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La cabeza de Xavier comenzó a doler como si estuvieran rompiendo su cráneo, apretando sus ojos y tapando sus oídos ante el agudo pitido ensordecedor que parecía, también, perforar su cerebro. 

Han peleado valientemente, pero en vano—La voz de Voldemort resonó en su cabeza, y por un momento, creyó que solo él lo escuchaba, pero no tardó en darse cuenta que todos se encontraban de manera similar que él: Retorciéndose en sus posiciones, en medio de la interminable batalla contra los Mortífagos y aliados de Voldemort—. Yo no deseo esto, porque cada gota de sangre mágica derramada es un desperdicio terrible. Por lo tanto, le ordeno a mis fuerzas que se retiren. En su asuencia, encárgense de sus muertos con dignidad—Un silencio perduró en ese momento, y el dolor cesó de un momento a otro. Xavier pudo ver como, poco a poco, iban desapareciendo mortífagos y toda clase de criaturas del lugar—. Harry Potter, ahora te hablo directamente a ti. Esta noche permitiste que tus amigos murieran por ti en vez de encararme tú mismo. No hay deshonra más grande que esa. Encuéntrame en el Bosque Prohibido y confronta tu destino. Si no lo haces, asesinaré hasta el último hombre, mujer y niño que trate ocultarte de mí. Solo tienes una hora. 

El silencio se extendió por todo el castillo en ese momento, escuchándose solo pisadas y repentinos sollozos. 

Los sobrevivientes se reunieron en el Gran Comedor con los cuerpos que lograron rescatar, y el chico Black se sintió un desgraciado al no sentir nada. No sentía nada, se sentía como si estuviera vacío y sin emoción. Como si un dementor hubiese succionado su alma, dejando solo el cascarón en pie; pero sacó ventaja de su falta de reacción, ayudando a Madame Pomfrey a atender a los heridos junto a un grupo de voluntarios. 

Pudo sentir algo dentro de sí cuando se dio cuenta que Sirius seguía allí con vida, sosteniendo una conversación en voz baja junto a Lupin. Los Weasley también se encontraban con ellos, aunque la señora Weasley no dejaba de sollozar en voz baja, a pesar que los gemelos intentaran calmar el llanto de su progenitora. 

Xavier se acercó a ellos, notando que la camisa de Fred se encontraba totalmente desgarrada y cubierta de sangre, envolviendo su brazo izquierdo, o parte de lo que parecía quedar de él. No tardó en quitar el trozo de tela, murmurando un hechizo en voz baja para detener el sangrado. Limpió la herida con otro hechizo, y terminó vendando con un trozo limpio de tela. Aquello serviría por mientras, pero era claro que necesitaría más cuidados en el futuro.

—¡No puedo ni pensar qué sería de mí si algo te hubiese pasado, cariño!—La señora Weasley sollozó, con el rostro rojo y lleno de lágrimas—. ¡Pero no puedo evitar sentirme triste al verte así!

—Ahora puedo decir que nunca crecí realmente—Fred bromeó, aunque era claro que no era momento de bromas, porque Ginny no tardó en golpearle en el brazo derecho con molestia—. ¡No se preocupen, estoy bien! Solo fue un roce de una maldición, no pasó a mayores. Mi brazo ya está bien, Xavier ya realizó una curación decente. 

El chico Black tuvo que soportar ser apretado por la señora Weasley en un brazo, con una sonrisa cordial que parecía más una mueca, acercándose a su hermano mayor apenas pudo escapar de los brazos de la mujer. Sirius golpeó su espalda de manera cariñosa, abrazándole por unos segundos.

—Me alegra que estés bien—Murmuró Sirius—. No volvimos a verte, y era claro que no pude evitar preocuparme por ti. 

—Se cuidar mi trasero, creo—Xavier se encogió de hombros—. Pero también me alegra saber que estás bien tú. 

La mirada de Xavier fue ahora hacia las puertas del Gran Comedor, en donde vio como Hermione, junto a Ron y Harry, ingresaban finalmente allí. El par de chicos no tardó en acercarse rápidamente hacia el tumulto de pelirrojos a un costado, mientras que el chico Black no tardó en acercarse a la chica, encontrándose a medio camino, en medio del lugar. No tardaron en unirse en un abrazo, que no parecía tener intensiones de terminar.

—¿Cómo estás?—La voz de Xavier salió algo grave y rasposa.

—No lo sé, realmente—Respondió la chica—. Snape ha muerto. Voldemort lo asesinó...

Xavier sintió una momentánea presión en su pecho ante las palabras de la castaña, volviendo al vacío que parecía persistir en su interior. Su mente no tardó en volver a la realidad cuando sintió los brazos de Hermione apretarle con más fuerza, oyendo ahora a la chica sollozar entre sus brazos. Las manos del chico acariciaron su espalda, porque sabía que era mejor guardar silencio en ese momento, y dejar que la presión sobre la chica disminuyera poco a poco en medio del llanto. 

Hermione se separó lentamente de él luego de un tiempo, sin saber cuánto tiempo había pasado exactamente, y le regaló una sonrisa sincera cuando sus ojos se encontraron. 

—Gracias, Xavier—Murmuró la castaña, dejando una pequeña caricia en su mano derecha, antes de alejarse completamente. 

El chico vio como Hermione se reunía con Ron nuevamente en la puerta del Gran Comedor, saliendo de allí. Xavier entendió que iban por Potter, porque se percató de su ausencia segundos después. 

El tiempo pasó como un suspiro, como un parpadeo. 

Harry Potter está muerto. Le maté mientras huía, intentando salvarse mientras todos sacrificaban sus vidas por él—La voz de Voldemort retumbó, sin procedencia visible alguna—. Traemos su cuerpo como prueba de que vuestro héroe ha muerto. La batalla está ganada. Han perdido a la mitad de sus combatientes. Mis mortífagos les superan en número, y el Niño-Que-Vivió está acabado. La guerra debe acabar. Cualquiera que continue resistiéndose, hombre, mujer, o niño, será masacrado, al igual que cada miembro de su familia. Salgan del castillo ahora, arrodíllense ante mí, y serán absueltos. Sus padres e hijos, sus hermanos y hermanas vivirán y serán perdonados, y se unirán a mí en un nuevo mundo que construiremos juntos.

El silencio perduró luego de aquel mensaje, hasta que el grito desgarrador de una mujer lo rompió. 

UNDER CONTROL  ━━ hermione grangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora