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Supo que Draco se había encargado de quien había escuchado la conversación que habían tenido en el tren cuando vio a Harry Potter entrar apresurado y cubierto de sangre seca en la cara casi a la mitad de la cena de bienvenida en el Gran Comedor, por lo que Xavier no tardó en darle una mirada cómplice al menor.

Fue una novedad para la mayoría que Snape fuese nombrado profesor de Defensa contra las Artes Oscuras, siendo lo único que se comentaba entre los estudiantes mientras caminaban a sus respectivas salas comunes luego de terminada la cena.

Xavier se separó junto a Lea del grupo para comenzar sus rondas nocturnas, entreteniéndose con la chica al escuchar sus parloteos de las breves vacaciones que había tenido en medio de toda la desgracia.

—Hudson ha dicho que te vio besándote con Granger en el tren—Comentó Rosier, al cabo de un tiempo—. Lo ha comentado con sus amigas y no tardó en estar en boca de todos, lo escuché cuando salíamos del comedor.

—¿Hudson es la Premio Anual de Hufflepuff?—La chica asintió—. Creí que los chismosos eran de Gryffindor...

—¿Has vuelto con ella?—Xavier se tardó en responder, pero asintió con su cabeza—. Eso es... Inesperado, y podría decir que algo imprudente, más sabiendo que Potter es su amigo y está metiendo la nariz en cosas que no le importan.

—Oye, todo estará bien, ¿De acuerdo?—El chico Black suspiró, pasando sus manos por su rostro con cansancio, porque sabía a qué punto quería Lea llegar—. Ella no se enterará, ni nadie. ¿Bien? Solo quiero ser feliz.

Xavier apresuró su paso y terminó la conversación con eso.

Felicidad, ¿Pero a qué costo y por cuánto tiempo?

[...]

Xavier despertó con un dolor insoportable en su espalda al otro día, y sentía que no había descansado ni un poco mientras dormía, por lo que no fue de esperarse que lo único que bebiera en el desayuno fueran dos tazas de café.

Le agradeció al profesor Snape cuando le entregó su horario, viendo que este era un poco más relajado a comparación del curso pasado, pero no se emocionaba mucho por eso al considerar que tendría que rendir los E.X.T.A.S.I.S a fin de curso.

—No luces muy bien, Xavier—El chico alzó la mirada, percatándose que Hermione se había sentado frente a él, sin inmutarse de las miradas mortíferas que los Slytherin le enviaban—. ¿Necesitas que te acompañe por alguna poción a la enfermería?

—Estoy bien, Herms—El chico Black sonrió con sinceridad, extendiendo una de sus manos para tomar una de la chica—. Solo he dormido poco estudiando, no tienes de qué preocuparte.

—Obviamente me preocuparé por ti, Black—La chica arrugó su nariz por unos segundos, sonriendo—. Eres mi chico, y no me gusta verte agotado. Así que no bebas tanto café, te hará mal.

Xavier comió sin rechistar las tostadas que Hermione le había extendido luego de un tiempo, sin evitar que una sonrisa se mantuviese en su rostro ante los simple gestos que la chica hacía por él y que tanto significaban para este.  Cuando ambos terminaron el desayuno, salieron del Gran Comedor tomados de la mano, hasta que tuvieron que separarse minutos después para que cada uno fuera a su clase: Hermione a Runas Antiguas, y el chico, a la clase de Encantamientos. 

El día fue largo, porque los profesores no dudaron en comenzar a dejar deberes por doquier con la excusa de ser el último año para el más joven de los Black, y caída la noche, los deberes tampoco parecían terminar, porque las rondas como prefecto le absorbían bastante tiempo, y ahora, con la misión de ayudar a Draco a concretar las tareas que el Señor Tenebroso le había ordenado, su tiempo era nulo. 

Aflojó un poco su corbata cuando dejó caer su cuerpo en uno de los sofás de la Sala de Menesteres, la cual tenía un aspecto bastante descuidado, llena de basura y cosas sin el más mínimo valor, pero la única cosa que parecía tener valor era el Armario Evanescente que se encontraba frente a él, el cual era inspeccionado por Draco, en silencio. Ese armario estaba conectado con el que habían visto los últimos días de vacaciones en Borgin y Burkes, pero era necesario reparar el que se encontraba en Hogwarts para que ambos funcionaran correctamente. 

El chico Black terminó por encender un cigarillo mientras se levantaba de ese sofá y comenzaba a mirar con atención las baratijas alrededor de ese armario.

—¿Has vuelto con Granger?—Comentó el rubio. Xavier notó que no le miraba cuando le dirigió su mirada.

—¿No es obvio?—Respondió el pelinegro. 

—¿No te aterra pensar que el Señor Tenebroso la asesinará, o más bien, te asesinará a ti por estar con una sangre sucia?—El tono de voz despectivo de Draco le hizo fruncir el ceño, pero terminó soltando un suspiro, porque le menor solo se preocupaba por él después de todo—. ¿Tampoco te asusta que Granger se entere que eres Mortífago?

—Supongo que es más fácil estar muerto en estos tiempos que vivo—Murmuró el pelinegro, aunque negó con su cabeza, terminando su cigarrillo—. Se me ocurrirá alguna excusa para el Señor Tenebroso si es que llega a enterarse. Y sobre Hermione... Supongo que no podré hacer mucho si se entera de ello.

Xavier se acercó a Draco, quien también parecía igual de cansado que él, abrazándole por los hombros luego de haber palmeado su espalda. 

—Pero estarás bien, Draco—Añadió el chico—. No te preocupes por mi, ni te preocupes por ti, porque estaré cuidando siempre tu espalda.

El menor se derrumbó al escuchar sus palabras, y Xavier no creyó que le vería tan mal en ese momento, pero no le dejaría solo, como tampoco dejaría a Lea. 

Xavier Black cuidaría de quienes consideraba su familia, aunque signifique tener que ir en contra de todo lo que parecía ser lo correcto. 


UNDER CONTROL  ━━ hermione grangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora