—Rengoku, tú y Mitsuri tienen algo genuino. Es difícil, lo sé, pero a veces las decisiones difíciles son las que más valen la pena. Solo asegúrate de que sea lo que ambos quieren y que no se dejen llevar por las opiniones externas —respondió Tengen con un tono más serio del habitual.

Rengoku asintió, agradecido por el consejo. Sabía que Tengen tenía razón, pero también sabía que, tarde o temprano, su relación con Mitsuri saldría a la luz.

Mientras tanto, Nezuko seguía lidiando con el conflicto interno de su relación secreta con Zenitsu. Aunque adoraba a Zenitsu, el miedo a que su hermano Tanjiro descubriera la verdad la mantenía en constante tensión. Zenitsu, siempre preocupado por Nezuko, intentaba aliviar su ansiedad, pero también se sentía cada vez más inseguro sobre cómo enfrentarían el futuro.

En medio de todo, Shinobu, sintiéndose más vulnerable que nunca, decidió enfrentarse a sus sentimientos. Una noche, después de las clases, buscó a Tanjiro. Lo encontró solo en el jardín trasero de la escuela, bajo la luz tenue de las farolas.

—Tanjiro... ¿puedo hablar contigo? —preguntó Shinobu, su voz suave pero cargada de tensión.

Tanjiro la miró con curiosidad, notando de inmediato el nerviosismo en su rostro.

—Claro, Shinobu. ¿Qué sucede? —respondió él, con esa amabilidad que siempre lo caracterizaba.

Shinobu tomó aire, intentando calmar los latidos acelerados de su corazón. Sabía que no podía seguir guardándose lo que sentía, pero tampoco quería lastimar a su hermana. Sin embargo, ese momento no era el adecuado para confesarle todo. Todavía no estaba lista, pero sabía que debía enfrentarse a sus emociones muy pronto.

—Solo quería agradecerte... por todo. Siempre has estado ahí para mí, incluso en mis momentos más difíciles —dijo finalmente, con una sonrisa melancólica.

Tanjiro sonrió en respuesta, sin entender completamente el trasfondo de sus palabras, pero apreciando la sinceridad en su tono.

—Siempre estaré aquí para ti, Shinobu. Somos amigos, después de todo —respondió con calidez.

Shinobu asintió, aunque sus sentimientos por Tanjiro iban más allá de la amistad, y lo sabía.

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