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El techo de la enfermería era lo único que veía desde hace una hora, luego de que Lea y Draco se hubieran ido de allí luego de visitarlo, enterándose que había pasado 18 horas inconsciente y ya era un nuevo día.

Su cuerpo ya no dolía porque Madame Pomfrey le había dado las suficientes pociones anestésicas como para que las recientes cicatrices en su rostro no dolieran, pero sí sentía pequeñas punzadas en su rostro que le provocaba muecas involuntarias y le hacía doler más el rostro, siendo un ciclo interminable.

Unos pasos resonantes le hicieron quitar la mirada del techo, encontrándose con el preocupado rostro de Hermione, quien caminó más rápido hacia el cuando sus miradas se encontraron.

—¿Cómo estás?—Fue lo primero que dijo, tomando su mano con cuidado luego de sentarse en la silla junto a la camilla—. Harry... Harry me ha dicho lo que ha pasado, pero no fue necesario, las noticias corren rápido en Hogwarts. ¿Te duele mucho?

—Hasta ahora es soportable porque me han dado muchas pociones—Murmuró el chico, sonriendo un poco—. Pero el profesor Snape ha dicho que me desmayé del dolor.

Las palabras de Xavier no lograron calmar la preocupación de la chica, quien se levantó de golpe y comenzó a dar vueltas en círculos, despotricando contra un tal "Príncipe Mestizo" y su libro.

—Hermione, Hermione—Xavier se levantó un poco de la camilla, tomando el brazo de la chica para detener sus movimientos—. ¿Quién demonios es el Príncipe Mestizo?

La chica le miró con sorpresa, y Xavier supo que era algo de lo que no debía haber hablado por el gesto que hacía con sus labios en ese momento, apretándolos, y desviando la mirada hasta que volvió a sentarse junto a él.

—Harry encontró un libro de pociones avanzadas de un tal "Príncipe Mestizo" a principios de curso—Confesó la chica—. Es un libro viejo, pero las anotaciones que tiene en su interior son las más importantes, y han llevado a Harry a ser el prodigio de Pociones de Slughorn. De allí a sacado... La maldición que te lanzó.

El chico Black solo se limitó a asentir, y no se sorprendió mucho la verdad. No esperaba que Harry Potter fuera tan inteligente para destacarse en pociones, y menos ser capaz de crear hechizos y maldiciones tan potentes como ella. Alguien más era el cerebro detrás de todos los logros que Potter se había llevado durante ese año escolar. También entendió de mejor manera el afán de Hermione de superarlo, porque ella realmente se esforzaba para ser una estudiante destacada, mientras que Harry se colgaba del conocimiento de alguien más.

—¿Sirius sabe sobre ese libro?—Cuestionó el pelinegro—. Puedo suponer que no ha soltado el libro.

—No, Sirius no sabe—Respondió la castaña, mordiendo su labio inferior con cierta ansiedad—. Intenté hacer que le confesara sobre el libro en vacaciones, pero Harry parece enloquecer cada vez que intento que devuelva o se deshaga de ese libro. Nunca lo soltaba, pero, luego de lo sucedido, lo ha escondido de Snape cuando le solicitó saber de dónde había sacado esa maldición. Puedo suponer que se encuentra en la Sala de Menesteres...

—Espero que nunca pueda encontrarlo de nuevo—Admitió Xavier—. Potter es la clase de persona que se deja llevar por el poder. No está muy lejos de parecerse a Voldemort.

Hermione se quedó en silencio, y cuando el chico la miró, ella apartó sus ojos. La mención de Voldemort no parece demasiado oportuna, porque Black estaba seguro que ella sospechaba de él, sobre lo que realmente era: Si realmente era Mortífago o si solo eran delirios de Harry Potter.

—¿Es cierto que Harry le ha ordenado a Kreacher y a Dobby vigilarnos, a Draco y a mi?—Su tono de voz fue calmado, pero la chica no pareció agradarle el rumbo de la conversación, porque pudo ver sus ojos brillantes, brillantes al borde de las lágrimas que se acumulaban en ellos.

—Yo... Quise decírtelo—Murmuró la chica, casi en voz baja—. Él sospecha. Cree que eres... Un Mortífago. Sirius también lo cree luego de que Harry se lo haya comentado...

Xavier rodó sus ojos y se sintió más enfadado. Era obvio que ya había imaginado esas sospechas, pero todo se convertía en algo real cuando Hermione se lo confesaba frente a frente.

El chico se sentó en la camilla, y alzó la manga izquierda de su camisa, mostrando que la piel de su antebrazo se encontraba limpia, sin ni una marca, ni cicatriz. Nada. Aunque solo era nada a los ojos de Hermione, porque, bajo el encantamiento cosmético que siempre solía utilizar desde que inició el año escolar, se encontraba aquella marca tenebrosa: Una calavera envuelta en una serpiente, en una tinta negra que ardía como el infierno cuando Voldemort llamaba; una marca que le describía como un integrante del círculo íntimo del Señor Tenebroso, y le hacía prácticamente su esclavo.

—Draco tampoco es un Mortífago—Añadió, acomodando la manga de su camisa de nuevo en su lugar, notando que las lágrimas caían silenciosamente por los ojos de la chica—. ¿De qué servirían unos niños, que no tienen nada bueno para mostrar, a Voldemort? Para nada.

Dolía mentirle, pero era lo único que podía hacer en ese momento, porque no tenía la valentía se confesarle la verdad como si fuera un Gryffindor, solo tenía la capacidad de callar y meditar su siguiente paso como el Slytherin que era.

—Lamento haber dudado de ti, Xavier...

Los brazos de la chica rodearon su cuello con delicadeza, y el chico se permitió atraerle más a su cuerpo, acariciando su espalda.

—No tienes porqué disculparte—Murmuró el mencionado—. Solo quédate a mi lado.

UNDER CONTROL  ━━ hermione grangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora