CAPITULO XXXII

34 3 0
                                    

¿Yo estoy dentro de ella o ella está dentro de mí?

SAHORY

Si hubiese sabido que alguien estaría dispuesto a traerme de la muerte, yo habría luchado con valentía en el campo de batalla aún sin saber cómo. Al menos lo habría intentado.

Estoy en el castillo y el rostro agotado de Tarren me dice mucho. Los dos estamos llenos de sangre y suciedad. Tengo tan pocas fuerzas que no puedo siquiera caminar. Por ello Tarren me carga y rodeo su cuello con mis brazos. Las caras de los sirvientes muestran total alegría cuando me ven y muchos de ellos, en especial Makenna tienen los ojos encharcados.

Llegamos a la alcoba y se sienta en la silla del tocador conmigo en su regazo. Hank empleó su magia para sanarme las heridas y los moretones, pero sigo estando débil. El brujo también se veía agotado y no puedo borrar de mi mente la expresión dolida que puso cuando Logan murió cruelmente. Eso me sigue doliendo.

—Enseguida suben en agua para el baño. —mi esposo me habla y no puedo evitar sentir culpa.

—Tarren, yo... lo siento mucho.

Frunce las cejas confundido sin dejar de acariciar con cuidado mi mejilla.

—¿Por qué te disculpas?

—Esto no debió pasar y yo como una tonta fui directo a ese lugar creyendo que solucionaría el problema que surgió.

Lo miro a punto de llorar.

—Ya todo eso pasó. No te agobies.

—Mucha gente murió y yo... —hago una pausa —No hice nada.

—No fue tu culpa. —insiste él.

—Yo... te tenía una sorpresa. —menciono de pronto —Lo único que deseaba era tu regreso para darte esa sorpresa. —suelto las lágrimas —Solo quería que vieses el palacio remodelado y que te sintieses orgulloso de mí por lo que logré hacer.

Exhala aire despacio mientras me dedica una cálida sonrisa sin despegar los labios.

—Yo ya estaba orgulloso de ti, pequeña. Eres muy dulce.

—Tuve mucho miedo. —admito —Esos hombres eran despiadados. El líder asesinó a Logan. —es ahí donde caigo en cuenta de algo y me surge esa idea. —¿Y si lo traemos de vuelta a él también como a mí? —me incorporo mirándolo fijamente a los ojos con esa ilusión.

El gesto que me brinda es entristecido.

—No se puede. Solo debía hacerse una sola vez. Un solo intento. —dice —Tenía que arriesgarme para traerte a la vida porque el dolor de tu pérdida me estaba matando. —confiesa —Me volvería loco si llegase a perderte ¿sabes? En el momento en que te vi en el suelo... sentí cómo el mundo se me venía abajo. —lo siguiente que dice lo siento como un regaño. —Ni siquiera tenías que estar allí en primer lugar.

—Solo quería saber qué estaba pasado. —le hago saber.

—Lo que no entiendo es cómo llegaron esos bastardos hasta aquí y aquellas brujas. —frunce el ceño, molesto.

—¿Brujas? —pregunto estupefacta y él a su vez me mira confundido.

—¿No sabías que ellas estaban ahí?

Niego con la cabeza.

—Cuando morí solo estaban los soldados invasores. —explico —Uno de ellos logró lanzar una bola de fuego a las puertas y las rompieron. La mayoría lograron entrar y Hank logró crear una barrera para evitar que más de ellos ingresaran. Asesinaron a mucha gente y es lo que sé.

UN TOQUE DE FELICIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora