Capitolo XXII

6.2K 400 325
                                    

Capitolo XXII: J.H

***

Coloqué la última prenda de ropa dentro de la enorme maleta de viaje, la observé por unos segundos, quizás no iba a necesitar tantas cosas. La cerré con cuidado, un recuerdo del día en que llegué a palacio se proyectó en mi mente, fue un mísero instante, una fracción de segundo, pero fue suficiente para arrancarme un suspiro de los labios. Arrastré la maleta hasta un rincón de la habitación y me encaminé hacia la ventana, mi frente hizo contacto con el gélido cristal, observé a mi alrededor, la situación permanecía igual; había personal de seguridad por todas las esquinas del lugar.

- ¿Estás lista? -escuché una voz a mis espaldas

Me separé de la ventana y lo encaré.

- Sí. -contesté.

Lo contemplé fugazmente, una camisa color borgoña y una americana oscura cubrían su torso, su cabello castaño yacía peinado en un perfecto tupé, lucía impecable.

- ¿Y tu maleta? -alzó una ceja.

- Allí. -señalé un rincón apartado.

Marco caminó en la misma dirección e hizo ademán de levantar la pesada maleta, "No es necesario, puedo con ella", lo interrumpí. El ojiazul ignoró mi comentario y siguió con su propósito.

- Las señoritas no arrastran maletas. -dijo- Vamos. -indicó la puerta con un sutil gesto de cabeza.

Lo seguí, en silencio, manteniendo una distancia prudente.

- ¿Qué te pasa? -inquirió, sus ojos seguían puestos en el camino- No muerdo. -murmuró.

Estúpido, pensé.

- Nada. -me limité  a responder.

- ¿Estás bien? -me observó de reojo.

- Sí, claro. -carraspeé.

- Oye, conmigo no hace falta que te hagas la fuerte. -musitó- Sé todo lo que pasó ayer.

- Pues supongo que no hace falta decir nada más. -entoné un tanto seca.

- ¿Estás en tus días, o qué? -escupió.

Idiota.

Me mantuve en silencio.

- Es broma. -me codeó- Lo hubiera sabido. -comentó burlón.

Justo antes de que pudiera responder a su estúpida objeción, un carraspeo a nuestras espaldas me interrumpió. Me di la vuelta, y lo vi. 

- Qué oportuno. -farfulló Marco.

- ¿Puedes acompañarme un momento a mi despacho? -me miró.

Asentí con la cabeza, y me encaminé hacia él, no sin antes lanzarle una última mirada al castaño.

- No te demores mucho Horan, tenemos prisa. -habló Marco con un tono ciertamente arrogante.

- Tranquilo, sólo serán un par de minutos. -contestó de la misma forma.

¿Qué demonios sucedía entre ellos dos?

- Te esperaré en la entrada principal. -se despidió el castaño de ojos aguamarina.

Nos dirigimos al lugar en concreto, no intercambiamos palabra alguna hasta llegar allí, no obstante, me permití observarlo por unos segundos. 

Se le veía diferente, aquella postura tan ególatra que lo caracterizaba se había esfumado junto al frío de su mirada.

El Príncipe de las Tinieblas |n.h| auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora