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Un chasquido se escuchó de un momento a otro en esa desolada y oscura calle, y en un pestañeo, una figura masculina se materializó en ese mismo lugar,  provocando maullidos de los gatos callejeros que vagaban alrededor de aquel conjunto habitacional en aquel barrio inglés.

Su mirada viajó por todas las casas idénticas de aquel barrio, apresurando su paso hasta que se detuvo en la número 8, dejando su vista fija en la ventana del segundo piso, donde se podía observar una chica de cabellera castaña caminar de un lado a otro.

Xavier Black había comenzado con esa rutina desde que iniciaron las vacaciones luego del término del año escolar, porque nunca encontró la valentía de dirigirle la palabra a la chica, Hermione Granger, desde la muerte de Albus Dumbledore. Y tampoco la encontraba aún, porque solo se limitaba a verle desde su posición para luego desaparecer de allí sin ser visto, mezclándose con la oscuridad.

Pero hoy sería la última vez que vendría a verle, porque el mes de julio ya estaba terminando, lo que significaba que la cacería por la cabeza de Harry Potter iniciaría dentro de poco, luego de tensos meses.

La varita del chico se agitó en el aire, y luego de murmurar un "Expecto Patronum", una pantera voló en el aire envuelta en una particular luz azulada propia del hechizo en medio de la oscuridad de la noche, corriendo hasta atravesar aquella ventana, siendo lo único necesario para llamar la atención de la chica, sintiendo como sus miradas conectaban en ese momento a pesar de la distancia que les separaba.

Y, en medio de la oscuridad, Xavier Black y Hermione Granger volvieron a verse, frente a frente.

—No creí que serías tan audaz para aparecer aquí considerando que los Aurores te buscan—Murmuró la chica, cruzándose de brazos, con una expresión seria.

—Podría haber pasado desapercibido si Harry Potter no me hubiese delatado—El chico, en cambio, mantuvo una sonrisa en su rostro—. Supongo que su instinto de héroe le ganó, como siempre.

—¿Qué estás haciendo aquí, Xavier?—Cuestionó Hermione, soltando un suspiro—. No deberías haber venido.

—Quería verte—Se limitó a decir el chico Black—. No nos vemos desde la muerte de Dumbledore. Quería cerciorarme de que estuvieras a salvo.

—No puedo creerte, Xavier—Respondió Granger, negando con su cabeza—. No después de darme cuenta que viví engañada durante estos últimos 12 meses.

—Lo suponía—Añadió Xavier, sintiendo su propia sonrisa temblar—. Pero al menos quería escuchar de ti misma en vez de dejarme llevar por mis propios pensamientos. Porque aunque me odies, me aborrezcas, y no quieras estar cerca de mi, yo seguiré amándote.

—Es mejor que te vayas—Hermione ignoró totalmente sus palabras, pero no fue algo que molestara a Xavier.

—Tu también deberías irte de aquí—Murmuró, sosteniendo la muñeca de la chica cuando hizo un ademán para alejarse de él—. Vendrán detrás de ti y de tu familia por la relación que tienes con Potter.

Hermione le miró de forma inexpresiva, pero sus ojos eran como ver un libro abierto, dejando ver hasta sus más profundos miedos en tan solo una mirada.

—Sígueme—Habló al cabo de un extenso silencio.

El chico se limitó a acatar la orden de la Gryffindor, siguiendo sus pasos hasta entrar en la casa de la chica, la que le recibió un un calor hogareño que le provocó un escalofrío y un sentimiento de nostalgia increíble.

—Herms, ¿Por qué has salido tan tarde y antes de la cena?—Una voz femenina se escuchó desde lo que parecía ser la cocina. Xavier no tardó en ver a una mujer salir del lugar, de unos 40 años, con facciones similares a Hermione, sin dudar mucho en pensar que era su madre—. Oh, ¿Quién es este joven?

—Mamá, él es Xavier Black—Hermione les presentó—. Xavier, ella es mi mamá...

—Es un gusto conocerle, Sra. Granger—Xavier sonrió, recordando sus clases se modales que su madre le había impartido de pequeño.

—¡Tu eres Xavier!—La mujer parecía asombrada, secando sus manos en su delantal de cocina antes de acercarse al chico, abrazándole con total libertad—. ¡Hermione nos ha hablado tanto de ti! No me digas señora, me hace sentir vieja. Dime Jean.

Unos pasos provenientes de las escaleras llamaron la atención de los tres presentes, y fue claro que aquel hombre que se había unido a ellos era el padre se Hermione.

—¡Robert! Hermione ha invitado a Xavier—Exclamó la Sra. Granger a su esposo.

—¿Eres Xavier Black?—El hombre estiró una mano hacia el chico, y este no dudó en estrecharla—. Hermione nos ha comentado muchas cosas buenas sobre ti. Nos alegra saber que nuestra hija tenga un novio como tu.

—Y yo me siento afortunado de tener a una chica como Hermione a mi lado—Confesó Xavier, dirigiendo su mirada a la castaña.

Aquella noche, Xavier conoció a los padres de Hermione, y también, aquella noche logró olvidarse completamente de todo el peligro que estaba fuera de esas paredes, de toda la maldad.

Esa noche fue auténtico frente a Hermione, sin evitar que la felicidad de aquel momento escapara por sus poros.

Al terminar la cena, Xavier y Hermione se detuvieron en el porche de la casa de la chica, mirando hacia el estrellado cielo en silencio.

Ninguno estaba preparado para despedirse, ni tampoco parecían querer hacerlo.

El chico Black acunó el rostro de Granger entre sus manos, y acarició con tranquilidad la suave piel de sus mejillas, mirándose fijamente, hasta que fue necesario acortar el espacio entre sus labios, para que cada uno recordara el sabor del otro en un beso

Su último beso.

—Te amo, Hermione—Murmuró Xavier, sintiendo como su visión se nublaba un poco—. Y esta guerra no cambiará ello. Y espero que llegue el día en que pueda volver a confesártelo sin que nuestras vidas peligren por ello.

Xavier se alejó de Hermione, sintiendo el frío a causa de su ausencia de golpe.

Y, dirigiéndole una última mirada, desapareció, sin dejar rastro, en medio de esa noche de Junio.

UNDER CONTROL  ━━ hermione grangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora