Corazones entrelazados: Amores y conflictos en la Escuela Kimetsu

Capítulo 27: Verdades Ocultas

Las nubes se arremolinaban en el cielo cuando los estudiantes salían de la escuela. Tanjiro, con una expresión pensativa, caminaba junto a Zenitsu y Inosuke, quienes discutían sobre algo trivial, como de costumbre. Sin embargo, Tanjiro no podía concentrarse. Las palabras de Nezuko esa mañana seguían rondando su cabeza.

—"Zenitsu es importante para mí" —le había dicho Nezuko con un rubor que no pudo ocultar, aunque intentó aparentar normalidad.

Tanjiro no entendía del todo lo que Nezuko quería decir con eso. Siempre había pensado que Zenitsu estaba exagerando su afecto por su hermana, pero ahora... las cosas parecían ser diferentes.

—¡Oye, Tanjiro! —gritó Zenitsu, interrumpiendo sus pensamientos—. ¡¿Estás escuchando lo que digo o no?!

—¿Eh? Perdón, estaba distraído —respondió Tanjiro, rascándose la cabeza con una sonrisa apenada.

—Tsk, siempre andas en la luna —murmuró Inosuke—. ¡¿Por qué te preocupas tanto?! ¡Es un desperdicio de energía!

Tanjiro sonrió, pero algo en su interior seguía inquieto. Tenía el presentimiento de que pronto algo cambiaría en la relación entre Nezuko y Zenitsu, y no estaba seguro de si estaba preparado para eso.

Mientras tanto, en los vestuarios del gimnasio, Aoi y Shinobu conversaban mientras se cambiaban después de una intensa clase de entrenamiento. La amistad entre ellas siempre había sido cercana, pero últimamente Aoi notaba algo diferente en Shinobu.

—Te has visto un poco... distraída estos días —comentó Aoi casualmente, mientras se ataba el cabello.

Shinobu soltó una pequeña risa, evitando el contacto visual.

—Solo he estado ocupada con los exámenes y el club de ciencias, nada más —respondió con su tono característicamente tranquilo.

Aoi entrecerró los ojos, como si no creyera del todo la excusa de su amiga.

—¿Seguro que no tiene que ver con Tanjiro? —preguntó de repente, sorprendiendo a Shinobu.

La mariposa de los Kochou la miró por un segundo, pero luego volvió a sonreír.

—Tanjiro es solo un buen compañero. Además, estoy segura de que no soy la única que piensa eso —dijo, dejando en el aire una insinuación que Aoi no pudo evitar notar.

La conversación fue interrumpida cuando Kanae entró en el vestuario con una sonrisa cálida.

—Chicas, ¿están listas? Tenemos una reunión del comité estudiantil en unos minutos —les dijo, mientras tomaba su mochila.

—Vamos enseguida —respondió Aoi, pero notó algo en los ojos de Kanae cuando esta miró a Shinobu. Algo que revelaba una pequeña lucha interna.

Mientras salían del vestuario, Shinobu no podía sacarse de la cabeza lo que Aoi había insinuado. ¿Podría ser que sus propios sentimientos hacia Tanjiro se estuvieran volviendo más evidentes? ¿Y si Kanae también había notado algo?

Por otro lado, en el club de deportes, Mitsuri estaba ayudando a Rengoku a organizar un evento deportivo. La interacción entre ellos siempre había sido cercana, pero esa tarde había una tensión distinta en el aire. Mitsuri, con su eterna energía y optimismo, se esforzaba por mantener la conversación ligera, pero Rengoku parecía distante, concentrado en otros pensamientos.

—¿Estás bien, Rengoku? —preguntó finalmente Mitsuri, con un dejo de preocupación en la voz.

Rengoku la miró con una sonrisa firme, pero sus ojos revelaban algo de cansancio.

—Estoy bien, Mitsuri. Solo he estado pensando en muchas cosas últimamente —respondió él, sin dar más detalles.

Mitsuri se quedó en silencio por un momento. Sabía que Rengoku no solía hablar de sus preocupaciones fácilmente, pero también sentía que algo más estaba pasando.

—Si necesitas hablar, ya sabes que puedes contar conmigo —dijo ella suavemente, tratando de transmitirle apoyo sin presionarlo.

Rengoku asintió, agradecido por sus palabras, pero aún reticente a abrirse completamente. Sin embargo, Mitsuri sabía que era solo cuestión de tiempo antes de que ambos tuvieran que enfrentar lo que sentían el uno por el otro.

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