Capitolo XXXV: Il profumo dolce della pelle sua
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Después de varias visitas médicas durante tres largas semanas, por fin pude deshacerme de la molesta escayola que decoraba mi pierna y la mantenía en una posición óptima para su recuperación. Las radiografías mostraban una casi perfecta reconstrucción de los huesos previamente rotos, y según los médicos, había tenido mucha suerte: de hecho, no sufriría ningún tipo de secuela física. De todas formas, todavía me sentía un poco dolorida.
Las cosas con Niall permanecían igual, él parecía no haber cambiado de opinión respecto a mi situación, vivía recluida entre los fríos y grandes muros del palacio, sin poder contactar con el exterior, y sin poder ver a mis seres queridos. Acudía a todos los eventos, de su mano, fingiendo una estúpida sonrisa y conteniendo las ganas de echarme a llorar y gritar. Él me exhibía cual trofeo, con aquel cinismo e hipocresía que tanto odiaba tintado en sus palabras, haciéndome sentir irrelevante e insignificante. Todo era una gran farsa, Niall y yo ni siquiera nos dirigíamos la palabra en la privacidad del palacio, tan sólo se dignaba a conversar conmigo frente a los demás. Y es que, yo me había rendido ante su comportamiento, no me rehusaba a él, no lo cuestionaba... Quizás pensaba que así, él se cansaría de mí, que siendo arisca y transparente podría aborrecerlo, podría... ganar de vuelta mi libertad.
Observé mi reflejo en el nítido espejo por última vez, debía lucir perfecta, fríamente perfecta. Escuché la voz de una de las criadas, respiré hondo y forcé una sonrisa, tomé mis pertenencias, y salí del cuarto de baño.
- Su Majestad la está esperando. -avisó.
Asentí sutilmente y me encaminé hacia el exterior de la habitación. Cuando me encontré en la entrada principal del palacio, pude distinguir un coche oficial, de vidrios tintados y brillante carrocería. Bajé las escaleras, con cuidado de no tropezar con la falda de mi vestido, seguida de un par de mayordomos, y pronto noté una gélida brisa golpear mi rostro. Rápidamente, uno de los mayordomos abrió la puerta trasera del vehículo e indicó que entrara con un cordial gesto de cabeza, al hacerlo, mis ojos se encontraron con la figura de Niall. Este, yacía distraído tecleando en su teléfono móvil, vestía formal, un traje oscuro y elegante. Tomé asiento sin decir nada, y entonces, noté su mirada sobre mí. Me limité a ignorarlo, mis ojos se clavaron en mis manos entrelazadas, me sentí un tanto nerviosa, tomé un pedazo de tela entre mis pequeños dedos y comencé a juguetear con él.
- Estás preciosa. -dijo.
Me detuve en seco, un tanto sorprendida, pero permanecí en silencio.
Entonces, noté su mano sobre la piel descubierta de mi hombro, las yemas de sus dedos descendieron lentamente por la extensión de mi brazo, y al instante, me tensé. Contuve la respiración por unos segundos, rogando a Dios que apartara la mano de Niall, y giré el rostro hacia la ventana.
Para mi asombro, lo hizo.
Apoyé la frente en el frío cristal de la ventana, cerré los ojos por unos segundos, y suspiré.
- Odio esto. -su voz surcó mis oídos.
Lo miré, sus ojos me observaban con pesadumbre. Sujeté su intrigante mirada durante unos instantes, él no dijo nada, tal vez esperando una respuesta por mi parte. Aparté la vista de él y la clavé en la oscuridad de la ventana.
No iba a ceder.
Sentí de nuevo su mano sobre mí, esta vez en mi pierna, tragué saliva y me mantuve quieta en mi posición.
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El Príncipe de las Tinieblas |n.h| au
FanficSobrevivir en este mundo es un negocio sangriento. Los secretos unen a la familia, pero esta dejó de serlo hace mucho tiempo. Las mentiras del pasado acaban saliendo a la luz, y con ellas, la peor cara de las personas. #2 en MISTERIO (Mayo 2018)...