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—¿Qué haces tú aquí?

Xavier soltó una risa desganada ante la pregunta de Harry Potter, cruzándose de brazos antes de responderle.

—Iré por Sirius, ¿Qué más estaría haciendo aquí?—Contestó el chico Black—. Vi lo que soñaste en tu cabeza, no dejaré que ese mal nacido asesine a mi hermano.

Harry miró al Black con desconfianza, pero Ginny Weasley habló en ese momento.

—Xavier es de confiar, Harry—Murmuró la chica—. Se deshizo de la Brigada Inquisitorial,  gracias a él logramos escapar...

El chico hizo una mueca, porque había desmayado a Lea para evitar que fuera con ellos, ya que, si llegaban a descubrirlos,  que era bastante obvio, significaría que su abuela estaría en problemas.

—Bien—Habló al cabo de unos segundos—, puede ir con nosotros.

Xavier ahogó sus deseos de rodar los ojos ante las palabras del chico, porque, de todas formas, no hubiera dejado la vida de su hermano en sus manos.

Siguió al grupo en silencio mientras ellos discutían acerca de los posibles medios de transporte que podrían usar para viajar a Londres, hasta que Luna mencionó a los Thestrals, esos "caballos" visibles para aquellos que han visto la muerte. Entraron al bosque prohibido en busca de aquellos animales, y Xavier no tardó en ver sus esqueléticos y grisáceos cuerpos junto a un riachuelo entre algunos árboles.

—Oye, niña rara—Murmuró Xavier, acercándose a la extraña rubia que ya acariciaba a uno de los animales—. ¿Cómo llegaremos al ministerio en ellos?

—Ellos sabrán dónde vamos—Respondió la chica, sin inmutarse de la forma en que le había llamado el Black menor—. Hagrid dice que son muy buenos encontrando los sitios que buscan quienes los montan. ¡Vamos, suban!

La manada de Thestrals que se encontraba en el bosque era lo suficientemente grande para que cada uno fuera por separado. Fue extraño para Xavier, y algo incómodo, subir en el animal esquelético, pero apenas terminó de acomodarse, sintió que el caballo comenzaba a correr antes de expandir sus alas y alzar en vuelo.

Habían emprendido vuelo al atardecer, y cuando llegaron a Londres, a la ubicación del Ministerio de Magia, el cielo ya estaba completamente oscurecido. Los Thestrals descendieron en picada hacia un callejón entre los edificios de la ciudad, y Xavier agradeció a Merlín en su mente al seguir con vida luego de tan extraño viaje. Logró ver la cabina telefónica en mal estado que disfrazaba la entrada al Ministerio, teniendo que esperar al resto del grupo antes de aproximarse a ella.

Creyó que serían más inteligentes, pero todos ingresaron apretujados dentro de la cabina telefónica. Xavier esperó que se fueran ellos antes de ingresar, con total tranquilidad. Miró el panel numérico de la cabina, presionando en orden: 6 2 4 4 2.

—Bienvenidos al Ministerio de Magia. Por favor declare su nombre y su asunto—Una voz femenina resonó en la cabina.

—Xavier Black—Murmuró el chico, sin pensar mucho en una excusa—. Visita nocturna.

—Gracias—Habló nuevamente la voz femenina—. Visitante, tome la placa de identidad y péguela en la parte delantera de su túnica.

El piso de la cabina crujió un poco y comenzó a descender de manera rápida, llegando hasta la entrada del Ministerio de Magia, donde se podía ver una gran estatua en el centro del aquel vestíbulo, el cual, de manera bastante extraña, parecía desierto, algo que le provocó un mal presentimiento a Xavier.

Siguió a Potter hacia el Departamento de Misterios en silencio, y detrás de todo ese grupo, porque nadie parecía observar el alrededor sin cuestionarse si era una trampa o no.

Pasaron por una extraña habitación llena de peceras con misterioso contenido, para luego ingresar a otra habitación, donde lo único que había allí era un arco con un velo desgastado de un pálido negro, ondeando como si hubiesen corrientes de viento en el lugar, el cual tenía extrañas rocas en el piso. Aunque pareció llamar más la atención de Potter cuando ingresaron a otra habitación, que parecía no tener fin, con grandes estanterías repletas de esferas de vidrio que brillaban como linternas en su posición.

—¡Esta es!—Exclamó Potter, sacando su varita—. Es la fila 97, tengan sus varitas en mano.

Corrieron en conjunto por el largo pasillo, y parecía ser que la fila 97 se encontraba al final de aquella gigantesca habitación, pero cuando llegaron, Xavier sintió que su corazón podría salir disparado de su pecho ante lo fuerte que latía en su lugar.

No había nada, no había nadie más que ellos ahí.

Xavier apretó entre su mano su varita, pero tuvo que relajarse un poco por miedo de romperla. Aún no se podía convencer a sí mismo que había creído en las tonterías que Potter había soñado, era realmente increíble.

—¡Harry! ¡Esta tiene tu nombre!—Exclamó Ron, mirando una de las esferas en el estante de la fila 97.

Todos rodearon a Harry para poder ver la sucia esfera de vidrio brillante con su nombre en el estante, pero cuando la tomó entre sus manos, Xavier sintió un nudo en su garganta cuando una nueva voz surgió entre la oscuridad.

—Muy bien, Potter. Ahora date la vuelta, suave y lentamente, y dame eso a mí.

Cuando Xavier dio media vuelta, pudo ver a Lucius Malfoy apuntando con su varita al grupo, sin siquiera darle una mirada al chico Black, viendo que también, se encontraba respaldado de casi 10 mortífagos.

—Quiero saber dónde está Sirius—Murmuró Harry, provocando la risa de los mortífagos.

—El Señor Oscuro nunca se equivoca—Soltó una voz femenina, y solo bastaron unos segundos para dejar ver a Bellatrix Lestrange—. El pequeño bebé se despertó asustado y creyó que lo que había soñado era real... Dános la profecía, Potter.

Se hizo más que real que el sueño de Harry Potter había sido orquestado por Voldemort para recuperar esa esfera que, parecía ser, una profecía que involucraba a Potter y al Señor Oscuro; dejando al descubierto la mente frágil y manipulable de Potter, y dándose cuanta que Xavier también se había dejado manipular al leer la mente de Harry.

Xavier retrocedió, colocándose junto Hermione cuando Potter siguió intercambiando palabras con Bellatrix, notando como la chica se sobresaltó cuando un hechizo de Lestrange chocó con algunas esferas, las cuales terminaron rompiéndose y liberando una extraña neblina. Supuso que Potter había tenido una idea para escapar cuando le susurró a Ron junto a él, y supo que seguía cuando leyó momentáneamente la mente de Harry.

—¡YA!

El grito de Potter fue seguido por seis voces que gritaron "Reducto", apuntando en diferentes direcciones, impactando con las estanterías, las cuales crujieron y comenzaron a desmoronarse, siendo la señal para correr, y Xavier no tardó en hacerlo, tomando de la mano a Hermione para huir de allí.

UNDER CONTROL  ━━ hermione grangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora