Capitolo XXIX

4.1K 336 169
                                    


Capitolo XXIX: Marco Alessandro Bellini

***


Se separó de mí y se pasó la mano por el pelo un tanto incómodo.

- Joder... -maldijo por lo bajo- ¡Marco, deja ir a la pelirroja! -se giró en dirección a la puerta.

Trotó hacia el pasillo, bajo mi atenta mirada, y desapareció de mi vista. Me sequé las lágrimas con el cuello de la camiseta y lo seguí en silencio.

- ¡¿Qué mierda está pasando aquí?! -vociferó él.

Caminé tras él, con el corazón en la garganta.

Sabía que algo no iba bien, y así sucedió.

Las finas y pálidas manos de Harry estrechaban con fuerza alrededor del cuello del castaño. Pronto el cuerpo de Niall se encontró entre ambos y los separó con brusquedad.

- ¡Basta! -gritó.

Confundida, busqué a mi mejor amiga con la mirada y le reclamé una explicación. El miedo y la incertidumbre danzaban entre los verdosos destellos que decoraban sus brillantes ojos hazel. Negó sutilmente con la cabeza y volvió la vista al frente.

- ¿Qué coño os pasa? -Niall los miró de forma inquisidora.

Los ojos de Harry, repletos de rabia, parecía arder sobre los de Bellini. Este último lo contemplaba de manera retante, orgulloso y asqueado, como si en cualquier momento pudiera abalanzarse sobre él y golpear su rostro sin reparo alguno.

- Deberías empezar a replantearte tus amistades. -escupió Harry.

El rubio frunció el ceño.

- Tu querido amigo Marco no sabe tratar con tus invitados. -continuó.

- ¿Acaso ella es una invitada? -Marco dio un paso al frente.

- ¿Quién eres tú para decidir "si es o no" una invitada? -contestó el ojiverde.

- Soy Marco Alessandro Bellini. -sonrió altivo.

- Quizás bajo el techo de este palacio tienes la protección de Niall, pero fuera -acortó la distancia que los separaba- no eres más que un vampiro que se lucra de un estúpido título nobiliario y de las leyes de un gobierno corrupto. -sentenció Harry con frialdad.

Los translúcidos ojos de Marco se tiñeron rápidamente de un azul tan oscuro como la profundidad del mar, y tan aterrador como la mismísima muerte. Noté cómo Mikayla se colocaba a mi lado y enredaba su mano con la mía, la observé de reojo, su cuerpo yacía tenso.

- ¿Qué ha pasado? -le susurré.

- Él... -vaciló- Marco es un imbécil. -respondió en un hilo de voz.

- Edward, amigo -Bellini sonrió de lado, al instante sentí mi piel erizarse- No tientes a la suerte.

- ¿Debo sentirme amenazado? -inquirió el rizado.

- Solo digo, que deberías cuidar tus palabras. -farfulló él, y pasó por su lado sin ni siquiera esperar una respuesta.

Vi como Harry apretaba la mandíbula ligeramente y dirigía sus ojos hacía el rubio.

- ¿No vas a decir nada? -le recriminó indignado.

Observé al ojiazul de reojo.

Nada.

El Príncipe de las Tinieblas |n.h| auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora