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El otoño pasó en un chasqueo, y el invierno no tardó en golpear con el frío que calaba los huesos y te hacía castañear los dientes. Xavier podría afirmar que era un invierno más frío que el anterior, o eran las condiciones actuales lo que provocaba que se sintiera más helado y sin vida todo a su alrededor.

La Mansión Malfoy no era un lugar favorecedor para mantenerte en calor, y Xavier había preferido vagar en nochebuena lejos de allí y lejos de cualquier mortífago, aunque fuera imposible alejarse de él mismo.

Había comenzado a seguir el rastro de su hermano, Sirius, desde la noche en que una pesadilla no le dejó conciliar el sueño, y sabía que no podría hacerlo hasta que Sirius supiera la verdad de todo.

No podría soportar perder a su hermano, no podría soportar que aquella pesadilla se hiciera realidad, no sin antes hacerle saber porqué había terminado en el bando contrario.

Había comenzado a dejar pistas desde hace semanas, pistas concretas que sabría que encontraría, porque la cacería de mortífagos por parte de la Orden del Fenix nunca había acabado, sino que se había intensificado a pesar de trabajar ocultos de todo mundo, y siendo transmitidas como asesinatos a gente inocente en El Profeta.

El cementerio donde se encontraban todos los Black fallecidos era único. Estaba completamente alejado de algún pueblo, y solo alguien que fuera Black sabría dónde se encontraba, por lo que no fue sorpresa para Xavier ver una figura allí, frente a la tumba de su hermano Regulus, aunque realmente su cuerpo no estuviera allí.

—Creí que no vendrías—La voz de Xavier acompañó el susurro del viento cuando habló al detenerse unos metros de Sirius.

—No lo iba a hacer—Respondió el mayor, con palabras calmas, totalmente contrarias a lo esperado—, pero sabía que, si no venía, quizás nunca más podría verte.

—Creo que ambos pensamos de la misma manera—Una especie de sonrisa de dibujó en el rostro de Xavier, pero fue más parecido a una mueca—. Lamento el lugar escogido, es el único donde sabía que no seríamos rastreados, Bellatrix tiene mejores cosas que hacer que venir a un cementerio, y Narcissa pasa desapercibida para él.

Sirius finalmente se giró a verle, y Xavier se dio cuenta que estaba más delgado, pero no en demasía como la primera vez que lo vio luego de que escapara de Azkaban. Las bolsas bajo sus ojos, con un aspecto violáceo, le hacía ver demacrado, pero era claro que la preocupación el consumía, por él y por Potter.

—Potter está bien—Afirmó Xavier—, dentro de todo, claro. No lo han capturado, ni a Hermione ni a Ron.

—¿Cómo estás tú?—Cuestionó Sirius—. No te ves muy bien...

—Y tu no te quedas atrás—Añadió el chico—, luces igual como primera vez que te conocí, aunque sin estar sucio.

Sirius no dijo nada, y solamente le abrazó. Xavier creyó que era para que dejara de hablar de su aspecto, aunque supo que estaba equivocado cuando el agarre de afianzó y escuchó el primer sollozo de su hermano mayor.

Y, en medio de aquel frío cementerio, Xavier le confesó todas sus razones a su hermano para estar en el bando enemigo. Tontas decisiones, manipulaciones, y un juramento inquebrantable que le pesaba, pero que aceptaba en silencio si eso era necesario para proteger a quienes amaba.

Porque no lo hacía solo por Lea Rosier, quien ya estaba a salvo y lejos de allí, sino que también lo hacía por Hermione y por Sirius, porque eran las únicas personas por las que daría su vida en ese momento.

[...]

Hermione y Harry aparecieron en el centro de aquel pequeño pueblo, el cual ya poseía una gruesa capa de nieve en el suelo. Habían perdido la noción del tiempo durante el periodo que permanecían escondidos, pero, luego de ver las decoraciones del lugar, y oír las voces a la lejanía, supieron que ya era nochebuena.

Una estatua de piedra de alzó frente a los ojos de ambos chicos en su camino. Una mujer con largo cabello y semblante amable, un hombre de anteojos y cabello desordenado, y un bebé entre sus brazos. No fue complicado de entender quienes eran, y les permitió encontrar una vía más rápida hacia el cementerio del lugar.

Caminaron sin causar mayor ruido hacia la iglesia, donde suponían que yacían las tumbas de Lily y James Potter, los padres de Harry. Hermione pensó que estaban allí por eso y no para buscar respuestas del extraño símbolo del libro de Beetle el Bardo, o buscar la espada de Gryffindor en manos de Bathilda Bagshot.

Las inscripciones de las tumbas relucieron bajo el haz de luz saliente de las varitas de ambos, sorprendiéndose por los nombres conocidos e interesantes que encontraban. Habían algunos Abbott, aunque también se destacaban los Dumbledore. Harry supo que era real lo que decía Bagshot en su libro, y realmente toda la familia de Dumbledore vivió en el Valle de Godric.

Se detuvieron frente a las tumbas de los Potter, y Harry no tardó en caer de rodillas frente a ellas, dejando salir las lágrimas acumuladas por años, porque era la primera vez que visitaba a sus padres, sintiéndose tan cerca de ellos, y a la vez tan lejos, sintiendo ese pesar en su pecho y la molestia con ellos por haberlo dejado ahí, vivo y solo. Porque prefería haberse ido con ellos, y no estar allí.

Hermione alzó su varita y dibujó un círculo en el aire, el cual terminó generando una guirnalda de flores blancas sobre las tumbas, indicando que ya era momento de irse.

Una ráfaga de viento provocó que los cabellos de ambos se desordenaran, y un chasqueo extraño se oyó, al mismo tiempo que una figura, cubierta con una gruesa capa negra, apareciera frente a ellos cuando se giraron, dándole la espalda a las tumbas. El par de chicos alzó la varita hacia el encapuchado, pero solo lograron ver como un brazo se extendía hacia ellos, y una mano cubierta con un guante de cuero les extendía un pergamino amarillento.

«En este momento, están siendo vigilados.
No deberían haber acudido aquí mostrando sus verdaderas identidades, cualquiera —Vivo o muerto— los podría reconocer.
Tienen que salir de aquí, ahora.»

Hermione frunció su ceño, y se dio cuenta que el desconocido tenía razón: Estaban mostrando sus verdaderas identidades, y no sabían en qué momento había dejado de funcionar la poción multijugos en ambos.

La nota del desconocido se incendió en medio del aire y se hizo polvo, y ahora solo quedó su mano extendida hacia ellos.

Harry y Hermione compartieron una mirada, y, tomándose las manos entre ellos, tomaron el brazo extendido del desconocido, y desaparecieron de allí en un nuevo chasqueo, provocando una nueva ráfaga de viento que agitó las flores de la tumba.

Aún en el Valle de Godric, oculto entre los arbustos, se oyó un leve siseo reptil, acompañado de duros pasos, muertos de un cuerpo vacío.

UNDER CONTROL  ━━ hermione grangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora