En un mundo donde los demonios nunca existieron, los estudiantes de la Escuela Kimetsu enfrentan algo aún más complicado que las lecciones diarias: los altibajos del amor. Tanjiro, Shinobu, Nezuko y sus amigos navegarán entre relaciones secretas, tr...
En el capítulo anterior, vimos cómo los sentimientos entre los estudiantes de la Escuela Kimetsu comienzan a intensificarse. Shinobu, en silencio, lucha con la incertidumbre sobre lo que siente por Tanjiro, mientras que Nezuko y Zenitsu siguen ocultando su relación. Las emociones se entrelazan en medio de una tarde lluviosa, con cada personaje enfrentando sus propios dilemas internos sobre el amor, los celos y la amistad.
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Era otro día en la Escuela Kimetsu, pero el ambiente seguía cargado con los mismos sentimientos que el día anterior. Los rumores comenzaban a circular entre los estudiantes, y poco a poco, las tensiones se volvían cada vez más difíciles de ocultar.
Kanae observaba a su hermana menor, Shinobu, desde una distancia prudente. Sabía que algo estaba pasando entre Shinobu y Tanjiro, pero aún no lograba descifrar la verdadera naturaleza de su relación. Kanae, quien siempre había sido protectora con Shinobu, comenzó a sentir una mezcla de curiosidad y preocupación.
Mientras tanto, Tanjiro caminaba por el pasillo, con la mirada perdida en sus pensamientos. Recordaba la conversación con Shinobu del día anterior y no podía dejar de preguntarse si había algo más detrás de sus palabras. Sabía que algo estaba cambiando en su relación con ella, pero no entendía qué era exactamente.
En la cafetería, Inosuke se sentaba con Aoi, quien a diferencia de los demás, parecía tener la capacidad de domar su feroz actitud. Aoi había aprendido a lidiar con el temperamento de Inosuke, y poco a poco, él comenzaba a cambiar su forma de ser cuando estaba con ella.
—¡Tienes que aprender a ser más amable, Inosuke! —le dijo Aoi mientras le entregaba su bandeja de comida—. No puedes seguir gruñendo a todo el mundo.
—¡No gruño! —respondió Inosuke en su típico tono desafiante, aunque en el fondo, Aoi sabía que él valoraba sus palabras.
El día avanzaba, y mientras los estudiantes intentaban continuar con sus rutinas diarias, los sentimientos no correspondidos, los secretos y los celos comenzaban a crear grietas en sus relaciones. Zenitsu continuaba sintiendo la presión de mantener su relación con Nezuko en secreto, mientras que Shinobu no podía dejar de pensar en la posibilidad de que su hermana Kanae también sintiera algo por Tanjiro.
Al final del día, los estudiantes comenzaron a dispersarse. Tanjiro decidió caminar hacia el campo deportivo para despejar su mente, pero al llegar, se encontró con Shinobu.
—¿Qué haces aquí, Tanjiro? —preguntó Shinobu con una sonrisa, aunque su mirada denotaba una leve tristeza.
—Solo necesitaba pensar un poco —dijo Tanjiro, sin mirarla directamente.
Por un momento, el silencio entre ambos fue profundo, cargado de todo lo que no se atrevían a decir en voz alta. Sabían que sus sentimientos estaban evolucionando, pero aún no estaban listos para enfrentarlos.
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