—¿Quién lo hizo?
—Fue ella
—Te lo advierto Sahory. —exclama la chica —Esta no es la solución. Si lo hacéis nada será igual. No habéis cambiado nada.
—No me importa el precio que tenga que pagar. —le digo con crudeza —Y no te acerquéis.
—Por favor... —suplica —Esta no es la solución. —repite.
—Sí la es. —espeto entre dientes. Y sin más me lanzo a un abismo...
Nooooooooooo.
Abro los ojos de golpe cubierta de sudor. La luz del día ilumina mi rostro de forma enceguecedora.
La misma pesadilla de siempre. Los mismos fragmentos. ¿Hasta cuándo? Nunca puedo recordarlo por completo. Siempre son escenas indeseables, esas que me aterran...
Yo en un campo de guerra.
Cadáveres por todos lados.
Una luna brillando desde la azulada esfera.
Yo cayendo desde lo alto de un precipicio, y al llegar a las rocas, bum, me despierto asustada. Hay veces que incluso me imagino ensartada en el filo de esas piedras.
Y esa chica...nunca le veo la cara. Allí está siempre, pero su rostro permanece oscuro como una mancha negra. Ni su voz puedo distinguir del todo.
[¿Acaso me he vuelto loca? ¿No se supone que debo tener sueños más normales? ¿ O diferentes?]
Dejo que mis ojos se acostumbren a la luz. Tan pronto me espabilo observo a mi alrededor y no veo a nadie. Me encuentro en una habitación pequeña que se encuentra en mal estado. Puedo ver que la pintura se está cayendo a pedazos y gotas de agua caen del techo formando un charco en el piso en una esquina. Y ni hablar de la cama, es tan dura como una pared, con razón siento la espalda tullida. La ventana está cerrada pero pequeños rayos de sol se cuelan por el umbral.
<<Al menos está luminoso>>
Oigo voces afuera, pero no logro distinguirlas. Mi estómago gruñe por el hambre, siento la boca seca y el cuerpo me duele.
Espera...
Ay no...
No puedo creer esto... ¡No tengo puesta mi ropa!
Bueno, sí tengo. Pero solo estoy vestida con una túnica. ¡Una túnica que me queda gigante! ¡No tengo ropa interior y prácticamente estoy expuesta!
¡¡¿Qué demonios pasó?!!
Rápidamente me cubro con una manta cuando la puerta se abre dejando ver a ese hombre. Tarren.
Ingresa a la deteriorada habitación como si nada mientras yo me muero de la vergüenza. Trae una bandeja de comida en sus manos. Su cabello azabache está húmedo y no tiene puesto el traje sino unos pantalones oscuros con una camiseta negra con las mangas recogidas dejando al descubierto parte de sus brazos.
—Veo que ya has despertado. —es el primero en hablar. —¿Dormiste bien?
Lo miro apenada mientras torpemente trato de cubrir mi cuerpo con la delgada frazada.
—Sí —finalmente respondo.
Deja la bandeja de comida en la fea mesita de noche y se sienta en el borde de la cama.
—¿Te duele algo? —me pregunta en un tono ¿preocupado? Normalmente se ve de mal humor.
—Un poco la espalda. —confieso.
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UN TOQUE DE FELICIDAD
FantasyDescubrid ahora la magia que os brinda el mundo, los misterios que posee y lo dispuesto/a que estáis por descubrirlos todos. Los secretos escondidos en estas páginas son un pase para aventuraros a un mundo lleno de fantasía y un poco de detonación i...