Capitolo LXXII
Esto no es querer
Un cálido y abrumador recuerdo volvió a mi mente en el momento en que su mano se encontró con la mía fugazmente; mi agitada respiración sobre su cuello, mientras mis manos se aferraban torpemente a su espalda, tratando de retener aquella electrizante sensación que desprendía su cuerpo junto al mío.
— Permíteme. —pronunció cordial.
Aparté la mano de la manilla tímidamente, entonces él la tomó y abrió la puerta del coche, bajo mi atenta mirada. Entré en el vehículo y me senté con cuidado. Cuando hice ademán de alcanzar el cinturón de seguridad, de nuevo su mano sobre la mía me detuvo.
Otro recuerdo se proyectó en mi mente. Recordé el tacto de las yemas de sus dedos bajo mi ropa interior, ágiles y precisos, haciendo enloquecer el palpitar de mi corazón.
Él se inclinó hacia mí, y entonces, abrochó lentamente el cinturón de seguridad. Su boca se encontraba ridículamente cerca de la mía, quise besarle. Pero la timidez se apoderó de mí, y noté el calor subir a mis mejillas. Aparté la vista, pues su presencia era tan arrebatadora que conseguía atrapar mi aliento en mi garganta con tan solo una simple mirada.
Cuando entró en el vehículo y arrancó el motor, rápidamente encendí la radio y subí el volumen. Él no objetó nada.
El trayecto fue agradable, y por suerte, no hubo demasiado tráfico.
— ¿Seguro que no quieres venir hoy al palacio? —me preguntó de nuevo.
Negué con la cabeza.
— Tengo que ayudar a mamá con el pastel de cumpleaños de Claire. —me encogí de hombros— Van a venir todos sus amigos a jugar.
— De acuerdo. —musitó— Que os lo paséis bien.
Se inclinó hacia mí, con una encantadora sonrisa plasmada en el rostro, y entonces me besó.
— Deberías cubrirte esto. —comentó al separarse de mí.
— ¿Eh? —balbuceé confundida.
Niall me contempló divertido por unos largos segundos, antes de alargar el brazo y tantear mi cuello con los dedos de su tibia mano.
— A menos que quieras que tu madre sepa que...
— Cállate. —le interrumpí avergonzada.
Él se carcajeó suavemente.
— No gracias. —dije sonrojada como un tomate, y abrí la puerta del coche— Ya te llamaré.
— ¿Ya me llamarás? ¿Cómo en las películas? —bromeó.
Reí.
— Eres tonto. —salí del vehículo— Gracias por todo.
— Esperaré su llamada, señorita van den Bogaerde.
Sonreí.
— Adiós. —me despedí todavía sonrojada.
Justo en el momento en el que alargué la mano para introducir las llaves en el cerrojo de la puerta, esta se abrió, dejando ver el rostro —cansado— de Louis.
— Hola. —me atrevía saludar.
Él me ignoró descaradamente; pasó por mi lado mientras se colocaba la capucha de su gruesa chaqueta y se fue. Así de simple.
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El Príncipe de las Tinieblas |n.h| au
FanfictionSobrevivir en este mundo es un negocio sangriento. Los secretos unen a la familia, pero esta dejó de serlo hace mucho tiempo. Las mentiras del pasado acaban saliendo a la luz, y con ellas, la peor cara de las personas. #2 en MISTERIO (Mayo 2018)...