El Príncipe de las Tinieblas |n.h| au

Capítulo XXIX

Capítulo XXIX: El camino correcto

Entonces, aproveché el momento para tomar aquel pequeño —pero importante— trozo de papel y lo guardé en uno de los bolsillos de mi abrigo. Caminé devuelta hacia el salón y me senté en el sofá.

— No tengo ningún tipo de refresco. —avisó— Pero tengo vino blanco.

— Un vaso de agua está bien. —expliqué.

— De acuerdo. —le escuché decir.

Cuando apareció de nuevo en el salón, lo hizo con una bonita sonrisa en su rostro.

— Su agua. —me tendió un pequeño vaso de cristal.

— Gracias. —le agradecí el gesto.

Noté el sofá hundirse cuando Niall se sentó a mi lado, y después, rápidamente tomó mi rostro en su mano para besarme fugazmente.

— De nada. —sonrió.

Entonces, sonreí de vuelta y bebí un poco de agua.

— ¿Te sientes diferente?

— ¿Eh? —inquirí.

— Por cumplir dieciocho años.

— Ah. —alargué la "a"— En realidad... Creo que nada ha cambiado.

— Bueno, ahora puedes conducir y comprar alcohol. —puntualizó.

— Primero debería aprender a conducir. Lo del alcohol no sería nada nuevo. —bromeé.

— Cierto. —rio suavemente— Espera. —me miró confundido.

— ¿Qué? —reclamé curiosa.

— ¿Has comprado alcohol?

— Una vez, con una prima de Mikayla. Ella tiene veinte años. —aclaré.

— Ya veo... —sus ojos me observaron silenciosamente— Así que eres una pequeña delincuente.

Su comentario me hizo reír.

— Hay muchas cosas que no sabes de mí. —murmuré.

— ¿Debería investigar tus antecedentes? —cuestionó burlón.

— ¿Acaso no los has investigado ya? —le encaré divertida.

— ¿Disculpa? —por un momento creí haberle ofendido, pero entonces, se carcajeó— Eso me ha dolido. —bromeó.

Dejé el vaso de agua sobre la pequeña mesa que se encontraba frente al sofá.

— Sé que no serias capaz de matar a una mosca. —dijo.

— Me ofendes. —imité su tono divertido.

Él volvió a reír.

— Sé que eres una buena persona. —colocó su mano sobre la mía.

— Todos deberíamos ser buenas personas, ¿no crees?

— Claro. Aunque a veces, es más fácil tomar el camino incorrecto.

— ¿Y cuál es el camino que tú has tomado? —pregunté.

— Contigo, el correcto. —se inclinó hacia mí.

Me besó.

— Cierra los ojos. —ordenó con suavidad mientras se separaba de mí.

Cerré los ojos y Niall tomó mi mano con cuidado. Depositó algo sobre la palma de mi mano; parecía una pequeña caja.