Capitolo XLV : Amarte sin remordimientos.
***
Abrí la puerta, seguido de Trasto, el cual había correteado animado entre mis piernas desde que entré en el palacio hasta que me detuve frente mi despacho. Entré en la sala, a la vez que contestaba un par de mensajes de texto en mi teléfono móvil, sin prestar mucha atención a mi alrededor, y caminé hacia el escritorio. Pronto, algo captó mi atención; un sobre. Lo tomé, curioso, no recordaba haber dejado aquello entre mis papeles.
¿Acaso... alguien había entrado en mi despacho sin mi consentimiento?
Lo abrí, y después, hundí la mano en el interior y tomé lo que parecía ser un papel grueso, parecido al de una fotografía.
Lo era. Apreté la mandíbula y fruncí el ceño.
- Maldito Irwin. –farfullé.
Volví a rebuscar en el interior, había más.
Él abrazándola, y ella sonriendo.
Ella entrando en su casa, y él cerrando la puerta después.
Estaba furioso, cabreado, molesto, un sinfín de adjetivos. Quería estrangularlo, y quería gritarle a ella.
¿Qué demonios había sucedido en aquella casa?
Revisé todas aquellas fotografías, en un par de ellas aparecía también Julius, junto a su coche.
Como no.
En otras, concretamente las últimas, mi hermano sujetaba a Lucy entre sus brazos.
Cuando guardé todas las fotografías dentro del sobre, divisé algo más; una pequeña nota.
"Alguien más está jugando con tu comida. "
Ardía, lo podía sentir hasta en las uñas de mis pies, la rabia me invadió como un rayo de luz. La sentí como jamás la había sentido antes; era una mezcla de celos y enojo.
Nadie juega con mi comida.
Furioso, abandoné el despacho, cerrando la puerta sonoramente, y me encaminé al exterior del palacio. Me metí de cabeza en el coche y arranqué el motor, no sin antes avisar a gritos al personal acerca de mi marcha.
- ¡Abrid las puertas! –gruñí.
Conduje durante más de una hora, maldiciendo a cada minuto el tráfico de la gran ciudad y a Irwin. Después de lo que me pareció una jodida eternidad, al fin llegué a Thornfield. Estacioné el vehículo de mala manera y caminé decidido hasta la entrada de la mansión. Troté escaleras arriba, y cuando hundí la mano en el bolsillo de mi pantalón, me di cuenta que había olvidado las llaves en el palacio.
Mierda.
Aporreé la puerta varias veces, al instante se abrió, revelando el pálido rostro de una de las criadas.
- Aparta. –ordené.
La chica se hizo a un lado rápidamente, permitiéndome el paso al lugar. Me moví por la casa, dando grandes y sonoras zancadas, y entonces, la encontré.
- ¿Qué crees que estás haciendo? –inquirí molesto.
Ella alzó la vista confundida.
- ¿De qué hablas? -frunció el ceño.

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El Príncipe de las Tinieblas |n.h| au
FanfictionSobrevivir en este mundo es un negocio sangriento. Los secretos unen a la familia, pero esta dejó de serlo hace mucho tiempo. Las mentiras del pasado acaban saliendo a la luz, y con ellas, la peor cara de las personas. #2 en MISTERIO (Mayo 2018)...