¡Ahora, hablemos de lo que pasó!
—¿Ya terminaste? —me pregunta Priscila cuando llega a la alcoba.
Estoy sentada en el catre y ella se sienta a mi lado.
—Sí, creo que me salió ampollas de lavar tantas botas.
Hace media hora había llegado y estoy exhausta.
—No sé cuánto tiempo más deba soportar esto. —dice mientras se soba los pies al quitarse las botas. Tiene callos. —Estos soldados son muy sangrientos. Me hicieron descargar un carruaje completo de provisiones, ¿lo podéis creer? —suspira con cansancio.
El hecho de verla tan agota me hace sentir culpa.
—Siento mucho haberte metido en esto. —le digo apesadumbrada —Sé que esto no es una buena vida y yo prácticamente te arrastré aquí.
—No te disculpes por algo que no hiciste. Fui yo quien insistió en acompañarte después de todo. —me sonríe un poco —No te iba a dejar sola en esto.
Exhalo con fuerza.
—Solo espero que esto pronto termine. Debo ver la manera de salir de esto sin causar tantos problemas.
Al principio había pensado en exponerse con Tarren, pero después de haberlo visto como lo vi dudo que lo haga. Es obvio que yo aquí no soy bienvenida.
—Suerte con ello. —me dice y yo me levanto.
—Iré a terminar de recoger la madera que queda para la fogata de esta noche. No quiero ganarme un regaño por no terminar con mi trabajo.
—Vale.
—Tú quédate y descansa un poco. En aquella mesa te dejé un poco de vino y comida para que te repongas. —señalo la que está arrinconada a la pared.
—Gracias.
Salgo del cuartel para dirigirme al pequeño claro donde dejé el resto de la madera. Mido el sol con mis manos y según su posición son las cinco de la tarde. Solo es un poco lo que me falta, una por una la apilo en la carretilla y me encamino de nuevo al extremo oeste para amontonarla junto a las demás. Me duelen mucho los dedos, las manos, el cuerpo, la conciencia. Todo. Hasta el... corazón.
Mi mente no deja de reproducir aquella escena de Tarren y esa hechicera. Aquello fue un golpe seco a mis sentidos y me hizo sentir que yo no era nada, que nunca valí nada para él. Todas esas cosas que me decía no fueron más que mentiras. Y yo creo que...
Y me duele admitirlo, pero creo que... mientras me hacía suya, pensaba en ella.
Rememorarlo es igual que pasar una daga afilada por la misma herida varias veces.
Yo fui una tonta por no haberme dado cuenta antes, pero ¡cómo iba a saberlo!
Luego estaba todo lo que había sanado gracias a sus cuidados, todos los traumas que había superado gracias a él. Todo aquello que me hacía sentir...
Todos sus "te amos"
Sus "eres el rayo de luz que vino a iluminar mi vida"
Todo su cariño y afecto no fue real.
Termino por desvanecer esos pensamientos de mi mente obligándome a mantener mi postura.
Vale, ya basta. Haré de cuenta que no vi nada.
Sí
Así lo haré.
Todo el mundo va y viene con cosas cumpliendo con sus deberes. En este momento otros hombres están en el campo de entrenamiento y otros encargándose de la inspección de las armas. Cada quien hace lo que debe de hacer. Nadie está quieto, todo el mundo trabaja como mula.
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UN TOQUE DE FELICIDAD
FantasyDescubrid ahora la magia que os brinda el mundo, los misterios que posee y lo dispuesto/a que estáis por descubrirlos todos. Los secretos escondidos en estas páginas son un pase para aventuraros a un mundo lleno de fantasía y un poco de detonación i...