2.10

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El ambiente de Hogwarts se había vuelto hostil luego de que Harry Potter hubiese sido nombrado como el cuarto campeón del Torneo, y aquello se podía ver a lo largo de cada pasillo del castillo, y en cada zona de encuentro, parecía que no cambiaría en ningún momento.

Los estudiantes Slytherins, junto a los Hufflepuffs, algunos Ravenclaws y Gryffindors, llevaban puestas unas insignias bastante llamativas y luminosas con el lema "Apoya a CEDRIC DIGGORY, ¡El AUTÉNTICO campeón de Hogwarts!", las cuales, al apretarlas, se transformaban a otro luminoso lema: "POTTER APESTA", cargándolas con orgullo. 

Xavier no podía evitar sentirse algo culpable, porque había ayudado de manera inconsciente a la creación de tales insignias luego de que Draco le hubiese pedido ayuda para una "supuesta tarea", y, claro, había caído en la trampa como un iluso. Debía acomodar sus pensamientos y no caer nuevamente en esa clase de cosas.

El chico Black caminó por el pasillo de las mazmorras con tranquilidad, en dirección a la biblioteca luego de haber recogido algunas cosas de su habitación, en la sala común de Slytherin. El lugar estaba algo concurrido, ya que también se encontraba la mazmorra de Snape, donde impartía Pociones. 

—¡Ah, muy divertido! —La conocida voz de Hermione llegó a los oídos de Xavier Black, y logró verla a unos metros de su posición, fuera del salón de Snape. El chico detuvo sus pasos, quedando como expectador—. Derrochan ingenio.

—¿Quieres una, Granger? —Oyó a Draco, y logró ver su cabellera rubia—. Tengo montones, Xavier me ha ayudado a hacerlas. Pero con la condición de que no me toques la mano. Me la acabo de lavar y no quiero que una sangre sucia me la manche, aunque podría decirle a mi querido primo que te la entregue, tiene mucha afinidad por la gente como tú.

Xavier sintió el enojo formarse en su pecho, pero aún así, no se acercó, y esperó que Potter supiera darle su merecido a Draco cuando vio al Gryffindor apuntarle con su varita, pero claro, no todo podía ser bueno.

El hechizo que Harry había lanzado cayó sobre uno de los amigos de Draco, Goyle, y el de Draco, había caído en Hermione.  El profesor Snape había aparecido justo en ese momento, y aunque lo intentara, no logró escuchar la conversación, y solo vio como Hermione salía corriendo de allí, en la dirección donde Xavier se encontraba.

Xavier se cruzó en el camino de la chica, sintiendo como su cuerpo chocaba con el suyo. Sus miradas se encontraron, pero no la soltó cuando quiso apartarse y esconder su rostro, precisamente, sus dientes, los cuales no dejaban de crecer por el hechizo de Draco.

—Vamos, iré contigo a la enfermería—Murmuró el chico, casi en un susurro, comenzando a caminar a su lado—. No objetes. 

Cuando llegaron a la enfermería, la señora Pomfrey no tardó en acudir al rescate de Hermione, deteniendo el crecimiento de sus dientes, realizando el contra-hechizo, de manera que sus dientes comenzaban a reducirse de tamaño, quedando más pequeños de lo normal.

La señora Pomfrey los dejó solos en la enfermería, dejando descansar a Hermione, quien tenía las mejillas sonrosadas y los ojos hinchados por el reciente llanto.

—¿Es cierto que ayudaste a Malfoy con esas burdas insignias?—Habló Hermione, con un hilo de voz. 

Cuando Xavier le miró, se percató que la chica no lo hacía, tomando una de sus manos para llamar su atención. 

—Lo hice—Vio como la chica apretó sus labios, porque no tardó en seguir hablando—, pero no fue a propósito. Me ha engañado, y me ha dicho que era para una tarea de McGonagall. He sido misericordioso y lo he ayudado, aunque me ha salido bastante mal. 

—¿Por qué debería creerte?

Ahora los ojos de Hermione estaban sobre él, y Xavier se limitó a sonreír antes de inclinarse hacia ella, quedando a unos centímetros de sus labios.

—Porque soy tu novio—Respondió el chico—, además, estoy siendo sincero. Draco puede ser bastante ingenuo, y no lo veía capaz de hacer hechizos de ese calibre. 

Hermione soltó una pequeña risa, que provocó que él también riera por inercia, y cuando las risas cesaron, el chico no dudó en robarle un pequeño beso a la chica.

—¡Hey!—Exclamó la castaña, con una sonrisa que no podía ocultar—. ¡No te he dado permiso! Además, ¡Estamos en la enfermería! Puede entrar alguien y vernos, sería vergonzoso...

—Bueno, entonces, podríamos ir a nuestro escondite—Añadió Xavier, sonriendo de lado—. ¿O ya no te gusta que nos besemos en la biblioteca, entre el aroma a libro?

Xavier soltó una carcajada cuando Hermione le golpeó el brazo y le empujó, viendo como se levantaba de la camilla de enfermería, colocándose de pie.

—Vamos a la biblioteca, o me arrepentiré de ir contigo.

El chico se levantó de la silla junto a la camilla, acercándose a Hermione para tomar su mano, caminando fuera de la enfermería.

—Nunca podrías arrepentirte de ir conmigo, Herms—Acotó Xavier, dejando un pequeño beso en el dorso de su mano, entrelazando sus dedos.

—Prefiero omitir mis comentarios, no quiero inflar más tu ego—Murmuró la chica, aunque solo con eso, le otorgó la razón al chico Black. 






UNDER CONTROL  ━━ hermione grangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora