CAPITULO XLIV

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Los enemigos ya no son TAN enemigos

SAHORY

El tiempo pasa rápido, los copos de nieve caen con más fuerza. Todo requiere más trabajo en estas temporadas.

Makenna regresó hace unos días, pero la he notado diferente. No sé si se deba a delirios míos, pero la he notado distante. Cada que va a mi habitación a servirme se va en cuanto termina. Es como si ya no le agradara pasar tiempo conmigo. La he notado decaída, lejana.

Por otro lado, está Hank. La última vez que hablamos también se distanció conmigo. No tanto como Makenna, pero también lo he notado de esa forma.

<<¿Qué está pasando con ellos?>>

No quisiera presionar a ninguno, pero siento que debería hablar con Makenna. Así que la mando a llamar y en poco tiempo aparece en la sala del ala sur donde estoy tomando un té frente a la chimenea.

—Aquí estoy, mi lady. —avisa dedicándome una reverencia al cerrar la puerta tras de sí.

—Toma asiento, por favor. —le indico la silla a mi lado.

Ella vacila por unos instantes hasta que lo hace. Las manos le tiemblan mientras no deja de sobárselas entre sí, y no deja de mirarme de reojo.

—¿Hay algo en que le pueda servir, señora? —pregunta en voz baja. Esta vez observándome con normalidad. Tiene la piel marchita, sin brillo, y unas sombras violáceas se le marcan debajo de los ojos.

—La pregunta es: ¿qué debo hacer yo por ti? —espeto.

—¿Disculpe, madame? —espeta confundida y deja las manos quietas en su regazo.

—No te veo bien. —le digo en un tono preocupante —No has descansado lo suficiente y me preocupa que llegue a enfermar.

—Estoy muy bien, mi lady. —carraspea.

—No es cierto y lo sabes. —contradigo —Dime qué te pasa. ¿Por qué ya no pasas tiempo conmigo? ¿Hice algo mal?

—Por supuesto que no, mi señora. —se remueve con rapidez en la silla.

—¿Entonces? —insisto —¿Qué pasa?

—Es que...

Vacila de nuevo. Sé que algo no anda bien y estoy muy convencida que algo pasó en su casa. Ella regresó diferente.

—Es que, ¿qué? Dime.

—No quiero ser grosera con usted, mi lady, pero no quiero hablar de nada ahora.

Se levanta de la silla. Por instinto hago lo mismo.

—Solo quiero hablar. Quiero saber lo que te pasa. Tú no eres así.

Ella no es así. No veo en ella ese brillo y entusiasmo tan característico que la define. Esta no es Makennita.

—Dime, qué sucede. —vuelvo a decir. Pero algo empieza a sucederle.

De pronto, se agarra el estómago y se retuerce mientras suelta quejidos.

—¿Makenna? —suelto con preocupación.

—No se preocupe, mi lady. No... es nada. —su voz, incluso suena diferente.

Sin darme tiempo de seguir hablando sale corriendo abruptamente de la sala dejándome más que confundida.

¿Qué le pasa?

<<Esto no me está gustando nada>>

***

UN TOQUE DE FELICIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora